Reseña: "Rapera a los 40" es un magnífico debut

Guardar

La precocidad puede ser una maldición si el éxito en la adultez no está a la altura del supuesto potencial. Y estar en una de esas listas de “30 por debajo de 30” es sólo un cruel recordatorio público de lo que (probablemente) debió ser — en especial si se está más cerca de los 40 y sin mucho de lo que presumir.

Esta es la situación de una dramaturga que se encuentra a sí misma en “The Forty-Year-Old Version” (“Rapera a los 40”), un ingenioso y vivaz debut de la guionista, directora, productora y actriz Radha Blank. La cinta le mereció un premio a la dirección en el Festival de Cine de Sundance y el viernes llega a las masas vía Netflix.

Blank interpreta una versión semificticia de sí misma en esta película hermosa y clásicamente neoyorquina rodada en blanco y negro. El premio a la dramaturga de “30 por debajo de 30” descansa en su pequeño apartamento de Harlem, insultándola mientras transita por su vida dando clases de actuación a adolescentes tumultuosos y trabajando en proyectos que sabe que no van a materializarse. Está cada vez más ansiosa y desesperada por dejar su marca, pero la muerte relativamente reciente de su madre la ha paralizado.

La obra en la que trabaja es sobre una pareja de raza negra que vive en un Harlem gentrificado. La compañía local de teatro negro no la montará, por lo que presiona a su agente y amigo Archie (Peter Y. Kim) a buscarle otras opciones. Esto la lleva a una audición con el respetado productor de teatro J. Whitman (Reed Birney), quien tiene el dinero y las conexiones, pero a la vez parece producir sólo “pornografía de pobreza” negra para el público blanco.

Su conflicto en torno a hacer una obra poco auténtica como Whitman espera (más gente blanca, más gentrificación, más estereotipos negros) o usar su voz de otra manera (rapeando sobre su vida) impulsa el filme. El recorrido está lleno de momentos graciosos y vergonzosos, mientras intenta encontrarse a sí misma y su voz. Blank es una protagonista excelente, empática y divertidísima y está rodeada de un elenco estelar que incluye a Kim, Birney y Oswin Benjamin como un productor musical de gran corazón.

En esencia, “The Forty-Year-Old Version” es un comentario irónico sobre quién puede hacer arte y qué voces celebramos, aunque no se requiere de ningún estudio para saber que las mujeres negras son unas de las voces menos representadas en el cine. Esta es exactamente la razón por la cual Blank escogió el título de la cinta. No es un accidente que “The Forty-Year-Old Version” suene como otra película conocida. Su intención fue apropiarse de “The 40-Year-Old-Virgin” (“Virgen a los 40”) de Judd Apatow, a quien le encanta hacer comedias largas sobre un protagonista (usualmente un hombre blanco) que trata de “resolver las cosas”. No pretende ser cruel con Apatow o su filme y las conexiones específicas terminan ahí, pero el género apatowiano es uno que no muchos logran realizar. Blank incluso decidió que la suya sería tan larga como la de él, lo cual quizás fue su único error, pero es un gesto gracioso aun así.

Los artistas que hacen su primera película, obra teatral o álbum después de los 40 no suelen ser recibidos con gran algarabía, como si fuera algo menos impresionante. En cierto modo, es probablemente más difícil. “The Forty-Year-Old Version” presenta argumentos convincentes para una nueva lista: la de “40 por encima de 40”. Lo merecen tanto o más.

“The Forty-Year-Old Version”, un estreno de Netflix, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por “lenguaje soez ubicuo, contenido sexual, algo de drogas y desnudez breve”. Duración: 129 minutos. Tres estrellas y media de cuatro.

___

Lindsey Bahr está en Twitter como www.twitter.com/ldbahr.

Guardar