MOSCÚ (AP) — El presidente ruso Vladimir Putin está muy cerca de completar su principal proyecto político del año: un cambio constitucional que le permitirá extender su gobierno hasta 2036.
Un referéndum a nivel nacional sobre las enmiendas —que incluyen un cambio en la Constitución que permitiría que Putin, de 67 años y que ha gobernado el país durante más de dos décadas, se presente a la reelección para dos mandatos más de seis años al término del actual, en 2024—concluirá el miércoles después de una semana de votación. Por primera vez en Rusia, las urnas estuvieron abiertas durante una semana para ayudar a reducir las multitudes en medio de la pandemia de coronavirus y aumentar la participación.
Está casi garantizado que Putin obtendrá el resultado que quiere tras una campaña masiva para que los votantes rusos digan “sí” a los cambios. Sin embargo, el plebiscito destinado a consolidar su poder podría terminar por socavar su posición debido a los métodos poco convencionales utilizados para impulsar la participación y la dudosa base jurídica de la votación.
Gleb Pavlovsky, analista político y exasesor político del Kremlin, dijo que la presión incesante de Putin para que se celebre el referéndum pese al coronavirus refleja las posibles vulnerabilidades del líder ruso.
“Putin carece de confianza en su círculo interno y está preocupado por el futuro”, comentó Pavlovsky. “Quiere una prueba irrefutable de apoyo público”.
La votación completa una saga enrevesada de ocultamientos, engaños y sorpresas que comenzó en enero cuando Putin propuso por primera vez los cambios constitucionales en un discurso sobre el estado de la nación. Ofreció ampliar los poderes del Parlamento y redistribuir la autoridad entre las ramas del gobierno ruso, avivando las conjeturas de que podría continuar tomando las decisiones como presidente del Parlamento o como presidente del Consejo de Estado cuando su mandato presidencial finalizara en 2024.
Las enmiendas —que también enfatizan la prioridad de la ley rusa sobre las normas internacionales, prohíben los matrimonios entre personas del mismo sexo y mencionan “una creencia en Dios” como un valor central— fueron aprobadas rápidamente por el Parlamento, controlado por el Kremlin.