Tecnópolis, de casa de la ciencia a alojar pacientes de COVID-19 en Argentina

Guardar
Profesionales sanitarios se preparan para trabajar en El Parque Tecnópolis, el 25 de agosto de 2020 en la provincia de Buenos Aires (Argentina) EFE/Juan Ignacio Roncoroni
Profesionales sanitarios se preparan para trabajar en El Parque Tecnópolis, el 25 de agosto de 2020 en la provincia de Buenos Aires (Argentina) EFE/Juan Ignacio Roncoroni

Buenos Aires, 28 ago (EFE).- El Parque Tecnópolis, ubicado en la provincia de Buenos Aires, nació en 2011 como sede de "la megamuestra de ciencia, tecnología, industria y arte más grande de América Latina", y tras meses de incansable trabajo se ha convertido en un gigantesco centro de aislamiento para pacientes leves de COVID-19.
Los diferentes centros que integran el complejo, que durante años han alojado conciertos y otros eventos como los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018, están ahora equipados con camas, comedores y centros de ocio pensados para albergar a un máximo de 2.000 pacientes.
El lugar, que en total cuenta con 52 hectáreas, está pensado para que acudan las personas que no disponen de un espacio adecuado para aislarse por su cuenta, "porque no tienen un baño que puedan usar ellos solos o no tienen una habitación", a quienes se les ofrece una "atención integral" a cargo de un equipo multidisciplinar integrado por, entre otros, voluntarios de la Cruz Roja.
CUIDADO INTEGRAL, EL PACIENTE Y SU NÚCLEO FAMILIAR
"Se trata por lo general de pacientes con síntomas leves, entre los 18 y 50 años, que reciben una atención integral, tanto médica como social. A veces son personas que tienen algunos problemas económicos, algunos problemas de familia, y la atención en ese sentido es integral, aquí hay médicos, hay enfermeras, hay asistente social, hay psicólogo...", señaló a Efe el secretario de Emergencias y Desastres de la Cruz Roja, Daniel Russo.
El objetivo es que el paciente "pueda estar con la tranquilidad para reponerse y no angustiado porque no sabe qué pasa en su casa", para lo que se realiza un "seguimiento de las condiciones en que se encuentra cada persona y su familia", con medidas como un subsidio de 500 pesos (unos 6,5 dólares) por día que el Gobierno provincial concede a quienes acepten aislarse en centros extrahospitalarios oficiales, y que se paga durante todo el tiempo que la persona permanece aislada.
El ingreso es siempre voluntario y los pacientes llegan derivados por los centros sanitarios de la provincia, tanto del sector público como privado, tras lo que el equipo de la Cruz Roja los acomoda: les asignan una cama y les otorgan "insumos personales, tanto de higiene personal como ropa".
El tiempo de estadía medio es de 10 días, en los que se le toma la temperatura y se monitorea su evolución constantemente, y tras este periodo se les realiza un hisopado que, de ser negativo, permite que puedan retornar a sus casas, mientras que si, por el contrario, su estado empeora, son derivados a un centro hospitalario para su internamiento.
SALUD Y ESPARCIMIENTO
Más allá de barracones, comedores, centros médicos y lavanderías, Tecnópolis cuenta con varios pabellones dedicados al entretenimiento y esparcimiento de los pacientes, quienes tienen una biblioteca, patio exterior, salón de visionado para televisión y películas y otros juegos como tenis de mesa y futbolín, además de las formaciones que ofrece Cruz Roja, como un curso de primeros auxilios con el que entregan un diploma.
Todas estas actividades permiten sobrellevar el día a día de las más de 300 personas que pasaron por el centro en el mes y medio que lleva abierto -actualmente hay unos 60 pacientes-, que en muchos casos llegan con bajas expectativas que pronto se revierten, como es el caso de Mariana Gualco, vecina del municipio bonaerense de San Fernando, que contrajo la enfermedad en el convento en el que trabaja como personal sanitario.
"Mi expectativa era bastante fea, venía con mucha bronca, con mucha angustia, me imaginaba algo que iba a ser todo una multitud de gente, todo horrible, y la verdad que fue todo lo contrario, desde la entrada, el cariño de las chicas, hicieron que yo bajara los decibeles", declaró a Efe.
Gualco habla con sus dos hijos -a los internos les permiten usar su teléfono móvil a su antojo-, de 21 y 26 años, como parte de una rutina diaria repleta de actividad.
"Me despierto muy temprano, espero que las chicas vengan, me hagan los controles, me voy a bañar, desayuno... Tuvimos cursos de Cruz Roja, que dio primeros auxilios y RCP, miramos películas, caminamos, tomamos aire, interactuamos con las chicas, descansamos, leemos...", detalló, y agregó que desde su llegada recibió "mucho cariño", que le sirvió para tranquilizarse, ya que entró "bastante sofocadita".
"Tranquila" es también la palabra con la que define su estancia Pamela Rodríguez tras superar unos primeros días de angustia debido a los síntomas de la enfermedad, como fuertes dolores y subidas de presión, quien afirma que decidió ingresar a Tecnópolis para no exponer a sus hijos.
"Tengo cuatro hijos. Apenas me enteré de mi resultado positivo me asilé en mi habitación, no tuve contacto con el resto de la familia, ahí estuve cuatro días, después vine acá. Me aislé acá por una decisión mía porque ellos son asmáticos severos, son pacientes de riesgo", relató.
De su experiencia destaca que "hay mucha contención: cuando una está triste enseguida hay gente que te da una mano, que te brinda una palabra, y eso es muy importante".
LOS VOLUNTARIOS, ENTRE LA ILUSIÓN Y EL CUIDADO EXTREMO
Cruz Roja se encarga de la atención de este centro gracias a la labor de los voluntarios -cada día trabajan unos 30-, que llegan de todo el país, motivados por la ilusión de ayudar, que deben compaginar con estrictos protocolos de seguridad para protegerse y evitar la propagación del virus, que hasta la fecha fueron exitosos, ya que no se registró ningún contagio.
"Poder ayudar, poder estar acá en esta emergencia sociosanitaria es el sueño del voluntario, aportar con nuestro granito de arena", indicó a Efe Fiona Portaro, voluntaria de la Cruz Roja.
El protocolo de seguridad comienza con la división del centro en tres zonas -verde, amarilla y roja-, según su grado de potencial peligrosidad.
Para entrar a la de mayor riesgo el personal debe portar todo el equipo de protección, que cuenta con un mono con capucha, dos mascarillas, dos pares de guantes, gafas y cobertores para los pies, todo sellado y repasado con cinta adhesiva para evitar cualquier exposición.
Asimismo la estancia en la zona roja está limitada a un máximo de tres horas.
Tecnópolis es también un ejemplo de cooperación entre las autoridades públicas y organizaciones como Cruz Roja, que además de esta labor está desarrollando todo tipo de trabajos para frenar el avance de la pandemia en el país, que incluyen "asistencia alimentaria, provisión de elementos clínicos, agua potable en provincias como Salta y asistencia en los barrios".
Aitor Pereira

Guardar