Hubo un estruendo que sacudió la casa. Daylan McLee pensó que se trataba de un pequeño temblor hasta que llegó un pariente y dijo que un patrullero había chocado con otro vehículo frente a su departamento en Uniontown, Pensilvania, unos 72 kilómetros (45 millas) al sur de Pittsburgh.
McLee salió corriendo y sacó a un agente de su auto cuando las llamas empezaban a llegar a su asiento. Varias personas, incluidos otros agentes, dijeron que McLee le había salvado la vida al policía tras el accidente del domingo por la noche.
“No sé en qué pensé. Solo sé que saqué la puerta y lo arrastré hasta el otro lado de la calle”, relató McLee el lunes.
El gesto de McLee, quien es afroamericano, se produjo en momentos de fuertes tensiones por denuncias de brutalidad policial derivadas de la muerte de George Floyd en Minneapolis. Para McLee, la circunstancia que vivió rebasaba ese tema: Era una cuestión de humanidad, había que salvar una vida.
La voz del teniente Thomas Kolencik se quebró un poco cuando declaró a WTAE-Pittsburgh en el lugar del accidente que el departamento de policía de Uniontown se alegraba de que McLee hubiese estado a mano cuando se produjo el accidente.
“Daylan dijo, ‘no voy a dejar que se muera’”, relató Kolencik. “No hay palabras para describir lo que hizo”.
Parientes del agente que se accidentó, Jay Hanley, agradecieron a McLee en las redes sociales y dijeron que el policía estaba siendo sometido a una operación el lunes por una lesión en una pierna.
McLee dijo que una hermana de Hanley lo llamó para agradecerle, junto con varios agentes e incluso el jefe de la policía local.
Para McLee, quien tiene 31 años, no fue una decisión complicada ayudar a otro ser humano a pesar de los problemas que tuvo en el pasado con la policía.
“No. La vida humana es valiosa. Todos somos hijos de Dios y no concibo ver a alguien quemándose” sin hacer nada, manifestó. “No importa lo que me hicieron los demás, u otros agentes, pensé ’este tipo merece volver a su casa a salvo, a su familia”.
McLee demandó a fines del 2018 a cuatro policías estatales de Pensilvania que lo detuvieron por error y le hicieron pasar un año en la cárcel en conexión con un incidente ocurrido en marzo del 2016 en un bar de la Legión Americana.
McLee había ido al bar porque su hermana lo llamó diciendo que necesitaba que la llevase a su casa porque había tomado demasiado y había habido una pelea. Cuando llegó, le sacó un arma a un individuo que estaba en el estacionamiento y la tiró a un costado.
Al menos un agente le disparó a McLee cuando se iba. El agente dijo que McLee le había apuntado con un arma dos veces, pero videos de las cámaras de seguridad mostraron que McLee desarmó al individuo, se deshizo del arma de inmediato y salió corriendo cuando escuchó disparos.
McLee, quien tiene tatuajes en el cuello y los brazos y cabello largo trenzado, se pasó un año preso antes de que un jurado lo absolviese tras ver el video. Fue un año alejado de sus hijos y de su madre, quien estaba enferma. La señora falleció el año pasado.
McLee tuvo otro encontronazo con la policía hace pocos meses, cuando salió corriendo al ver que se acercaban policías de civil, arma en mano. Dijo que los agentes no dijeron que eran policías y que se detuvo y puso sus manos sobre su cabeza cuando gritaron que lo eran.
Indicó que fue acusado de escapar y resistirse a ser detenido, y que durante el arresto un agente le pateó la cara y le abrió el labio. Afirmó que hay videos de una cámara de seguridad del incidente y que va a pelear el caso.
McLee asegura que cree en el perdón y que no responsabiliza a todos los policías por los choques que tuvo con algunos.
“Necesitamos trabajar en nuestra humanidad, ese es al gran problema de este mundo. Queremos revancha, pero a mí no me criaron así. Aprendes, vives y das vuelta la página. Siempre me enseñaron a perdonar”, expresó. “Tu vida no puede girar en torno a un episodio que tuviste con un individuo”.
El abogado de McLee dice que no le sorprende que su cliente haya reaccionado rápidamente y sin rencor.
“A lo largo de su vida, Daylan McLee ha tenido varios encontronazos injustificados con la policía solo por el color de su piel”, sostuvo Wright. “Esos encontronazos lo hicieron un candidato perfecto para el odio y el resentimiento hacia la policía. Pero él no es así. La respuesta no es ser indiferente a una vida. La respuesta es aceptar las cosas como son. Así es Daylan”.
La policía dijo que el agente que McLee rescató había sido operado y se estaba recuperando. McLee comentó que después del episodio se dio cuenta de que había hablado con Hanley unas tres semanas antes, cuando el agente estaba de patrulla.
“Me di cuenta de que lo había visto. Le habla a la gente, dice hola, no hostiga a nadie. Me habló del calor que se venía”, dijo McLee.
McLee tiene un hijo de 13 años, Avian, al que trata de enseñarle que no debe juzgar a nadie por el color de su piel, su trabajo o lo que digan los demás.
“Alguna gente puede pensar que meto miedo. No puedo odiar al agente que me disparó sin conocerme”, expresó.
“No quiero que digan que soy un héroe. Quiero ser conocido como un individuo recto. Espero que el agente lo comprenda y sepa que fue perdonado”.