Por Brendan O'Brien y Carlos Barria
MINNEAPOLIS, 31 may (Reuters) - El sur de California fue escenario de saqueos el domingo, un camión cisterna chocó contra los manifestantes en Minneapolis y se registraron enfrentamientos entre los manifestantes y la policía en Boston y Washington, mientras el Gobierno se encuentra con dificultades para contener las caóticas protestas en contra de la violencia policial y el racismo.
Soldados de la Guardia Nacional se desplegaron en 15 estados y en Washington D.C., mientras algunas grandes ciudades vivían una quinta noche de incidentes de violencia y destrucción que comenzaron con protestas pacíficas por la muerte de un hombre negro, George Floyd, bajo custodia policial.
"Odio ver mi ciudad así, pero al fin y al cabo necesitamos justicia", dijo Jahvon Craven, de 18 años, mientras estaba en un paso elevado observando a los manifestantes que había debajo, en la Interestatal 35, en el centro de Minneapolis, momentos antes de que entrara en vigor el toque de queda de las 8 p.m. en dicha ciudad.
Floyd, de 46 años, murió el lunes, en un incidente grabado en vídeo en el que se veía a un policía blanco de Minneapolis aplastándole el cuello con la rodilla durante casi nueve minutos. Las imágenes provocaron indignación y prendieron la mecha en una nación dividida política y racialmente, en medio de una campaña presidencial polarizadora, y tras comenzar la desescalada del confinamiento por la pandemia de coronavirus que ha dejado a millones de personas sin trabajo.
Las comunidades minoritarias se han visto especialmente afectadas por la pandemia y las restricciones.
El domingo por la tarde, un camión cisterna chocó contra una multitud de manifestantes en la I-35 de Minneapolis, que había sido cerrada al tráfico. El conductor fue sacado de la cabina y golpeado por los manifestantes antes de la intervención de la policía de Minneapolis. En principio no había constancia de que hubiera manifestantes heridos por el camión.
Las autoridades impusieron toques de queda en docenas de ciudades de todo el país, el mayor número desde 1968, cuando ocurrió el asesinato de Martin Luther King Jr., que también se produjo durante una campaña electoral presidencial y en medio de protestas contra la guerra.
SAQUEOS EN CALIFORNIA En Santa Mónica, tiendas de lujo fueron saqueadas a lo largo del popular paseo de Third Street Promenade antes de que la policía se desplegara en la zona. Tras una protesta mayormente pacífica se produjeron saqueos en la ciudad costera. Más al sur, en el suburbio de Long Beach, en Los Ángeles, un grupo de jóvenes rompió las ventanas de un centro comercial y saqueó tiendas antes de que se dispersaran antes del toque de queda de las 6 de la tarde.
En Washington, los manifestantes provocaron incendios cerca de la Casa Blanca y el humo se mezcló con las nubes de gas lacrimógeno mientras la policía trataba de desalojarlos de la zona.
También hubo conatos de violencia en Boston, tras unas protestas pacíficas en las que los activistas lanzaron botellas a los agentes de policía y prendieron después a un coche patrulla. Filadelfia anunció un toque de queda de 6 p.m. a 6 a.m. después de un día de protestas y saqueos.
Varios cientos de manifestantes marcharon por el centro de Miami cantando: "Sin justicia, no hay paz", pasando por un centro de detención donde se podía ver a los presos en las ventanas estrechas agitando camisas.
Las protestas se extendieron por todo el mundo, con eventos en Londres y Berlín el domingo y otros el lunes, incluyendo Nueva Zelanda, Australia y Países Bajos.
Los brotes de violencia no han cesado a pesar del arresto el viernes del expolicía de Minneapolis Derek Chauvin, de 44 años. Desde entonces ha sido acusado de asesinato en tercer grado. Otros tres oficiales involucrados en el arresto de Floyd aún no han sido acusados.
(Información de Brendan O'Brien y Carlos Barria en Minneapolis; información adicional de Peter Szekely, Maria Caspani y Sinead Carew en Nueva York, Susan Heavey en Washington, Brad Brooks en Austin, Texas, Zach Fagenson en Miami y Bill Tarrant y Dan Whitcomb en Los Angeles; escrito por Dan Whitcomb; editado por Bill Tarrant y Stephen Coates, traducido por Michael Susin en la redacción de Gdansk)