Lima, 30 sep (EFE).- Hace un año, Perú vivió el apogeo de una enconada crisis con la disolución constitucional del Parlamento por el presidente Martín Vizcarra, una grave decisión que buscó sacar al país del brutal enfrentamiento entre los poderes del Estado sin lograr el objetivo de normalizar la vida política.
La medida, anunciada el 30 de septiembre de 2019, recibió meses después el aval del Tribunal Constitucional (TC), lo que reafirmó la decisión junto con el gran respaldo de la ciudadanía, que ha sido el gran soporte de un gobernante que no cuenta con un partido político ni una bancada parlamentaria.
"Tomé una de las decisiones más importantes y trascendentales de mi Gobierno y una de las decisiones más difíciles de mi vida, una decisión que estuvo amparada en la Constitución política y contó con el respaldo de la mayoría de peruanos", remarcó Vizcarra este miércoles en un mensaje desde el Palacio de Gobierno.
EPÍLOGO DE UNA CRISIS
El gobernante recordó que la disolución del Congreso "fue el epílogo de una situación difícil, marcada por ataques y confrontaciones" con un Legislativo que dominaba la bancada del partido Fuerza Popular, que lidera la opositora Keiko Fujimori.
El fujimorismo ya había llevado, en marzo de 2018, a la renuncia a la jefatura del Estado del economista Pedro Pablo Kuczynski, tras lo cual asumió Vizcarra, quien era su vicepresidente, y pronto también inicio una retahíla de choques con la oposición legislativa.
Este miércoles, el mandatario aseguró que ese enfrentamiento "generó un estado de inestabilidad e ingobernabilidad" en su país y, tras remarcar que ninguna nación "puede desarrollarse con crisis", dijo que se necesita "un mínimo de orden para cumplir los objetivos fundamentales del Gobierno".
"La democracia no significa que todos debemos estar de acuerdo en todo, pero sí, independientemente de las orientaciones ideológicas y políticas, deben primar el respeto mutuo y la tolerancia", sostuvo.
ALUSIÓN A OPOSITORES
Durante su presentación, Vizcarra aludió a la dura oposición política que ha enfrentado, principalmente al fujimorismo, al señalar que quienes "promovieron la confrontación no entendieron que la democracia es el respeto".
"Soy un presidente que ha gobernado frente a la adversidad y siempre lo he hecho de la mano del pueblo", aseguró.
Recordó, además, que "algunos han pretendido confundir firmeza con autoritarismo, valentía con dictadura", por lo que rechazó que hayan calificado la disolución del Congreso "como parte de un golpe de Estado"
Para Vizcarra "los hechos han demostrado lo contrario", y así como el Tribunal Constitucional "validó la legalidad" de la medida, "la comunidad internacional no tuvo ninguna duda de ello".
NUEVO CONGRESO OPOSITOR
El mandatario puso de ejemplo que el nuevo Congreso, elegido en diciembre del año pasado, "no es favorable al Ejecutivo" e incluso en agosto pasado "por primera vez en 20 años le negó la confianza a un gabinete reciente formado", que lideraba el jurista Pedro Cateriano, quien tuvo que dejar el cargo.
"Así son las reglas de la democracia y nosotros las respetamos", afirmó antes de decir que "a pesar de todo, las instituciones han funcionado en el país" e incluso enfrentó una nueva crisis política hace dos semanas, cuando el Congreso debatió un pedido para que fuera destituido por un caso menor de presunta corrupción.
Aseguró, en ese sentido, que "el desenlace de la última crisis política ha sido positivo" y que el pedido de destitución "carecía de fundamentos", por lo que ahora ya "se volteó la página de la confrontación y se respetó la gobernabilidad y la democracia".
CRISIS PERSISTENTE
A pesar del optimismo del gobernante, los analistas coinciden en que la falta de un respaldo político partidario impedirá que el enfrentamiento con el Congreso se alivie durante los diez meses que aún le quedan de mandato a Vizcarra, en los que, además, comenzará la campaña para las elecciones presidenciales de abril próximo.
Al respecto, la analista Rosa María Palacios consideró que se deben revisar medidas constitucionales como la disolución del Congreso, la destitución presidencial y el derecho de veto del Legislativo, que en su opinión generan inestabilidad política en el país.
A su turno, el analista José Carlos Requena señaló en el diario La República que la situación en su país "lamentablemente no ha cambiado tanto", ya que desde que el nuevo Legislativo asumió funciones, en marzo pasado, "todos los meses había algún episodio de confrontación".
Mientras que Requena coincidió en que la reforma política debe ser una prioridad en su país, pero sin que se use con fines electorales, el sociólogo Martín Tanaka comentó que el panorama "no luce muy atractivo", a pesar de que el próximo 28 de julio Perú celebrará 200 años de vida independiente.
David Blanco Bonilla