A bordo del "About Time" ("Ya era hora"), un barco pesquero con nombre premonitorio, Neil Whitney espera que Londres traiga en sus redes, de las negociaciones de última hora con la Unión Europea, un acuerdo posbrexit favorable a los pescadores británicos.
"Queremos el control de nuestras aguas territoriales, nuestras cuotas de pesca y debemos construir el futuro porque en este momento (...) no tenemos ningún control", dice Whitney, un pescador basado en Newhaven, en el sur de Inglaterra.
"Esperemos que las cosas mejoren", dice mientras su pesquero zarpa hacia las aguas del Canal de la Mancha antes del amanecer.
Una cumbre europea el jueves y el viernes en Bruselas tratará de romper el estancamiento en las negociaciones con Londres en busca de un acuerdo comercial posbrexit que choca, entre otros escollos, con el delicado tema de la pesca.
- "Punto crítico" -
Entre los 27, Francia es el país con la postura más dura en materia de pesca: la semana pasada, sus pescadores advirtieron que se arriesgaban a la quiebra si no podían seguir faenando en las ricas aguas británicas.
La UE defiende que los pescadores de sus países miembros deben conservar el derecho de acceso a los caladeros británicos, como han hecho durante siglos, incluso después del período de transición posterior al Brexit, que finaliza el 31 de diciembre.
El gobierno de Boris Johnson, por su parte, quiere reducir drásticamente este acceso y exige renegociar cada año las cuotas de pesca en sus aguas.
"Las negociaciones con la Unión Europea están llegando a un punto crítico con un gran cisma sobre la pesca", dice Barrie Deas, director general de la Federación Nacional de Organizaciones de Pescadores (NFFO).
Sin un acuerdo comercial posbrexit a finales de año, ya no habría un acceso automático a las aguas territoriales de ambas partes a partir de enero, dice la NFFO.
Pero mientras pide más control sobre las aguas británicas, Whitney admite que está "un poco preocupado" por las posibles restricciones que podrían imponerse para vender en el mercado europeo el pescado capturado en el Reino Unido.
"El mercado belga con el que trabajamos dice que sigue necesitando nuestro pescado, dice intentado tranquilizar.
También Martin Yorwarth, miembro de una familia que lleva dos siglos pescando en la zona, también quiere que el número de barcos europeos que operan en aguas británicas se reduzca "a niveles sostenibles para que las poblaciones de peces puedan recuperarse".
"El gobierno se centra en estas negociaciones", dice a la AFP. "Es el mejor gobierno que hemos tenido en lo que se refiere a la pesca".
- "Un estilo de vida" -
Aunque la pesca pesa menos del 0,1% del Producto Interior Bruto (PIB) británico fue uno de los principales argumentos a favor de Brexit en el referéndum de 2016 sobre la salida de la Unión Europea.
También es un tema políticamente delicado para el gobierno de Johnson, cuyo Partido Conservador se impuso en las ciudades costeras en las elecciones generales de diciembre de 2019.
Al mismo tiempo, una ruptura brutal sin acuerdo podría fortalecer la causa independentistas en la muy proeuropea Escocia, de donde proviene casi la mitad de todo el pescado capturado en el Reino Unido.
"La mayoría pescamos porque amamos nuestro trabajo", dice Whitney, junto a otro marinero que le ayuda a limpiar y empaquetar la pesca del día. "No es tanto un trabajo, es más un estilo de vida", asegura.
Hazel Curtis, directora de relaciones institucionales de Seafish, organización que representa a la industria británica de pescado y mariscos, está de acuerdo: "la importancia de la pesca para el Reino Unido no se mide realmente con indicadores como su contribución al PIB".
Muchos en este sector piensa que "la pesca crea comunidades fuertes", añade, y que "nuestra identidad nacional se define como un país de marinos".
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