LAS VEGAS (AP) — Terry Reece siempre dudó de que el electorado vaya a apoyar a Bernie Sanders, un hombre de 78 años que se describe a sí mismo como un socialista democrático y que hace poco sufrió un infarto. No obstante, terminó empatado en el primer lugar en los caucuses de Iowa y ganó la primaria de New Hampshire.
Esto hizo que Reece reconsiderase las cosas. Luego de inclinarse por meses por Joe Biden, Reece llenó un formulario expresando preferencia por Sanders con miras a los caucuses de Nevada de esta semana.
“Creo que la gente quiere dar vuelta la página y buscar algo más radical, cambiar el status quo”, expresó Reece, una afroamericana de 62 años propietaria de una pequeña empresa periodística en Las Vegas.
Eso es exactamente lo que busca Sanders para ganar la nominación presidencial demócrata. Desde el comienzo Sanders ha tratado de despejar los temores de que es un candidato marginal, cuya propuesta de una revolución política no tendrá eco y dará paso a otra derrota humillante. Su buen desempeño en Iowa y New Hampshire alimenta la sensación de que su candidatura puede ser viable.
“La razón por la que vamos a ganar en Nevada, por la que vamos a ganar la nominación demócrata y vamos a derrota a Trump es que tenemos un programa enfocado en las necesidades de las familias trabajadoras, no de los multimillonarios”, expresó Sanders el martes en una presentación en la Universidad de Nevada en Las Vegas.
Sanders tiene grandes expectativas en Nevada, que realiza su caucus el sábado. Cuenta con una buena organización y está movilizando a los jóvenes y a muchos hispanos. Pero hay numerosos obstáculos en su camino en las próximas semanas.
Se espera que el exalcalde de Nueva York Mike Bloomberg, que debutaba el miércoles en los debates, cuestione la propuesta de Sanders de una revolución económica y política, considerándola poco realista y demasiado liberal para sectores moderados que lo único que quieren es sacar a Trump de la Casa Blanca. Sanders no ha logrado unir al ala liberal del partido y tampoco consiguió el respaldo sindical más codiciado en Nevada. Su propuesta de un seguro médico universal puede alarmar a votantes de ambos partidos por la perspectiva de que suba los impuestos y la gente se quede sin los seguros privados que tiene.
Sanders, por otro lado, no ha logrado victorias amplias por ahora.
Pete Buttigieg, su principal rival en las dos primeras contiendas, volvió a poner en duda las posibilidades de Sanders de unir el partido el martes.
“El senador Sanders expone muchos de los ideales que compartimos todos”, expresó. “Pero lo que necesitamos ahora es garantizar que atraemos tanta gente como sea posible. Y si la opción que damos es ‘o apoyas una revolución o apoyas el status quo’, no creo que la mayoría de nosotros esté de acuerdo con eso”.
Los resultados que se están dando, sin embargo, pueden convencer a muchos indecisos, según Tim Miller, ex estratega de la fallida campaña presidencial de Jeb Bush.
“La gente quiere un ganador”, dijo Miller. “Alguien que pueda ganar en noviembre. Y las victorias en las primarias dan lustre al candidato”.
Miller es uno de varios analistas de ambos partidos que ven paralelos entre la contienda republicana del 2016 y la actual primaria demócrata. En ambos casos, un candidato marginal contó con el sólido apoyo de un importante sector mientras una cantidad de centristas se dividían el resto de los votos. Trump siguió acumulando victorias en las primarias de hace cuatro años y al final se llevó el apoyo de gente que tal vez no lo veía con buenos ojos pero que quería derrotar a Hillary Clinton.
Hay quienes incluso piensan que Sanders podría sacarle algunos votos a Trump.
El gran interrogante para Sanders es si el partido también se alineará detrás suyo en caso de que siga sumando triunfos. Por ahora, buena parte del establishment demócrata piensa que Sanders no puede alcanzar la presidencia con una economía floreciente. Y no faltan quienes creen que su nominación podría costarles la Cámara de Representantes a los demócratas.
A Sanders podría resultarle difícil encontrar la fórmula para ganarle a Trump. No es popular en la Florida, un estado indeciso clave en las presidenciales, con muchos cubanos que detestan el socialismo. Y es poco probable que logre llevarse estados del sur como Arizona, Georgia y Texas.
En este contexto, Sanders necesitaría ganar los estados del cinturón industrial que le dieron la victoria a Trump en el 2016, como Pensilvania, Michigan y Wisconsin.
Jeff Weaver, uno de los principales asesores de Sanders, dice que muchos subestiman las posibilidades del senador.
“El tema de la viabilidad es explotado por candidatos más conformistas”, manifestó. “Pero creo que la gente quiere alguien que le haga frente a las elites políticas y económicas”.
Weaver señaló que Sanders se puede llevar una cuarta parte del voto republicano en su estado, Vermont, y que en las primarias del 2016 derrotó en 23 estados a Clinton. Identificó estados rurales del oeste del país como Montana y las dos Dakotas como sitios donde Sanders podría ganar en las elecciones generales y dijo que candidatos a las gobernaciones de estados del cinturón industrial como Michigan y Wisconsin le pidieron su apoyo en sus campañas electorales en el 2016.
Sanders está tratando de atenuar su mensaje y no ha hablado en Nevada de una revolución política ni ha mencionado el socialismo democrático.
Lo que sí empezó a hacer es criticar a Bloomberg, quien asoma como un posible rival fuerte de centro.
“La simple verdad es que Bloomberg, con todo su dinero, no generará el tipo de energía y entusiasmo necesarios para movilizar suficiente gente como para ganarle a Donald Trump”, dijo Sanders.
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Los reporteros de la Associated Press Jonathan J. Cooper (Las Vegas) y Scott Sonner (Reno, Nevada) colaboraron con este despacho.