BERLÍN (AP) — Los legisladores alemanes aprobaron una nueva iniciativa de ley que finaliza el tan esperado programa para la eliminación gradual del carbón como fuente de energía en el país, pero según grupos ambientalistas el plan no es lo suficientemente ambicioso y los defensores del mercado libre lo consideran un desperdicio del dinero de los contribuyentes.
Las medidas aprobadas por ambas cámaras del Parlamento prevén cerrar la última planta eléctrica alimentada por carbón para el 2038 y gastar unos 40.000 millones de euros (45.000 millones de dólares) para ayudar a las regiones afectadas a lidiar con la transición.
El plan es parte de la “transición de energía” en Alemania: un esfuerzo para desenganchar la mayor economía de Europa de los combustibles fósiles y generar toda la energía del país a partir de fuentes renovables. Conseguir ese objetivo es difícil en comparación con países como Francia y Gran Bretaña, porque Alemania además tiene un compromiso para eliminar gradualmente la energía nuclear para el final de 2022.
“Los días del carbón están contados en Alemania”, dijo la ministra del Ambiente Svenja Schulze. “Alemania es el primer país industrializado que deja atrás la energía nuclear y el carbón”.
Greenpeace y otros grupos ambientales han realizado protestas contra el plan, incluso desplegando una banderola frente al edificio del Parlamento el viernes. Argumentan que el plan del gobierno no reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero de Alemania lo suficiente para cumplir los objetivos fijados por el acuerdo climático de París.
“Alemania, el país que quema la mayor cantidad de carbón de lignito en el mundo, dejará a la próxima generación 18 años más de dióxido de carbono”, dijo a The Associated Press Martin Kaiser, director ejecutivo de Greenpeace para Alemania.
Kaiser, que fue parte de la comisión de expertos nombrada por el gobierno, acusó a la canciller Angela Merkel de cometer un “error histórico” y dijo que fijar 2030 para el fin del carbón habría enviado un mensaje fuerte para la política climática europea y global. Merkel ha dicho que quiere que Europa sea el primer continente en poner fin a sus emisiones de gases de invernadero para 2050.
Alemania cerró en 2018 su última mina de carbón negro en 2018, pero sigue importando el combustible y extrayendo sus propias reservas de lignito, un carbón de tono marrón que es el más perjudicial para la salud.