Cuarenta años después de la creación del sindicato Solidaridad que unió a los polacos y les permitió vencer al comunismo, Polonia está hoy en día profundamente dividida y el estado de su democracia suscita preocupación.
La imagen se ha vuelto icónica: el 31 de agosto de 1980, Lech Walesa, con una estilográfica con la imagen del papa polaco Juan Pablo II, firma con los comunistas los acuerdos de Gdansk, un documento que marca oficialmente el nacimiento de Solidaridad, el primer sindicato independiente del bloque comunista.
"Sabía que los comunistas querían engañarme, que intentaban concluir un acuerdo con nosotros pero quedarse en el poder", explica a la AFP este exelectricista de astilleros de Gdansk que fue presidente de Polonia en 1990.
"Yo no quería dejarme engañar, les decía: denme un poco, y pensaba para mí que ya tomaría el resto yo mismo. Y lo conseguí", añade el Premio Nobel de la Paz.
Diez millones de polacos, entre obreros, intelectuales, campesinos, profesores, artistas y estudiantes, se sumaron a este movimiento pacífico sin precedentes en la historia del país.
Paralizado un año más tarde por el estado de sitio impuesto por el general Wojciech Jaruzelski, Solidaridad regresó, debilitado, y ganó las primeras elecciones semilibres, el 4 de junio de 1989, desencadenando la caída del comunismo en todo el bloque.
- Fundamentos de la independencia -
"Agosto de 1980 constituye los fundamentos de la independencia y de la democracia polaca", explica a la AFP Aleksander Hall, historiador, antiguo consejero de Lech Walesa durante las huelgas de Gdansk y ministro del primer gobierno poscomunista.
"El movimiento de Solidaridad era excepcional tanto por su envergadura como por su estrategia pacífica, y tuvo un papel crucial en la destrucción del antiguo sistema", recalca.
Hoy en día, Polonia es miembro de la Unión Europea (UE) y de la OTAN. Su economía, cuyo crecimiento ininterrumpido desde hace tres décadas sólo se ha ralentizado por la pandemia, es la sexta del bloque europeo.
Pero si la transformación económica va viento en popa, la sociedad está más dividida que nunca.
Prueba de ello son los resultados de las últimas elecciones presidenciales. En los comicios de julio, el presidente conservador Andrzej Duda fue reelegido con sólo 51% de los votos, contra el 49% para su rival liberal Rafal Trzaskowski.
La clase media, liberal, más joven, con mayor formación y residente en las grandes ciudades apoyó a Trzaskowski. Los electores más mayores, de las zonas rurales, votaron por Duda.
Las divisiones son tan profundas que llegan a romper las relaciones familiares.
Apoyado por una parte de la sociedad, el proyecto centralizador de los conservadores nacionalistas de Derecho y Justicia (PiS) suscita preocupación entre los sectores liberales del país.
- El Estado de derecho -
Desde que llegó al poder en 2015, el PiS, dirigido por Jaroslaw Kaczynski --un excolaborador de Lech Walesa que se ha convertido en uno de sus peores enemigos-- ha aplicado una serie de controvertidas reformas judiciales, consideradas por la oposición y Bruselas como una amenaza para la independencia judicial y el Estado de derecho.
Para el Pis, no obstante, estas reformas son necesarias para luchar contra la corrupción y los restos de comunismo en el sistema judicial. Para los críticos, en cambio, se trata de una estrategia para ampliar su poder.
Los conservadores estiman que la Polonia de después de 1989 fue creada en base a un compromiso nefasto entre una parte de los liberales de Solidaridad y los comunistas, y que es necesario reorganizar las estructuras del Estado.
El sindicato Solidaridad todavía existe. Aunque se sigue reivindicando heredero del movimiento de 1980, actualmente es un sindicato como los otros, con unos 500.000 miembros, y criticado por estar demasiado cerca del poder.
"Es muy eficaz como sindicato, basta con que presente sus reivindicaciones y obtiene lo que quiere", comenta con ironía Jerzy Borowczak, organizador de las huelgas de Gdansk en 1980, ahora diputado liberal.
"Lo que echo de menos es la atmósfera de la época, estábamos unidos. Hoy es uno contra el otro", se lamenta.
Como muestra de estas divisiones, los dos campos políticos reivindican la herencia de Solidaridad y celebrarán el 40º aniversario de su creación de forma separada. Lech Walesa y la oposición liberal lo festejarán por la mañana, y el presidente Andrzej Duda y el gobierno lo harán por la tarde.
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