WASHINGTON (AP) — “Falta de talento”. Antipática. “Maliciosa”. Con esas palabras, el presidente Donald Trump atacó el viernes a la exprecandidata presidencial demócrata Elizabeth Warren y aseguró que el sexismo no habría sido el motivo del fracaso de su campaña por la candidatura.
Durante la firma de un paquete de emergencia de 3.800 millones de dólares para combatir la epidemia de coronavirus, un periodista le preguntó a Trump si consideraba que el sexismo habría sido la causa de la salida de Warren de la contienda.
"No, yo creo que su problema fue la falta de talento. Tiene una tremenda falta de talento", dijo Trump. Reconoció que la senadora por Massachusetts es "una buena polemista", que en los debates "destrozó" la candidatura de Mike Bloomberg "como si nada".
"Pero la gente no la quiere", prosiguió. "Es una persona muy maliciosa... Eso a la gente no le gusta. Les gusta una persona como yo, que no soy malicioso".
Es un tipo de ataque que suelen sufrir las mujeres en política, como cuando el entonces precandidato y luego presidente Barack Obama se refirió a su rival Hillary Clinton de manera condescendiente, como una persona "bastante simpática" durante las primarias demócratas de 2008.
Desde luego, Trump tiene una larga trayectoria de comentarios poco halagadores. Aunque dice en su propia defensa que insulta a todo mundo por igual, ha reservado sus comentarios más desagradables para las mujeres y su apariencia física: las ha comparado con animales y parece sentir un rencor particularmente agudo cuando ellas lo atacan.
Cuando la moderadora Megyn Kelly le enrostró sus declaraciones sobre las mujeres en el primer debate republicano de la campaña de 2016, Trump dijo luego: "Se veía brotar la sangre de sus ojos, se veía brotar la sangre de su ‘donde fuera’".
Warren abandonó la contienda demócrata el jueves, después de obtener resultados decepcionantes en las primarias iniciales. La campaña de Trump, que la consideraba una contendiente temible, la atacó desde el comienzo y le puso el mote burlón de "Pocahontas", una princesa indígena, cuando declaró que entre sus antepasados había nativos americanos.