MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
El clima espacial severo podría ser pronosticado con mayor precisión y fiabilidad que nunca, con un método basado en la física para predecir grandes erupciones solares inminentes.
Las erupciones solares, explosiones masivas de radiación electromagnética, plasma y partículas cargadas en la atmósfera exterior del Sol, se desencadenan por la repentina liberación de energía almacenada en los retorcidos campos magnéticos que se producen alrededor de las manchas solares visibles.
La luz de rayos X emitida por una llamarada, y la expulsión de material del Sol que a menudo las acompaña, puede producir poderosos efectos de clima espacial en la Tierra. Estos pueden suponer un peligro para los astronautas, las naves espaciales y los sistemas tecnológicos en tierra, como las redes de energía eléctrica y las comunicaciones por radio.
A medida que la sociedad mundial se hace más dependiente de estas tecnologías, hay una creciente necesidad de métodos fiables para predecir los eventos solares inminentes y mejorar los tiempos de alerta cuando se producen.
A pesar de décadas de estudio y de la vigilancia casi continua de la actividad magnética del Sol, las condiciones y mecanismos específicos que producen las erupciones siguen siendo desconocidos, lo que hace que sean particularmente difíciles de predecir.
El investigador Kanya Kusano y sus colegas de la Universidad de Nagoya en Japón, presentan en la revista Science el 'esquema k' (esquema kappa), un modelo de predicción que puede pronosticar grandes erupciones solares con mayor fiabilidad que los métodos anteriores.
Utilizando un esquema basado en la física para derivar umbrales críticos de una inestabilidad magnetohidrodinámica, el enfoque de Kusano y otros predice cuando una gran erupción solar es inminente utilizando observaciones magnéticas rutinarias del Sol. También identifica dónde ocurrirá la llamarada, y cuánta energía podría liberarse.
Para probar su modelo, los autores analizaron los datos del Observatorio de Dinámica Solar de la NASA desde 2008 hasta 2019, encontrando que el 'esquema kappa' fue capaz de identificar la ocurrencia, ubicación y tamaño de la mayoría de las grandes llamaradas, hasta 20 horas antes.