Por Luis Jaime Acosta
BOGOTÁ, 16 jun (Reuters) - La pandemia de coronavirus, que golpeó fuertemente la popularidad de líderes en varios países, le dio un inesperado impulso al presidente de Colombia, Iván Duque.
El número de casos del virus ha escalado a la par con las cifras de aprobación del usualmente desprestigiado mandatario, lo que disipó la protesta social y las acusaciones de corrupción electoral que amenazaban con dificultar su gobernabilidad.
Sin embargo, una vez superada la emergencia sanitaria posiblemente enfrentará de nuevo la presión de los sindicatos, los estudiantes y la oposición en un país afligido por los problemas económicos y sociales agravados por la pandemia, por lo que su aprobación volverá a caer apagando su liderazgo, según políticos y analistas.
El primer caso de COVID-19 se reportó en Colombia a comienzos de marzo y días después Duque declaró el estado de emergencia, una figura constitucional que le permite expedir decretos con fuerza de ley sin la autorización previa del Congreso en donde vio naufragar algunos de sus proyectos en las pasadas legislaturas sin lograr consolidar una mayoría sólida.
La emergencia sanitaria y el aislamiento obligatorio en el que entró el país para contener la propagación del coronavirus ocultó las protestas sociales y el escándalo que comenzaba a enlodar a Duque por una supuesta compra de votos para su campaña en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018 por parte de un ganadero acusado de nexos con el narcotráfico.
Debido a su poca experiencia, desde que asumió el poder el mandatario fue cuestionado por sus críticos que lo señalaban de ser un ejecutor de las órdenes de su mentor político, el expresidente Álvaro Uribe.
Desde que comenzó la pandemia Duque aparece todos los días en un programa de televisión para comunicar decisiones lo que le permitió mostrarse libre de la influencia de Uribe, pero sin perder su rasgo ideológico de derecha y manteniéndose en los lineamientos de su partido Centro Democrático.
"Ha demostrado que tiene la capacidad de gobernar sin necesidad de que lo tutelen", dijo el senador del partido Cambio Radical Germán Varón al explicar que la popularidad ganada por Duque no le permitirá asumir el control del Congreso que solo apoyará los proyectos que se traduzcan en beneficio económico y social para los colombianos.
Con una intervención de una hora diaria de lunes a viernes y de 30 minutos los fines de semana, Duque se convirtió en el presidente con más exposición mediática en la historia del país. La aprobación a su gestión más que duplicó a 52% a finales de abril, desde el 23% de febrero.
Varón aseguró que la pandemia cambió la agenda de Duque en el Congreso en donde además de los proyectos de ley para modernizar la justicia y el sistema electoral deberá impulsar las impopulares reformas de pensiones y laboral además de iniciativas para recuperar la economía y generar empleo.
Mientras la reforma de pensiones busca eliminar subsidios a las jubilaciones más altas, la laboral pretende autorizar la contratación de trabajadores por horas, una iniciativa a la que se oponen los sindicatos y un amplio sector del Congreso.
UN ACTIVO DIFÍCIL DE CONSERVAR
Aunque el Gobierno ha destinado millones de dólares en subsidios a los pobres y las empresas para aliviar los efectos de la pandemia sobre la economía, Varón dijo que el presidente difícilmente podrá mantener su popularidad y el respaldo en medio de una recesión económica y un creciente desempleo.
"No va a ser fácil. La popularidad y el respaldo son frágiles en la medida en que la pandemia y sus efectos no se manejen de manera adecuada, la gente se siente en riesgo y lo ganado se pierde", sostuvo el legislador, miembro de un partido independiente frente al Gobierno en el Congreso.
Un eventual aumento de la pandemia también podría golpear a Duque, advirtió el analista de Colombia Risk Analysis Sergio Guzmán, aunque por ahora el país tiene menos contagios y muertes en comparación con otras naciones como Brasil, Perú y Chile.
Adicionalmente, la izquierda anunció que no permitirá sepultar el escándalo político congelado por el COVID-19.
Los audios de unas llamadas telefónicas interceptadas por la Fiscalía General a José Guillermo Hernández, en las que se refiere a Duque como "mi hermano" e insinúa la destinación de recursos para apoyar su campaña en el departamento de la Guajira, sumandos a fotografías en las que aparece con el ahora presidente, pusieron en dificultades al mandatario.
Más conocido por el alias de "El Ñeñe Hernández", el reconocido ganadero de la costa norte de Colombia asesinado a balazos en Brasil en mayo de 2019, era investigado por supuestos nexos con narcotraficantes.
Duque admitió que Hernández asistió a algunos eventos de su campaña y que lo conoció, pero negó que hubiera aportado recursos a su campaña. Pero el tema sigue latente.
Aunque en el actual periodo de sesiones del Congreso el escándalo no se tocó, la oposición anunció que se reactivará en la próxima legislatura, una vez se controle la pandemia.
"Con toda certeza aquí viene un proceso de debate político intenso una vez se supere esta crisis. Vamos a ver seguramente en el Congreso un control político férreo frente a toda esta situación", aseguró el senador del izquierdista Polo Democrático Iván Cepeda.
Guzmán coincidió con el senador Varón en que el buen momento de Duque es transitorio y se debe al adecuado manejo de la pandemia, una situación que cambiará.
"Las razones del malestar continúan, no creo que vayan a desaparecer sin ningún tipo de catarsis" aseguró Guzmán. "El Presidente Duque tendrá mayores dificultades para gobernar en sus últimos dos años a causa de las profundas divisiones que aún tiene el país, la precaria situación económica y un complicado panorama de seguridad".
(Reporte de Luis Jaime Acosta, Editado por Juana Casas)