Los indígenas kayapó mekragnoti que desde el lunes bloqueaban una importante carretera amazónica del estado brasileño de Pará levantaron este martes provisoriamente las barricadas, constató la AFP.
Los indígenas abrieron poco antes del mediodía el paso de la BR-163 a la altura de Novo Progresso, aguardando recibir la notificación de una orden judicial de desmantelar el bloqueo, precisó a la AFP un miembro de la coordinación del movimiento.
Cuando reciban la notificación, volverán a cerrar el paso, agregó.
El cierre de la carretera por decenas de indígenas había provocado una fila de camiones de por lo menos 10 kilómetros, con cargas sobre todo de soja y maíz.
La decisión de abrirla de manera temporal se adoptó para aliviar la situación de los camioneros, muchos de los cuales "no tenían condiciones para permanecer varados", explicó por teléfono a la AFP desde Brasilia una responsable de comunicación del movimiento kayapó, Maria Benavides, o "Cassuça".
El lunes por la noche, una juez federal ordenó a la policía vial desbloquear el tráfico alegando los "trastornos" provocados a la "economía regional" y a los "usuarios de la carretera", principal vía de distribución de las cosechas del centro-oeste de Brasil hasta los puertos fluviales de la Amazonía para su exportación.
Pero hasta media tarde la notificación no había llegado al grupo.
Armados con palos, flechas y machetes, los indígenas exigen más ayudas contra el coronavirus y mayores compensaciones por los daños ambientales causados por la BR-163, así como el fin de la deforestación y de la minería ilegal en sus reservas.
La BR-163, de más de 4.500 km, surca Brasil de norte a sur, uniendo las cuencas del Plata y el Amazonas. Fue construida en los años 70 durante la dictadura militar (1964-1985) y terminada de asfaltar este año.
Los kayapó mekragnoti, un subgrupo de la etnia kayapó (de la que forma parte el anciano cacique Raoni Metuktire, ícono de la lucha por la conservación de la Amazonía), habitan las reservas de Baú y Menkragnoti, que juntas ocupan 6,5 millones de hectáreas, una superficie un poco mayor que la de un país como Croacia.
De los 1.600 habitantes de las doce aldeas de las dos reservas, cuatro han muerto por el virus y hay unos 400 infectados, según datos de la ONG Kabú. Los primeros contagios se dieron por el contacto de indígenas con poblaciones urbanas y por la presencia de mineros ilegales en sus reservas.
Los indígenas son un blanco perfecto del coronavirus por sus precarias defensas inmunitarias y la desatención estatal histórica de que son objeto.
Un total de 618 indígenas han fallecido y 21.000 ha sido contagiados por el coronavirus en Brasil, según la Articulación de Pueblos indígenas de Brasil (APIB), que acusa al gobierno de Jair Bolsonaro de omisión frente a la pandemia.
Brasil, un país de 212 millones de habitantes (900.000 de ellos pertenecientes a los pueblos originarios), es el segundo país más afectado por la pandemia, con más de 108.000 muertos.
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