BOSTON (AP) — Diversas escuelas de educación superior respondieron el miércoles a la decisión del gobierno del presidente Donald Trump para hacer que los estudiantes extranjeros abandonen el país si planean tomar clases completamente a distancia el próximo semestre. La Universidad de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts entablaron una demanda para tratar de bloquear la medida, mientras que otras instituciones prometieron trabajar con los estudiantes para mantenerlos en los campus.
El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas notificó a las universidades el lunes que los estudiantes extranjeros se verán obligados a abandonar el país o transferirse a otra institución si sus escuelas operan completamente a distancia el próximo semestre. No se emitirán nuevas visas para los alumnos de esas escuelas, mientras que los que asistan a universidades que ofrecen una mezcla de clases presenciales y a distancia no podrán tomar todas sus clases por internet.
La directriz señala que los estudiantes extranjeros no estarán exentos incluso si un brote obliga a que las clases sean a distancia durante el semestre.
En un comunicado, el Departamento de Estado dijo que los estudiantes extranjeros son bienvenidos en Estados Unidos, pero que la política “brinda una mayor flexibilidad a los estudiantes no inmigrantes para que continúen con su educación en Estados Unidos, al tiempo que permite un distanciamiento social adecuado en campus abiertos y operando a lo largo y ancho" del país.
La directriz fue publicada el mismo día que Harvard anunció que mantendría las clases a distancia para el próximo semestre. La universidad dijo que la orden evitaría que muchos de los 5.000 estudiantes extranjeros de Harvard permanezcan en Estados Unidos.
Lawrence Bacow, presidente de Harvard, dijo que la orden surgió sin previo aviso y que su “crueldad” fue superada sólo por su “imprudencia”.
“Parece que fue diseñada a propósito para ejercer presión sobre las escuelas y universidades para que reabran sus aulas en los campus para una enseñanza presencial este otoño, sin considerar las inquietudes por la salud y seguridad de los estudiantes, profesores y otros”, dijo Bacow en un comunicado emitido el miércoles. “Se produce en momentos en los que Estados Unidos ha estado imponiendo récords diarios de infecciones confirmadas, con más de 300.000 casos nuevos reportados desde el 1 de julio”, añadió.
Las universidades a lo largo y ancho de Estados Unidos dijeron que los más de un millón de estudiantes extranjeros tienen un lugar importante en sus comunidades. Muchas escuelas también dependen de los ingresos de los estudiantes internacionales, quienes generalmente pagan cuotas más altas.
Además, crea un dilema urgente para miles de estudiantes extranjeros que están varados en Estados Unidos desde hace meses luego de que el coronavirus obligó a sus instituciones a impartir clases a distancia. Aquellos que asistan a escuelas que se quedarán con las clases en línea deben “abandonar el país o tomar otras medidas, como transferirse a una escuela con enseñanza presencial”, de acuerdo con la directriz.
“Pueden haber vuelto a firmar contratos de arrendamiento en apartamentos... Las clases de nuestra universidad comienzan en seis o siete semanas. Han planeado estar ahí, ya gastaron dinero, así que esto es realmente devastador”, dijo la docente Melanie Johnson de la Universidad del Sur de California.
La semana pasada, la universidad dio marcha atrás a un plan para llevar a los estudiantes al campus, diciendo que las clases serían impartidas principalmente o exclusivamente a distancia. La Universidad de Georgetown en Washington D.C. y la de Rutgers en Nueva Jersey hicieron anuncios similares esta semana en medio de un repunte de casos de COVID-19.
La demanda, entablada en el tribunal federal de Boston, busca evitar que las autoridades federales de inmigración implementen la norma. Las universidades sostienen que la directiva viola la Ley de Procedimiento Administrativo debido a que las autoridades no ofrecieron una base razonable para justificar la política y porque el público no recibió una notificación para comentar al respecto.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca Kayleigh McEnany eludió el miércoles una pregunta sobre si la medida estaba diseñada para presionar a las universidades a reabrir sus campus, diciendo que la política “habla por sí misma”.
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Thompson informó en Buffalo, Nueva York.