Managers debutantes experimentan en medio de pandemia

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PITTSBURGH (AP) — Derek Shelton necesita su libertad. Tal vez ahora más que nunca.

Por fortuna para este manager debutante con los Piratas de Pittsburgh, el coach de banca Donnie Kelly se ha esforzado para otorgarle cierto margen de respiro.

Cada día, Kelly integra meticulosamente un horario diseñado para encontrar la forma en que grupos de peloteros trabajen de manera separada, durante el campamento más extraño de pretemporada que se haya visto en la historia de las Grandes Ligas.

El nombre de Shelton no aparece en ese horario. En broma, dice que ello obedece a que Kelly no quiere que “estropee algo”.

Pero la verdad es que la omisión representa un favor de Kelly a Shelton.

En vez de atarse para estar en cierto lugar en un momento determinado, Shelton puede ir de un sitio a otro, mientras intenta ponerse al corriente y construir relaciones, algo que debió haberse dado de una forma más bien natural durante los días de la primavera.

Pero a mediados de marzo, las Grandes Ligas interrumpieron su actividad durante tres meses, debido a la pandemia de COVID-19. Ello obligó a que Shelton y otros managers novatos echaran mano de la creatividad para forjar los vínculos necesarios a fin de ser líderes auténticos en sus equipos.

Es una vía que han tratado de seguir también David Ross en los Cachorros de Chicago, el dominicano Luis Rojas en los Mets de Nueva York y Jayce Tingler en los Padres de San Diego.

Cada miércoles, Shelton realizó videoconferencias mediante la aplicación Zoom con su rotación de abridores. Entre risas, sugirió que lo hizo sólo para deslindarse de las clases de matemáticas que debía dar a su hija, quien cursa el cuarto grado.

Con frecuencia, llamaba por teléfono a sus peloteros. Sin embargo, no es lo mismo que estar con ellos en el mismo espacio.

Por eso, Shelton ahora trata de tener comunicación personalizada con todos

En tanto, sigue la lucha contra la propagación del coronavirus. Y el ambiente es más sensible a los temas de justicia social, tras la muerte de George Floyd, un ciudadano negro cuyo cuello fue presionado durante varios minutos por un policía, en un hecho que desató protestas generalizadas contra el racismo.

Por si ello fuera poco, se asoma en el futuro una contienda entre peloteros y dueños, y una serie de cambios en las reglas.

Labrarse un camino entre los obstáculos actuales sería ya una tarea desafiante para managers experimentados. Lo es mucho más para quienes comienzan.

Shelton, relajado y amante del rock alternativo de la década de 1990, trata de concentrarse en la empatía.

“Sólo quiero asegurarme de que estoy hablando con ellos. Estoy al tanto de todo aquello por lo que están pasando", comentó. “No es sólo el béisbol, porque lidiamos ahora con muchas cosas además del béisbol. Uno quiere asegurarse de que sus familias están bien. Si sus esposas e hijos están aquí, hay que ver cómo se sienten, cómo lidian los jugadores con las pruebas. Son sólo conversaciones generales, comunicación. Pero trato al menos de estar frente a todos durante el día”.

Tingler buscó visitar al mayor número posible de peloteros de San Diego durante el receso entre temporadas. El piloto de 39 años participó incluso en un entrenamiento con el campocorto estelar Manny Machado, y sufrió un tirón de muslo en el proceso.

Se sintió más aliviado cuando muchos de los Padres se reunieron de manera informal antes de la inauguración de la temporada.

“Simplemente conectarse con la gente y verla trabajar diariamente es una bendición”, dijo Tingler. “Usualmente, uno comienza la temporada y todo se convierte en un remolino”.

La vorágine inició en enero para Rojas, ascendido abruptamente por Nueva York, menos de un mes antes de que comenzara la pretemporada, luego que los Mets despidieron al boricua Carlos Beltrán por su participación en el escándalo de robo de señales con los Astros de Houston.

Aunque Rojas tenía mucho conocimiento de la organización tras años de dirigir en las sucursales, antes de unirse el club de las mayores el año pasado como coach de control de calidad, el cambio en las responsabilidades fue desafiante.

Rojas, de 38 años, es el manager más joven en las mayores. A fin de mejorar su preparación, leyó un libro de Mike Krzyzewski, entrenador de basquetbol en la Universidad de Duke.

¿Cuál es su mensaje para un equipo que espera dar pelea en esta campaña? “Estoy aquí para ustedes todo el tiempo".

“Ese es uno de los grandes valores que transmito a los chicos: Tenemos que comunicarnos de más", dijo Rojas, quien siempre pude llamar a su padre, el expelotero y manager Felipe Alou, para pedirle consejo. “Quiero decir, hay que asegurarse de que todos saben qué pasa, todos conocen su papel, cómo están las cosas y qué esperar”.

Eso es más fácil de decir que de hacer, en un tiempo en que los jugadores tienen que apegarse a lo que dicen más de 100 páginas del protocolo de salud, y deben escupir grandes cantidades de saliva en un tubo de ensayo cada tercer día como parte de las pruebas de COVID-19. Los managers en 2020 hacen también las veces de instructores, confidentes y practicantes de medicina. Y también tienen que encontrar una forma de ser exitosos en los juegos.

Si acaso, lo bueno para los recién llegados es que los pilotos con mayor experiencia enfrentan muchas de las mismas preocupaciones por vez primera. Terrry Francona, de Cleveland, podrá presumir de dos anillos de Serie Mundial y tendrá dos décadas de trayectoria, pero no cuenta con un instructivo que diga cómo lidiar con las consecuencias de una pandemia.

Lo mismo pasa con managers reconocidos pero que dirigen a nuevos equipos, como el caso de Joe Maddon en los Angelinos de Los Ángeles, Joe Girardi en los Filis de Filadelfia y Mike Matheny en los Reales de Kansas City.

“Pienso que cada manager tiene ahora el mismo desafío, evidentemente, para hacer que el equipo esté preparado y que se cumplan los protocolos”, dijo Rojas. “Tener a todos saludables debe ser la prioridad”.

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