Sofía, 17 jul (EFE).- La televisión pública búlgara BNT ha sido hoy, por primera vez, objeto de las protestas de los miles de búlgaros que volvieron a salir a las calles de Sofía, por noveno día consecutivo, para exigir la dimisión del Gobierno del populista de derechas Boiko Borisov, al que acusan de corrupción.
"Mafia" y "Dimisión" gritaban los manifestantes que, como en las jornadas anteriores, marcharon por varias calles céntricas de Sofía antes de regresar a su punto de partida, el llamado "triángulo del poder" -el espacio entre las sedes del Gobierno, Presidencia y Parlamento-, donde suelen permanecer hasta la medianoche.
Una parte de ellos se desvió para dirigirse a la sede de la BNT y exigir allí la renuncia del actual director general de la emisora, a quien acusan de practicar la censura y despedir a varios periodistas por haber criticado a miembros del gobernante GERB de Borisov o a sus socios de coalición, una alianza de ultranacionalistas.
Otra protesta paralela, que luego se unió a la principal, tuvo lugar ante el Palacio de Justicia, donde varios abogados y fiscales exigieron la dimisión del fiscal general, Iván Geshev, considerado aliado de Borisov.
También protestaron contra el diputado y empresario de dudosa reputación Delyan Peevski, un millonario y político que simboliza para muchos a la oligarquía del país y sus turbios vínculos con las más altas esferas del poder.
"La dimisión de Geshev es más que necesaria debido el hecho de que ya se perdió la confianza en el sistema judicial", declaró uno de los manifestantes a la agencia privada Dnevnik, tras criticar que Gechev se niega a investigar la procedencia de los millones de Peevski.
Bulgaria lleva tiempo sumida en tensiones políticas, en medio de una lucha de poder entre el primer ministro y el presidente búlgaro, Rumen Radev, quien, al igual que el Partido Socialista, el mayor de la oposición, exige el fin del Gobierno de conservadores y ultras.
Borisov acusa al presidente, cercano a los socialistas, de incitar las protestas y poner en peligro la estabilidad del país.
Hasta el momento, el primer ministro ha rechazado ceder a la presión de la calle, pero sí ha anunciado una importante remodelación de su Ejecutivo para la semana próxima.
No obstante, en los medios se especula cada vez más con la dimisión del político populista antes del fin de su tercer mandato como jefe de Gobierno de este país balcánico, el más pobre de la Unión Europea (UE).