CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Pumas reconoció el lunes que uno de sus jugadores, recientemente ascendido al primer equipo, acosó sexualmente a una empleada de ese club mexicano hace casi tres años y fue sancionado en su momento.
Sin embargo, el club de la primera división negó que hubiera destituido a la trabajadora en cuestión como una represalia tras denunciar el hecho, y aseguró que la víctima había pedido que no se despidiera al futbolista.
El equipo, que representa a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), emitió un comunicado en el mismo día en que el diario deportivo Récord publicó una columna en que se hacía amplia referencia al caso. La columna refiere la versión de la mujer, quien es citada con un seudónimo y trabajó para el club como profesora, impartiendo clases de bachillerato a los jugadores de las fuerzas inferiores.
De acuerdo con el relato, fue durante esas clases que el jugador Marco García tomó subrepticiamente fotos por debajo de la falda de su mentora, y las compartió por mensajes de texto con varios compañeros en el equipo.
La historia publicada por el rotativo incluye una de las imágenes supuestamente tomadas por García, de 20 años y quien debutó con el primer equipo recién en enero.
De acuerdo con el club, los hechos ocurrieron en septiembre del 2017, cuando el jugador tenía 17 años.
“La entonces directiva, a través del departamento de Recursos Humanos, apoyó a la agraviada e investigó el caso y, después de entablar diálogo con ambas partes, acordó no despedir al jugador, a petición de ella, sino que se le sancionara con una suspensión por poco más de dos meses sin goce de sueldo y sin actividad deportiva alguna en el club, otorgando el perdón correspondiente”, explicó el equipo capitalino.
Pumas es administrado por un patronato que tiene permiso de hacer uso de los colores e instalaciones de la UNAM, tales como el estadio Olímpico. Ese patronato era administrado por Rodrigo Ares de Parga cuando ocurrió el incidente.
Actualmente, Ares de Parga se desempeña como dirigente con el Querétaro, también de la primera división.
La columna señala que, al percatarse de que el jugador tomaba las fotografías, la mujer le arrebató el teléfono celular, pero cuando éste estaba en manos del club, fueron borradas las imágenes en cuestión. Citada por el diario, la mujer indica que el club no emitió un documento donde constara el caso, no lo denunció ante las autoridades y, en cambio, la despidió injustificadamente.
“El compromiso del club Universidad es y ha sido formar futbolistas, pero también seres humanos, por lo que, además de la sanción señalada, se incorporó al jugador a tratamiento psicológico y emocional sobre la materia”, aseveró sin embargo el equipo. “Finalmente, es muy importante aclarar que la persona involucrada dio por terminada su relación laboral con el club Universidad un año y dos meses después, como consta en el escrito de su renuncia”.
En México, el último caso de acoso sexual dentro de un club de la primera división se remontaba a abril del 2014, cuando una podóloga de Chivas denunció al entrenador argentino Ricardo La Volpe, quien salió del club poco después.
El nuevo caso trasciende en una jornada en que miles de mujeres en todo México se quedaron en casa, sin acudir al trabajo o la escuela. El paro de actividades, denominado “Un día sin mujeres”, se realizó horas después de que decenas de miles de ellas tomaron las calles para protestar contra la creciente violencia de género en el país.