WIDER IMAGE-Conoce a las mujeres que buscan oro en la cima del mundo

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Eva Chura, de 42 años,
Eva Chura, de 42 años, una 'pallaquera' conocida como recolectora de oro, golpea rocas que fueron descartadas de una mina, en busca de oro, en la ciudad de La Rinconada, Perú. 11 de octubre de 2019. REUTERS/Nacho Doce.

Por Nacho Doce y Mitra Taj

LA RINCONADA, Perú, 6 mar (Reuters) - Eva Chura es una mujer de montaña. Estas mujeres, que viven con sus familias en chozas en una zona aurífera en los Andes, se ganan la vida recogiendo oro de escombros.

Son conocidas como "pallaqueras", lo que se traduce aproximadamente como "recolectores de oro".

Chura llegó hace 12 años desde su ciudad natal de Chupa en la región de Puno a la Rinconada, un asentamiento de unas 50.000 personas que se cree que es el más alto del mundo. Cinco de sus ocho hijos viven con ella en su casa de zinc corrugado.

La mayor es Natalie, de 13 años. Chura todavía está amamantando al más joven, un niño llamado Alizon, y se lleva al bebé con ella cuando se va a recolectar oro.

Chura tarda una hora en llegar al sitio donde trabajan las mujeres. Cuando llegan allí, siempre se sientan y mastican hojas de coca, encienden dos cigarrillos "para los santos" y beben un poco de anís para tener suerte. "A veces hay oro, otras veces no. Por el momento es muy bajo", manifestó.

Los hombres de La Rinconada excluyen a todas las mujeres de las minas excavadas debajo de la montaña. Afirman que el espíritu femenino de la mina, ubicada debajo de un glaciar llamado La Bella Durmiente, estaría celosa y hasta enojada si las mujeres trataran de robarle sus riquezas.

Entonces, a cambio, las mujeres se turnan para trepar sobre rumas de rocas negras que los hombres han arrojado de la mina.

Oscilando encima del suelo, se agachan y voltean sobre las rocas, mientras sus ojos escanean las piedras en busca de un destello de oro.

Todo lo que promete, lo embolsan y es llevado para procesar y vender a los comerciantes del mercado negro, cuyos puestos se alinean en la calle principal de La Rinconada.

"En una semana a veces puedo obtener 1 gramo o 2 gramos de oro", dijo Chura. Los precios del mercado negro varían, pero en el mercado de Londres alcanzaría los 50 o 100 dólares. "Si tengo suerte, a veces puede ser de 20 gramos, pero eso se debe a la suerte", afirmó la mujer.

Las cantidades que recolecta cada mujer son pequeñas, pero miles lo están buscando; algunas estimaciones dicen que hay más de 15.000 pallaqueras en Perú.

Nadie recoge basura en La Rinconada. Tanto las mujeres como los hombres arriesgan sus vidas y subsisten en la miseria en el aire helado de la montaña.

La vida es dura, dice Chura, pero está mejor recogiendo oro.

"No cuento a mi esposo, porque él no es una ayuda como padre o esposo", dijo. "Soy el papá y la mamá (...). No queremos nada. Tenemos todo", agregó.

Ella se preocupa, especialmente por el hecho de que no tiene apoyo si alguna vez alguien en la familia se enferma.

"Es muy triste vivir con basura y tierra, lavarse en el frío, con agua de la montaña. Pero te dices a ti mismo que lo superes. Los niños te dan fuerza y ​​coraje para trabajar", dijo.

Chura manifestó que sus hijos que nacieron en La Rinconada no se molestan por las condiciones, pero cuando otras personas las visitan, no les gusta el olor y la basura.

"Solía ​​ser peor. El olor era más fuerte. Ahora tenemos terrenos para jugar al fútbol o al voleibol", expresó la mujer en la montaña.

Para extraer oro de las rocas, los hombres y las mujeres usan mercurio, que enjuagan con hielo derretido del glaciar. El agua tóxica fluye luego por la montaña hacia ríos o charcos.

"El agua utilizada en la minería se acaba de descargar y todas las comunidades aguas abajo (...) que son estrictamente áreas agrícolas, reciben agua contaminada para mantener su ganado y cultivos", dijo Federico Chavarry, fiscal de delitos ambientales de la región.

"Estas mismas aguas transportan metales pesados ​​directamente al lago Titicaca".

Titicaca es el lago más grande de América del Sur, una fuente vital de agua potable y peces para la población.

Su contaminación es mayor por los desechos del procesamiento de oro y la aguas residuales no tratadas de ciudades vecinas. En 2012, una organización sin fines de lucro alemana, Global Nature Fund, lo nombró el lago más amenazado del año del mundo.

Los fragmentos de oro que producen estas personas, al menos en el pasado, han llegado a las cadenas de suministro de las empresas, incluidos los fabricantes de teléfonos y los joyeros.

En el 2018, una refinería suiza que había estado tomando el metal durante años dejó de adquirir oro después de que los fiscales peruanos alegaron que la compañía que lo recolectaba era un frente usado por el crimen organizado.

Ahora, Chura y otros en La Rinconada dicen que el suministro de oro se está agotando en esta área. "No es como solía ser. Por eso suceden tantas cosas feas", manifestó.

Mineros han sido asesinados a tiros en socavones; mujeres jóvenes son traficadas a prostíbulos; y las peleas son comunes.

Cuando la policía u otras autoridades vienen a la zona para hacer cumplir la ley o restringir la minería, han sido amenazados por los mineros con la dinamita utilizada para abrir los túneles. Las mujeres también se unen a las protestas, algunas dicen que los hombres las obligan a hacerlo.

Ahora hay menos oro en la montaña, los hombres beben mucho más, dijo Chura. "Pasan más tiempo en los bares que trabajando".

Su hija Natalie la ayuda. "Ella es como un hijo", dice Chura. "Pero tengo miedo de las cosas que le pueden pasar".

(Traducido por Marco Aquino)

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