NUEVA YORK (AP) — Sam Darnold está mayormente satisfecho de cómo terminó el año pasado con los Jets de Nueva York. Pero el joven quarterback iniciará su tercera temporada en la NFL sabiendo que necesita ser incluso mejor.
¿Todo o nada? No realmente.
Pero Darnold necesita avanzar en su evolución este año. Hasta ahora, ha mostrado destellos promisorios de sus habilidades como organizador de jugadas, junto con algunas inconsistencias.
“Definitivamente hay espacio para crecer”, reconoció Darnold el martes en una conferencia por Zoom con reporteros. “A lo largo de la segunda mitad de la temporada creo que mejoré muchas cosas. Creo que fui más consistente y fui capaz de ganar confianza en la ofensiva.
“Por supuesto hay lugar para mejorar este año y yo estoy intentando ser tan consistente como sea posible y jugar a un nivel alto”.
Eso es lo que se espera de toda la franquicia, cuyo objetivo principal en el receso entre campañas ha sido ayudar a Darnold con protección y estrategia.
El gerente general Joe Douglas reconstruyó la línea ofensiva al seleccionar en el draft al tackle izquierdo Mekhi Becton y al guard Cameron Clark. Trajo de vuelta al guard Alex Lewis y firmó al tackle George Fant, al centro Connor McGovern, así como a los guards Greg Van Roten y Josh Andrews.
Los Jets incorporaron al corredor Frank Gore, el tercer mejor por tierra en la historia de la NFL para complementar a Le'Veon Bell. Perdieron al receptor Robert Anderson con Carolina en la agencia libre pero firmaron a los receptores Breshad Perriman y Josh Doctson. El receptor Denzel Mims y el corredor La'Mical Perine fueron selecciones clave en el draft.
¿Pero es suficiente para terminar con la sequía de postemporada que alcanzó nueve años, la tercera más larga de la NFL detrás de Cleveland (17) y Tampa Bay (12)?
“Definitivamente tenemos a los chicos para ganar partidos”, dijo Darnold. “Pero como vemos cada año se trata de cómo se junta todo. En este momento aún tenemos un largo camino por recorrer".
Darnold tuvo un complicado primer año con la ofensiva del coach Adam Gase. Se perdió tres partidos por una mononucleosis y después fue objeto de burlas tras ser captado por las cámaras de transmisión en la banca, cuando decía que estaba “viendo fantasmas” durante la derrota ante Nueva Inglaterra.
Pero repuntó en los últimos ocho partidos, lanzando 13 pases de anotación con apenas cuatro intercepciones y una foja de 6-2.