Lima, 31 may (EFE).- Perú recuerda este domingo los 50 años de uno de los terremotos más devastadores ocurridos en su territorio, con epicentro en la región Ancash, que provocó alrededor de 70.000 fallecidos por el aluvión que generó la fractura de uno de los nevados de la Cordillera Blanca.
Las andinas ciudades de Yungay y Ranrahirca desaparecieron del mapa bajo una inmensa capa de piedras, hielo y agua, producto del aluvión por la rotura de una pared del nevado Huascarán, y la primera quedó convertida en camposanto hasta el día de hoy.
Las autoridades de Ancash invitaron este domingo al presidente peruano, Martín Vizcarra, a guardar un minuto de silencio con ellos por las miles de víctimas y a levantar la bandera nacional a media asta en memoria del terrible suceso, que causó muertos en varias regiones del país por su magnitud.
Desde la ciudad de Huaraz, capital de Ancash, Vizcarra dijo que "tenemos que adecuarnos a las condiciones que tiene la naturaleza, (porque) si no aprendemos las lecciones del pasado, vamos nuevamente en el futuro a sufrir de daños y muerte".
El terremoto tuvo su epicentro en la costa peruana, frente al mar de la ciudad de Chimbote, de magnitud 7,9.
"Este terremoto si bien es cierto ocasionó algunos daños en la costa, lo más representativo ocurrió en la Cordillera Blanca", explicó a Efe el especialista del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet) Pool Vásquez.
"El macizo rocoso donde se encuentran los glaciares prácticamente temblaron, cuya consecuencia fue la ruptura de un bloque de hielo acompañado de rocas que se vinieron abajo desembalsando la laguna", agregó.
El ingeniero geólogo indicó que "esto es lo que ocasionó un alud que se canalizó por todo el valle, donde se encontraban dos poblados como Ranrahirca y Yungay, que fueron arrasados en su totalidad".
El experto precisó que la inestabilidad que presentaban los glaciares en la Cordillera Blanca "fue lo más terrible y que la población no se encontraba preparada para evacuar".
El impacto del sismo se sintió en todo Ancash, La Libertad, Lima y tan lejos como las sureñas regiones de Arequipa y Cusco.
Vásquez añadió que "el relieve cambió totalmente en ese valle, fue rellenado por material aluviónico y fue modificada la geografía".
Sin embargo, Ranrahirca ya había sufrido en 1962 de otro aluvión que lo sepultó, "pero se reconstruyó en el mismo lugar, encima del material que había dejado el anterior aluvión, y luego en el 70 producto del sismo se vino este alud, mucho más fuerte, que otra vez la arrasó".
"Esta vez fue peor y, a la vez, que se canalizó por otro lado llevándose también Yungay", anotó.
La antigüa Yungay "es un camposanto donde no se pudieron sacar a las víctimas porque era casi imposible escarbar todo ese material y entonces se convirtió en un camposanto. Solo por eso el nuevo Yungay se estacionó al costado", indicó el experto.
Los sobrevivientes del terremoto de 1970 se asentaron nuevamente en este valle andino, cerca de los territorios sepultados, a pesar del riesgo permanente de un nuevo movimiento telúrico que genere otra desgracia similar.
"Siempre ocurren movimientos de este tipo y no se está tomando una conciencia seria acerca de este tipo de fenómenos, que puede volver a ocurrir", expresó Vásquez.
"Puede volver a desprenderse casquetes de hielo de la cordillera Blanca, por supuesto, no necesariamente en la quebrada donde está Yungay, sino en otras donde está Caraz, Carhuaz o el mismo Huaraz, que es la ciudad con mayor cantidad de población", precisó.
En opinión del especialista del Ingemmet, hace falta "un poco de cultura de prevención" en las poblaciones cercanas a este tipo de riesgos.
"Si la población no hace caso a esto, de nada sirve tener un montón de manuales y mapas de donde no deben asentarse", comentó.
Vásquez señaló que "todas las ciudades que se encuentran en la costa peruana son las más vulnerables a los sismos", por la ubicación cerca a las placas de Nazca y continental.
Y que precisamente una evidencia de la dinámica del planeta Tierra "es justamente esa liberación de energía que hacen los terremotos", precisó el experto.
Mónica Martínez