La pandemia del coronavirus merma vetos a bolsas de plástico

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PORTLAND, Oregon, EE.UU. (AP) — Hace apenas unas semanas, ciudades y estados de todo Estados Unidos estaban ocupados prohibiendo las pajitas, limitando los envases de comida para llevar y obligando a los compradores a llevar bolsas reutilizables o a pagar una pequeña tarifa a medida que el movimiento para limitar los plásticos de un solo uso calaba en el país.

Pero una pandemia lo cambia todo.

En cuestión de días, las prohibiciones, ganadas duramente, para reducir el uso de plásticos _ y especialmente de bosas para la compra _ en todo el país se han visto criticadas por el miedo a que el virus pueda permanecer en las bolsas, vasos y pajitas reutilizables.

Los gobernadores de Massachusetts e Illinois han prohibido o desaconsejado el uso de bolsas de supermercado reusables. Oregon suspendió su reciente veto a las bolsas de plástico esta semana, y ciudades desde Bellingham, Washington, a Albuquerque, Nuevo México, han anunciado la paralización de los suyos mientras el coronavirus se propaga por el país.

Si a esto le sumamos un incremento en la compra de comida para llevar y la prohibición de usar vasos y pajitas reutilizables en las cafeterías que siguen abiertas, los ambientalistas están preocupados porque el COVID-19, la enfermedad causada por el virus, pueda revertir sus esfuerzos para atajar la contaminación por plásticos varios años.

“La gente teme por sus vidas, su sustento, la economía, alimentar a sus seres queridos, por lo que el medio ambiente está en un segundo plano”, explicó Glen Quadros, propietario de Great American Diner & Bar en Seattle.

Quadros ha despedido a 15 empleados y ha visto una caída del 60% en su negocio desde que Seattle cerró todos los negocios para frenar la pandemia. Por ahora, está usando envases biodegradables para comida para llevar y entregas, pero estos productos cuestan tres veces más que los de plástico, y son cada vez más difíciles de encontrar por el repunte de los pedidos, señaló.

La industria del plástico ha aprovechado el momento y está cabildeando para revertir los vetos a los plásticos de un solo uso alegando que son la opción más segura frente al virus. California, Connecticut, Delaware, Hawai, Maine, Nueva York, Oregon y Vermont tienen vetos estatales a las bolsas de plástico, y Oregon y California disponen de leyes que limitan el uso de las pajitas de plástico.

En Nueva York, la norma sobre las bolsas está en suspenso por una demanda.

La Asociación de la Industria del Plástico envió recientemente una carta a Alex Azar, director del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, pidiéndole que hable en contra de la prohibición de las bolsas de plástico porque supone un riesgo para clientes y trabajadores. Y la Alianza Americana de Bolsas de Plástico Reciclable está redoblando su oposición a esta norma bajo una campaña, que ya existía, llamada Bag the Ban.

Los sindicatos de trabajadores de supermercados se han unido también a este coro. El que representa a los empleados de Oregon está haciendo presión para que se prohíban las bolsas reutilizables, y un sindicato de Chicago pidió el “fin del impuesto a las bolsas transmisoras de enfermedades”.

Los críticos alegan que las personas que tienen este tipo de bolsas no las lavan a menudo.

Un estudio de los Institutos Naciones de Salud de EEUU halló que el nuevo coronavirus permanece en plásticos y en acero inoxidable por hasta tres días, y en el cartón hasta uno. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades dicen que parece posible que una persona contraiga el COVID-19 al tocar una superficie que contenga el virus y luego se toque la boca, la nariz o los ojos, aunque esta no es la principal vía de contagios.

Se necesitan más estudios para evaluar por completo los peligros que suponen las bolsas reutilizables, que en su mayoría están fabricadas de tela, señaló la doctora Jennifer Vines, jefa de la oficina de Salud en la zona metropolitana de Portland.

En la mayoría de los pacientes, el coronavirus causa síntomas leves o moderados, como fiebre o tos, que desaparecen en unas dos o tres semanas. Pero puede derivar en enfermedades más graves, como la neumonía, e incluso en la muerte, especialmente en mayores y personas con patologías previas.

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