El calor registrado en Siberia, con temperaturas de más de 5°C por encima de lo normal desde enero y un récord de 38°C en el círculo ártico, hubiera sido prácticamente imposible sin el cambio climático, según investigadores que subrayan la urgencia de actuar.
El World Weather Attribution, que agrupa a expertos de diversos institutos de investigación, se ha especializado en analizar el vínculo posible entre un evento climático extremo preciso y el calentamiento, calculando en plazos muy cortos la probabilidad de que se produzca incluso sin el desajuste climático relacionado con las emisiones de gas de efecto invernadero.
En el caso de la ola de calor sufrida en gran parte de Siberia, entre enero y junio, propicia para los incendios, los científicos pocas veces han estado tan seguros de la influencia del hombre.
"Es al menos 600 veces más probable que las temperaturas regionales registradas en los seis meses de enero a junio de 2020 se hayan producido debido al impacto del cambio climático provocado por el hombre", explicó Andrew Ciavarella, principal autor de este estudio que no se publica en una revista científica en comité de lectura pero que utiliza un método validado.
"Esto hubiera sido casi imposible sin la influencia humana", dijo por su parte el investigador del Met Office británico.
"Estos resultados están entre los más impactantes producidos por un estudio de atribución", dijo por su parte Sarah Kew, del Instituto real meteorológico holandés (KMNI).
El mensaje que nos dan dichas conclusiones es que "nos queda poco tiempo para estabilizar el clima a niveles previos al acuerdo de París", aseguró.
Los firmantes del acuerdo se comprometieron en 2015 a reducir las emisiones de gas de efecto invernadero para limitar el calentamiento a un máximo de 2°C, y de preferencia 1,5°C, por sobre el promedio de la era preindustrial. Pero para lograr el objetivo ideal, habría que reducir las emisiones de CO2 en un 7,6% por año entre 2020 y 2030.
Sin calentamiento, el episodio siberiano de los seis últimos meses, se produciría menos de una vez cada 80.000 años.
Incluso con el cambio climático actual y un calentamiento del Ártico mucho más rápido que el resto del planeta, este episodio de calor prolongado es "excepcional", con una posibilidad de que se vuelva a producir cada 130 años.
"Pero sin reducción rápida de las emisiones de gas de efecto invernadero, puede ser más frecuente de aquí a final de siglo", advirtió Sarah Kew.
Más frecuente y más intenso.
- Incendios -
Más allá del récord, la persistencia del calor, asociada a suelos menos húmedos de lo normal, ofrece condiciones ideales para la proliferación de ncendios, como los producidos en los últimos tiempos.
Según el servicio europeo Corpernicus sobre el cambio climático, estos incendios emitieron en junio 59 megatoneladas de CO2 a la atmósfera, más que las 53 de junio de 2019, un año ya "muy poco común".
"Seguimos estudiando la forma en que estos incendios que han quemado miles de hectáreas pueden afectar al clima, inyectando humo y cenizas en la atmósfera", dijo la climatóloga Olga Zolina, del Instituto de Geociencias de Grenoble (Francia).
El calentamiento del Ártico también afecta al permafrost. Este suelo helado encierra volúmenes ingentes de CO2 y metano, gas de efecto invernadero que podría quedar liberado en caso de deshielo y agravar el calentamiento.
Hasta ahora, este deshielo causa sobre todo desprendimientos y hundimientos del suelo.
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