LAS VEGAS (AP) — A decir de los propios púgiles, la pelea del sábado en la noche entre Deontay Wilder y Tyson Fury por el título de los pesados es tan relevante que hicieron falta dos cadenas televisivas para poderla realizar.
Esto es sólo parcialmente cierto, pero perdonable. Es boxeo, después de todo, y un poco de exageración ayuda bastante a vender una pelea.
Lo cierto es que ESPN y Fox Sports debieron unirse para que el combate fuera posible en el escenario del MGM Grand Hotel. Y también es cierto que, como nunca antes, ambas redes han hecho esta semana gran publicidad para conseguir que la gente pague 79,99 dólares para ver la pelea en casa.
Al final la atención generada por la contienda es positiva para una disciplina—y una división de peso completo— que de súbito vuelve a ser pilar de los canales deportivos de Estados Unidos.
“Para ser francos, esto no sucedía desde hace mucho tiempo. Creo que este deporte está en el camino correcto”, dijo Bill Wanger, vicepresidente ejecutivo de programación, investigación y estrategia de contenidos de Fox Sports.
“Nuestro programa de boxeo continúa su evolución con PBC (Premier Boxing Champions) con el que hemos emprendido un gran esfuerzo para regresar el pugilismo a las masas y crear estrellas con estos boxeadores”.
Sin duda, Wilder y Fury ya eran astros en este deporte. Hace 14 meses empataron en una pelea de entretenimiento en Los Ángeles; se mantienen invictos y son indiscutiblemente los dos mejores pesos pesados del mundo en este momento.
Sin embargo, la constante promoción en ambos canales que ha antecedido a la pelea —ESPN incluso ha transmitido un especial producido por Fox— aumentará la fama de ambos púgiles fuera del boxeo. También los hará mucho más ricos si la modalidad de “pago por ver” alcanza los niveles que persigue la publicidad.
“Nunca antes una pelea había tenido tanta promoción como ésta”, dijo Bob Arum, el copromotor de la pelea que efectúa esta actividad desde que Muhammad Ali estaba en su mejor momento. “Incluso tuvimos dos comerciales del Super Bowl, ¿cuándo había sucedido eso?”.
Aunque ninguno de los canales televisivos está dispuesto a pronosticar cuántos hogares pagarán por ver la pelea (Arum expresó confianza en que sean casi dos millones), posiblemente será el pleito más importante de esta modalidad televisiva desde el disputado en 2015 entre Manny Pacquiao y Floyd Mayweather Jr —otra promocionada por un par de cadenas televisivas— que alcanzó 4,6 millones de clientes.
“No hablamos de proyecciones, pero lo que puedo decir es que esta pelea ha atraído la atención e imaginación no sólo de los aficionados al boxeo sino de aficionados informales a los deportes”, dijo Matt Kenny, vicepresidente de programación y adquisiciones de ESPN. “Ambos púgiles han mostrado una habilidad para trascender de verdad al deporte”.