BERKELEY, California, EE.UU. (AP) — Steve Jobs, cofundador de Apple, falleció en el 2011 y no era fácil llenar el vacío que dejaba. Tim Cook, sin embargo, se las está arreglando bastante bien.
Inicialmente considerado una figura de transición tras la muerte de Jobs, Cook está cimentando su propio legado, al punto de que el analista Gene Munster, exejecutivo de Apple y hoy socio de Loup Ventures, dice que preparar a Cook para que lo sucediese “fue uno de los grandes logros de Jobs, que no ha sido debidamente reconocido”.
Apple valía 400.000 millones de dólares cuando Cook se hizo cargo y hoy es la primera firma estadounidense cuyo valor llega a los 2 billones.
Esto no fue fácil. Entre los grandes retos que enfrentó Cook figuran: Un descenso en la venta de iPhones como consecuencia de la creciente competencia, un fuerce cruce con el FBI en torno a la privacidad de los usuarios, una guerra comercial de Estados Unidos con China que amenazó con hacer bajar los precios de los iPhone y ahora una pandemia que obligó a cerrar muchos locales de Apple y provocó una fuerte recesión.
Cook, de 59 años, incursionó en nuevos territorios. Apple paga ahora dividendos trimestralmente, algo a lo que se resistió Jobs porque asoció esos pagos a los accionistas con firmas aburridas que ya están de vuelta. Cook aprovechó su cargo para promover los derechos civiles y las energías renovables. Y a nivel personal, reveló en el 2014 que era gay, el primer director ejecutivo de una de las empresas de Fortune 500 abiertamente gay.
Apple rechazó pedidos de entrevista con Cook. Pero resaltó declaraciones suyas del 2009, cuando ya manejaba el negocio mientras Jobs combatía un cáncer de páncreas.
Cuando se le preguntó cómo funcionaría Apple bajo su dirección, Cook dijo que Apple necesitaba “ser dueña y controlar las tecnologías primarias usadas en los productos que vendemos”. Ya como CEO, llevó esa prédica a la práctica y Apple es hoy un importante productor de los chips usados en los iPhone y las Mac. Indicó asimismo que Apple se resistiría a explorar la mayoría de los proyectos “para así poder concentrarnos en los pocos que realmente nos importan”.
Ese enfoque le ha dado buenos resultados a Apple. Al mismo tiempo, no obstante, Apple no ha logrado producir un sucesor al iPhone. Los relojes de usos múltiples y los audífonos inalámbricos son líderes de esos sectores, pero sin hacer grandes innovaciones.
Cook y otros ejecutivos han insinuado que Apple quiere pisar fuerte en el terreno de la realidad aumentada, que emplea pantallas telefónicas o aparatos visuales de alta tecnología para presentar imágenes digitales. Por ahora no ha presentado productos en ese sector.
Apple también está rezagado en el campo de la inteligencia artificial, sobre todo en el importante mercado de los asistentes digitales activados por la voz. Si bien Siri es muy usado en los aparatos de Apple, Alexa, de Amazon, y el asistente digital de Google han hecho grandes progresos.
Bajo la conducción de Cook Apple tuvo también algunos tropiezos.
En el 2017 causó enorme malestar en muchos clientes al limitar deliberadamente el rendimiento de los iPhone viejos cuando actualizaban el software, supuestamente para prolongar la vida de las baterías. Más de uno, en cambio, lo vio como una maniobra para impulsar las ventas de nuevos modelos de iPhone. Para aplacar el furor, Apple ofreció reemplazar las baterías con fuertes descuentos y posteriormente pagó 500 millones de dólares para resolver una demanda colectiva.
Apple también fue investigada por sus agresivos esfuerzos para minimizar los impuestos que paga y por las quejas de que abusa del control de sus aplicaciones y cobra demasiadas comisiones, al tiempo que hostiga a la competencia. En lo que respecta a los impuestos, un tribunal dictaminó en julio que Apple no había cometido irregularidad alguna.
Tras duplicar su tamaño en menos de cuatro años, la división de servicios de Apple genera hoy 50.000 millones de dólares anuales, más que todas menos 65 empresas de Fortune 500. Algunos estimados indican que la división de servicios sola puede valer 750.000 millones de dólares, lo mismo que todo Facebook.
Y su valor podría ser mayor todavía si Cook hubiera hecho algo que muchos analistas creen debió haber hecho hace años y hubiese comprado Netflix o algún estudio de cine para impulsar sus ambiciones en el streaming de videos.
Comprar Netflix era posible hace cinco años, cuando valía unos 40.000 millones de dólares. Hoy vale más de 200.000 millones y está fuera del alcance de nadie, incluido Apple.