Lima, 27 ago (EFE).- La pandemia del covid-19 no sólo ha convertido a Perú en el sexto país con más contagios del mundo, sino que, y quizás por ello, ha agudizado la informalidad laboral y económica que antes del virus ya afectaba al 73 % de sus trabajadores y ahora puede estar bordeando el 90 %.
En Perú ha sido complicado, o imposible, mantener a su población trabajando en forma remota para evitar la propagación del coronavirus, pues siete de cada diez personas ya se ganaban la vida en actividades informales, muchas de ellas vendiendo en las calles.
La estricta cuarentena aplicada entre abril y junio dejó 6,7 millones de desempleados, sobre una Población Económicamente Activa de 17,9 millones de personas, de acuerdo con las cifras oficiales.
"El Estado se ha estructurado en función de intereses dominantes, que han mantenido a la gran mayoría de la población en una situación de falta de oportunidad de empleo, que deriva de una falta de oportunidades en educación y en salud", explicó a Efe el economista Jorge Chávez.
Para el también presidente ejecutivo de la consultora Maximixe, el análisis de fondo es que "en Perú no ha habido, por más que luego hemos tenido liberalismo a partir de (el Gobierno de Alberto) Fujimori (1990-2000), capacidad de la mayoría de la población de ejercer una libertad (de empleo) por falta de oportunidades".
"Son casi las dos terceras partes de la población que vive en esas condiciones (de informalidad) y esto genera una vulnerabilidad de la economía en su conjunto", anotó Chávez.
LA PANDEMIA GOLPEA A LOS TRABAJADORES
Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), del total de 32 millones de habitantes en Perú, más de 25 millones son mayores de 14 años que están en edad de trabajar, la mayoría de los cuales (52 %) son mujeres.
La Población Económicamente Activa (PEA) hasta el 2019 ascendía a 17,9 millones de personas, entre las cuales 17,3 millones tenían empleo y más de 600.000 estaban en busca de trabajo, pero tras la pandemia, tan solo 10,2 millones han mantenido sus empleos.
De esos millones de personas ocupadas hasta el 2019, el 46 % eran asalariadas, el 39 % independientes y el 10,5 % trabajadores familiares no remunerados, una estadística que refleja el tipo de labor que se desempeñaba, pero no si los empleadores cumplían con la legalidad, hacían aportes sociales, tenían contrato o cualquier otra medida que formalizara la relación laboral.
El desempleo en Perú afectaba al 4,6 % de la PEA en el área urbana, con mayor énfasis en las mujeres.
DESEMPLEO Y AYUDAS
Sin embargo, la cuarentena impuesta por el Gobierno de Martín Vizcarra para contener la enfermedad provocó un alza del desempleo, entre abril y junio, del 8,8 %.
El empleo dependiente cayó el 41,3 % en julio, mientras que el independiente tuvo un deterioro del 63,4 % en el mismo mes, precisó la consultora Macroconsult.
Para anticipar los efectos de la cuarentena en los ingresos de la población, Vizcarra decidió pagar la planilla inoperativa durante la cuarentena a los trabajadores que ganaban hasta 1.500 soles (428 dólares), dar bonos sociales a los hogares vulnerables, alivios tributarios y créditos para las empresas con garantía del Estado.
Las medidas de soporte a la economía fueron equivalentes al 12 % del PIB y se utilizaron los ahorros fiscales acumulados en las últimas dos décadas en el país.
INFORMALIDAD EN COMERCIO Y SERVICIOS
Sin embargo, la informalidad laboral ya estaba presente en el 73 % del comercio y en el 60 % de los servicios en el país, sectores cuyo desempeño caerá entre un 18 y un 9,6 % hacia el final del año, de acuerdo con Macroconsult.
Según datos del INEI, en Lima, donde vive un tercio de la población nacional y concentra al 68 % de la población en edad de trabajar, el empleo se redujo un 40 % de mayo a julio, la PEA se redujo un 32,8 % y la tasa de desempleo trepó al 16,4 %.
"Pensemos tan sólo en estos 6,7 millones de desempleados, están desesperados por retornar o recuperar sus ingresos, como la calle está dura, o hay pocas oportunidades de empleo en el mercado, la gente está dispuesta a aceptar menores salarios y menores condiciones laborales", declaró a Efe el economista Kurt Burneo.
Por su parte, para las empresas, que deben generar trabajo, "el hecho de ser informal les permite evadir toda esta serie de costos (laborales) que son inmediatos. La razón de por qué no formalizarse es sencillamente porque los costos son inmediatos, mientras que los beneficios son inciertos", explicó Burneo.
El experto estimó que el porcentaje de informalidad en el país debe haber subido al 90 %, mientras que el economista César Peñaranda estimó que estará en torno al 80 %.
LA CUARENTENA DERRUMBA EL PIB
El confinamiento provocó un desplome del 30 % del PIB en el segundo trimestre del año, a raíz de la caída del 44,5 % de la actividad industrial, entre otros sectores.
Los estimados de crecimiento del PIB para el 2020 eran del 3 %, pero ahora se teme una caída de entre el 12 y 15 %, con un eventual rebote del 5 % en el 2021, según los analistas.
El sector público no financiero registró un déficit del 6,9 % del PIB en el segundo trimestre, debido a los mayores gastos no financieros, equivalentes al 5,2 % del PIB, y los menores ingresos corrientes del Gobierno de Vizcarra, por el 2,4 % del producto.
La deuda pública bruta ha subido al 30,2 % del PIB en el segundo trimestre por la colocación de bonos globales por 3.400 millones de dólares y nuevos créditos con organismos internacionales por 400 millones de dólares, mientras que las reservas internacionales sumaron 71.450 millones de dólares, que representan el 34 % del PIB.
Mónica Martínez