Educación en países pobres muy golpeada por el coronavirus

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KAMPALA, Uganda (AP) — Lecciones por radio o televisión. Problemas de matemáticas en los diarios. Clases vía Zoom o WhatsApp.

Las opciones para que los estudiantes africanos siguiesen recibiendo clases durante el cierre de las escuelas por la pandemia del coronavirus parecían amplias. Pero la realidad es que muchos de ellos se van a retrasar o van a abandonar los estudios definitivamente, agravando las desigualdades en un continente ya de por sí muy desigual.

“Para mí la educación enfrenta una emergencia más grave que el tema de la salud”, afirmó la doctora Mary Goretti Nakabugo, experta en alfabetización de la organización sin fines de lucro Uwezo, con sede en Uganda. Si bien no se han reportado muertes por el virus y solo 1.000 contagios en esta nación del este de África, ello se debe a que no se hacen pruebas. Los menores, dijo, “están totalmente indefensos en estos momentos”.

La pandemia ha afectado la educación en todo el mundo, pero su impacto es mucho más severo en África, donde hasta el 80% de la población no tiene acceso a la internet y el suministro eléctrico es inestable, lo que hace que la enseñanza a la distancia sea extremadamente difícil, si no imposible.

La región subsahariana ya tenía el mayor porcentaje de niños que no van a la escuela del mundo, con casi uno de cada cinco menores de seis a 11 años y uno de cada tres de entre 12 y 14 años, según la UNICEF.

Hacer que los niños vuelvan a las aulas plantea complejos desafíos en África. En muchos países decenas de menores reciben clases en aulas muy pequeñas.

La obra caritativa Save the Children considera la pandemia “la peor emergencia educativa global de nuestra era” en un informe publicado esta semana. El informe identifica 12 países donde los menores “corren grandes riesgos de abandonar los estudios para siempre”. Nueve de ellos están en la zona subsahariana.

Con ayuda de afuera, algunos gobiernos africanos anunciaron medidas para alentar la enseñanza a distancia. Esos esfuerzos, no obstante, tropiezan con la inestabilidad del suministro eléctrico y las malas conexiones de internet. Y mucha gente no puede pagar por los diarios donde a veces se inserta material educativo.

El ingreso anual per cápita en Uganda es de 800 dólares, de acuerdo con un informe del Banco Mundial del 2019.

Los efectos de todo esto rebasan el ámbito académico.

“Puede haber un impacto en la salud, el agua y la nutrición” porque las escuelas son a menudo oasis de estabilidad para los niños, indicó un informe del Instituto Michelsen de Noruega. Agregó que el cierre de escuelas priva a los estudiantes de comidas y programas de salud. A veces también de agua potable y de sanidad.

Las escuelas protegen a los menores de ser enviados a trabajar y de ser explotados. Quienes más pueden sufrir son las niñas, según Nakabugo, quien habla de informes anecdóticos de un aumento en los embarazos de adolescentes, como sucedió durante el brote de ébola en África occidental, de acuerdo con el informe del Instituto noruego.

Por otra parte, es posible que muchas escuelas cierren y que muchos maestros decidan dedicarse a otras cosas, agravando la escasez de maestros.

Circula informes de que los propietarios de algunas escuelas de Uganda están tratando de vender las instalaciones o las han convertido en departamentos de alquiler ya que necesitan generar ingresos para pagar sus deudas.

“Los maestros están muy desanimados. Se sienten marginados”, dijo Stella Maris Basemera, maestra de matemáticas y directora de una organización de tutores llamada Creative Learning Africa. “Algunos van a abandonar la profesión”.

En Senegal ofrecieron clases por televisión cuando cerraron las escuelas en marzo con el fin de llegar a estudiantes sin acceso a la internet. Pero a muchos lugares no llega la luz.

“El potencial de la tecnología digital es enorme”, señaló Djibril Tall, maestro senegalés. “En muchos sitios, sin embargo, la gente tiene que viajar largas distancias tan solo para cargar sus teléfonos”.

En Zimbabue, donde a veces hay 70 alumnos en un aula pequeña, el gobierno aplazó la reapertura de las escuelas, programada inicialmente para este mes. Los maestros se habían quejado de que no había garantías ya que escaseaban los tapabocas, los desinfectantes y hasta el agua corriente.

Incluso en Sudáfrica, la economía más próspera del continente, el gobierno ha sido criticado por los sindicatos de maestros por su decisión de reabrir las escuelas a pesar de que aumentan los contagios.

Desde su reapertura en junio, al menos 650 estudiantes y maestros dieron positivo en la provincia de Gauteng, centro económico del país, obligando al cierre de 71 escuelas.

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Babacar Dione (Dakar, Senegal), Farai Mutsaka in Harare, Zimbabwe, and Mogomotsi Magome in Johannesburg, South Africa, contributed.

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