En 2009, cuando el equipo de la Universidad de Dakota del Norte accedió a eliminar el nombre de Fighting Sioux con el que se conocía a su equipo de fútbol americano, nadie tenía claro cuál podía ser un nuevo mote.
Algo similar ocurre hoy con los Redskins de Washington, y la historia muestra que el camino para rebautizarse puede ser largo y sinuoso.
En el caso de los “Sioux Peleadores”, se recibieron más de 1.600 sugerencias de nuevos nombres. Algunas propuestas eran serias y bien intencionadas, mientras que otras rayaban más bien en lo ridículo.
Alguien propuso por ejemplo que se les llamara “Abdominales Hombres de las Nieves”.
Dan Snyder no quiere una lista tan larga de sugerencias. Más bien, junto con la organización, emprenderá una búsqueda para determinar la forma en que el equipo ha sido percibido durante décadas.
“Ea aquí donde creo que comienza la diversión y el trabajo, dijo Kelly O'Keefe, director general del grupo investigador Brand Federation, quien formó parte de la fuerza de tarea que cambió el nombre del equipo de Dakota del Norte, hoy conocido como los Fighting Hawks (Halcones Peleadores).
“Presentar simplemente un nuevo nombre no es la respuesta correcta. La respuesta correcta está en estructurar un proceso que permita que la gente sea escuchada para desarrollar un nuevo nombre”.
Snyder y el entrenador Ron Rivera trabajan ya en este desarrollo, indicó el equipo.
Buscan “una estrategia sobre el nuevo nombre y el diseño, que mejore el posicionamiento de una franquicia orgullosa y rica en tradiciones y que inspire a nuestros patrocinadores, fanáticos y comunidad durante los próximos 100 años”, añadió.
Después de 87 años como los Redskins, hay ya apuestas sobre cuál será el nuevo nombre. Las opciones favoritas son Red Tails, Red Clouds, Red Wolves y Hogs.
La organización trabaja de manera discreta con el objetivo de definir el mote y logotipo a tiempo para la temporada de 2020.
Expertos en marketing y negocios deportivos analizan la retroalimentación por parte de fanáticos, patrocinadores, jugadores actuales, junto con los antecedentes del equipo, como factores cruciales para definir el nombre, sin importar cuál sea éste.
“El solo hecho de que ellos estén cambiando de nombre va a generar algunas represalias. Ellos necesitan estar listos para eso y sentirse cómodos con eso”, dijo Nneka Logan, profesora del Virginia Tech.
“Más allá de eso, considero importante que ellos y otras organizaciones se involucren con su comunidad local, con la propia comunidad nativa estadounidense, con todos los interesados en el proceso del cambio de nombre, y aseguren que esto sea algo que coincida auténticamente con los valores de su corporación”.
Rivera confió en seguir honrando y apoyando a los nativos estadounidenses y a los militares. Si los Warriors —que significa guerreros y que era el nombre del equipo propuesto por Snyder para su equipo de fútbol americano arena en 2002— no son ya una opción, los Red Tails cumplirían con ese requisito, rindiendo honores a los pilotos afroestadounidenses que se destacaron en la Segunda Guerra Mundial.
Tuskegee Airmen Inc., organización derivada de la academia donde se formaron aquellos aviadores, indicó que “estaría honrada y complacida por trabajar” con el equipo, si elige ése como su nuevo nombre.
Will Compton, quien fue linebacker de Washington, expresó su apoyo al mote de Red Wolves (Lobos Rojos). Afirmó que el nombre le agradaba tanto que le gustaría regresar al equipo por un día para identificarse con él.
En cuanto a los Hogs (Cerdos), ese nombre sería un homenaje a la famosa línea ofensiva que llevó al equipo a tres títulos del Super Bowl.