CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El gobierno de la Ciudad de México está enviando brigadas para ayudar a ancianos e indigentes durante el tiempo que dure la emergencia sanitaria implementada para frenar al coronavirus, dijeron el jueves las autoridades.
El propósito del programa es retirar a las personas sin hogar de las calles y permitirles sobrevivir en un albergue, dijo Almudena Ocejo, secretaria de Inclusión y Bienestar Social de la capital del país.
Debido a que en México se han efectuado relativamente pocas pruebas para detectar al coronavirus —unas 16.700 en una nación de 125 millones de habitantes—, el gobierno federal está recomendándole a las personas con síntomas que no requieren atención urgente que simplemente permanezcan en casa.
Trabajadores de la ciudad provistos de mascarillas están entregando paquetes médicos sencillos que incluyen un termómetro, desinfectante, tapabocas y paracetamol a las personas que han llamado a un número telefónico especial establecido por las autoridades para que avisen si tienen síntomas que pudieran corresponder al COVID-19.
Hasta ahora esos paquetes han sido entregados a unos 2.450 ciudadanos cuyos síntomas coinciden con una posible infección de coronavirus. También se han otorgado apoyos en alimentos y dinero.
Según la ciudad, 180.000 personas han llenado los formularios correspondientes a posibles casos en el número telefónico especial. De esa cantidad, 250 dijeron tener síntomas graves que ameritaron la visita de personal médico de emergencia, aunque sólo seis fueron llevados directamente al hospital. La ciudad tiene 855 casos confirmados de coronavirus, aunque la Secretaría de Salud de la capital calcula que hasta 6.000 personas estén contagiadas en la ciudad.
Los brigadistas también están visitando a ancianos que viven solos para ver si tienen apoyo familiar. Si no es así, serán visitados o se les hablará por teléfono para ver cómo se encuentran.
Otros brigadistas están intentando persuadir a los entre 2.000 y 4.000 indigentes de la ciudad para que vayan a los diversos albergues, cuyo cupo fue ampliado. El principal albergue de la urbe tiene ahora a unos 600 indigentes, cerca de su capacidad de 700 camas.
Por ley, las personas en situación de calle no pueden ser obligadas a ingresar en los albergues, pero Ocejo dijo que ha notado mayor disposición entre ellas a aceptarlo desde que en marzo se declaró la emergencia sanitaria y se dispuso el distanciamiento social como medida de prevención. Lo anterior puede deberse a que han comenzado a escasear las limosnas y los encargos que los indigentes hacen para tener algún dinero a medida que disminuye la presencia de personas en las calles.
“Tenemos contacto con 65 personas al día”, dijo Ocejo en referencia a los indigentes. “En un día normal, seis o siete personas deciden ir al albergue. En días recientes hemos visto 10 o 12”.
La ciudad tiene pensado ampliar la capacidad de alojamiento con la instalación de un centro tipo carpa con 300 camas en un lote baldío.
Las autoridades crearon un grupo en WhatsApp a fin de que los 9 millones de habitantes de la ciudad avisen de personas sin hogar que pudieran necesitar asistencia. También han aumentado los mensajes enviados a ese grupo, señaló Ocejo.
Y en un país donde no abundan los programas de asistencia alimentaria para ancianos o discapacitados, los llamados “comedores populares” o “comedores comunitarios” continúan sirviendo a diario unas 65.000 comidas de bajo precio. En estos días la mayoría de los clientes traen sus propios recipientes de plástico para llevar la comida a casa, aunque el consumo en el lugar continúa disponible para los indigentes.
A nivel nacional, México acumula 3.441 casos confirmados con 194 defunciones, aunque el gobierno considera que podría haber unos 28.000 infectados a los que no se les han realizado pruebas.