París, 3 oct (EFE).- El acoso callejero contra las mujeres es una lacra en la sociedad francesa contra la que las asociaciones feministas se han posicionado de forma unánime recalcando que los casos recientes reflejan que se trata de un problema estructural y no puntual.
Las tres agresiones de las últimas semanas en Estrasburgo y Mulhouse, en el este del país, se suman a las 1.800 multas registradas por insultos sexistas desde la adopción de la ley de 2018 que penaliza la violencia sexista callejera en Francia y ponen en evidencia que queda mucho trabajo por hacer.
Para la portavoz de la asociación "Osez le Féminisme!", Ursula Le Menn, no son casos aislados: "Es un comportamiento de una sociedad que mantiene una estructura patriarcal en la que el hombre cree que tiene potestad sobre cómo debe comportarse y vestir una mujer", dice en una entrevista a Efe.
A su juicio, "Francia es el país del derecho, sí, pero del derecho del hombre, no del ser humano", y la mujer es "hipersexualizada continuamente".
¿QUÉ PAPEL TIENEN LOS JÓVENES?
Ynaée Benaben, experta en la lucha feminista, fundó en 2013 "En avant toutes" (A toda máquina), una asociación que trabaja desde hace siete años por la igualdad y el fin de la violencia contra las mujeres.
Benaben trabaja en colegios, institutos y universidades, tanto con los jóvenes como con los adultos a su cargo, y constata que "todavía hay reacciones muy conservadoras ante cualquier tipo de avance".
"Que la vestimenta femenina se cuestione demuestra hasta qué punto el deseo masculino aún es un problema. Parece que la mujer es responsable del deseo irrefrenable del hombre", señala la especialista francesa.
Para Benaben, la clave para seguir avanzando es dotar a las organizaciones de recursos financieros y humanos. En este momento, la movilización está principalmente en manos de iniciativas individuales.
PROYECTOS INDIVIDUALES
Una de esas iniciativas llegó el pasado julio de la mano de Tiphany Hue, una joven de 26 años de Estrasburgo que creó un grupo en Facebook llamado "Testimonios y apoyo contra la violencia de género en la calle".
"La idea inicial era crear un espacio donde las chicas se sintieran seguras para compartir su experiencia", cuenta a EFE.
También se publican alertas sobre acosadores que deambulan por las calles de esa ciudad, se comparten fotos, una descripción de su físico e incluso capturas de "Google Maps" indicando en qué zona se ha visto a esa persona.
La asociación cuenta ya con 4.700 seguidores y 19 voluntarios, hombres y mujeres de entre 20 y 30 años que combinan esta labor con sus estudios y trabajos, y entre otras funciones ofrece asesoramiento jurídico y facilita los números de teléfono donde notificar los abusos.
Según Hue, hay muchos casos que no salen a la luz: "La policía no está suficientemente formada ni sensibilizada. Esto dificulta que las víctimas vayan a denunciar. Psicológicamente, no es fácil", lamenta.
Convencida de que la única solución es educar en el respeto, Hue sigue trabajando para concienciar a la población por un lado y por otro para acompañar a las víctimas fomentando los espacios de conversación y mediante cursos terapéuticos de teatro y fotografía.
LA VESTIMENTA FEMENINA A DEBATE PÚBLICO
En el debate sobre cómo deben vestirse las mujeres se ha visto implicado hasta el Gobierno. El ministro francés de Educación, Jean-Michel Blanquer, aseguró el 21 de septiembre que al colegio hay que ir de forma "republicana".
Esta fue su respuesta a la movilización en redes sociales del pasado 14 de septiembre, cuando jóvenes en toda Francia recurrieron a las faldas, los escotes y el maquillaje para reafirmar su libertad contra los juicios y los actos sexistas en el entorno escolar.
La revista semanal "Marianne" fue más allá y encargó al instituto demoscópico "Ifop" un sondeo sobre la vestimenta femenina en el que los franceses se mostraron contrarios a que las chicas vayan a clase con camisetas cortas (55 %) y "shorts" (56 %).
El Museo de Orsay de París también se ha visto involucrado en la polémica cuando vetó en septiembre la entrada a una mujer por llevar escote y se vio obligado después a pedir perdón ante las críticas recibidas en las redes.
Internet es precisamente uno de los mejores altavoces de esos colectivos. "La vergüenza y el miedo deben cambiar de bando" o "Mi cuerpo no es tripadvisor, puedes guardarte tus comentarios" son algunos de los lemas que se comparten en apoyo a la lucha feminista.
Ana Ayesa