En Hong Kong, humoristas y periodistas han empezado la autocensura

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En Hong Kong, humoristas, caricaturistas y periodistas reconocen que ha empezado la autocensura incluso antes de la adopción por Pekín de la ley de seguridad nacional, considerada como una amenaza para las libertades de que goza el territorio.

Rodeado de un puñado de colegas, Ng Chi-sum vio el viernes por la noche, por última vez, la emisión satírica "Headliner" en la que participaba desde hace años.

La difusión, en febrero, de un sketch sobre la policía llevó a la cadena pública hongkonesa RTHK a poner fin a este programa que nació hace 31 años.

Para Ng y sus colegas, no hay duda de que han pagado el precio de la determinación de Pekín de restablecer el orden en el territorio semiautónomo tras siete meses de manifestaciones en 2019 a favor de la democracia.

"'Headliner' no es más que una pequeña piedra que se ha llevado por delante esta violenta tormenta", dice el cómico al término del último programa, que advierte que el sector de la información debe prepararse" para "olas más grandes".

Al día siguiente de la difusión del último programa, la agencia de prensa oficial Xinhua publicó un informe detallado sobre el contenido de la ley de seguridad nacional.

El texto pretende castigar el separatismo, la subversión y la conspiración con fuerzas extranjeras. China establecerá asimismo, un "órgano de seguridad nacional" dependiente directamente del gobierno central, que se encargará de recabar información y de perseguir los delitos contra la seguridad nacional.

Para Pekín, dicho texto pretende restablecer el orden en la excolonia británica y asegura que no afectará la libertad política que disfrutan sus habitantes, pero los detractores temen que, precisamente, se trata de poner fin a sus libertades.

- "No hará más que empeorar" -

Mofarse de los poderosos forma parte de la cultura hongkonesa y el cantonés, hablado en Hong Kong, tiene un florido vocabulario que lo facilita.

Pero para Wong Kei-kwan, cuyo seudónimo es "Zunzi", un de los caricaturistas más célebres de la excolonia, no hay duda de que Pekín está determinado a poner fin a esta práctica.

"Bromear puede ser muy peligroso", asegura.

"Los poderosos tratan (...) de hacer creer al pueblo que son los ejemplos a seguir y bromear puede hacer caer rápidamente las máscaras y bajarlos de su pedestal".

Periodistas de la cadena RTHK ya serían víctimas de presiones para cambiar la manera de cubrir la política.

En mayo, el gobierno creó un grupo de trabajo para examinar la política editorial de la cadena considerada demasiado favorable al movimiento prodemocracia.

Gladys Chiu, una responsable sindical de RTHK, asegura que la dirección dio recientemente consignas para cubrir las manifestaciones, entre ellas, "no repetir los eslóganes que cantan los manifestantes", dijo a la AFP.

En un comunicado, RTHK aseguró que "no debe ser utilizada para defender la independencia de Hong Kong".

Los ejemplos de que las cosas han cambiado y manifestar las opiniones contra el gobierno se está haciendo cada vez más peligroso abundan. Un profesor ha sido despedido por dejar que un estudiante tocara una canción contestataria en un examen de música, o el gestor de un centro comercial pidió a un comercio de ropa que retirara la estatua de un manifestante.

La jefa del ejecutivo Carrie Lam tildó a los opositores a la ley de "enemigos del pueblo" y advirtió a los funcionarios que no deben estar en contra del texto.

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