Diplomática destituida por Trump recibe premio de diplomacia

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WASHINGTON (AP) — Una diplomática de Estados Unidos cuya abrupta remoción de su cargo como embajadora en Ucrania por parte del presidente Donald Trump se volvió un centro de las audiencias del juicio político recibe un premio a la excelencia en el manejo de la diplomacia.

Está previsto que la recientemente jubilada Marie Yovanovitch reciba el premio Trainor del Instituto para el Estudio de la Diplomacia de la Universidad Georgetown en una ceremonia el miércoles, lo que sería su primera aparición en público desde que compareció ante el Congreso en el juicio político del mandatario.

Entre los galardonados anteriores del premio están la exsecretaria de Estado Madeleine Albright, el expresidente mexicano Ernesto Zedillo y el exsecretario general de la ONU Kofi Annan.

Yovanovitch era una funcionaria del servicio exterior muy apreciada cuando Rudy Giuliani, como abogado personal de Trump, dirigió una campaña en su contra mientras intentaba que funcionarios ucranianos lo ayudaran en su campaña de reelección.

Giuliani después dijo en una serie de entrevistas que él forzó su salida del puesto y entregó al presidente información que demostraba que ella impedía las investigaciones que podrían haber ayudado a Trump.

Yovanovitch, quien fue destituida en mayo de 2019 sin explicación pública, testificó ante el Congreso que había presionado al gobierno ucraniano para que atendiera las preocupaciones de Estados Unidos sobre corrupción y describió una “campaña concertada” en su contra basada en “afirmaciones falsas y sin fundamentos por personas con motivos claramente cuestionables”.

Trump la criticó públicamente mientras testificaba al tuitear que “todos los lugares a dónde iba Marie Yovanovitch terminaban mal”.

En una carrera de casi 34 años en el Departamento de Estado, recibió una serie de ascensos tanto de gobiernos republicanos como demócratas, con puestos que incluyeron ser embajadora ante Kirguistán y Armenia.

En una reciente columna de opinión publicada en el periódico The Washington Post, dijo que era un honor representar a Estados Unidos como inmigrante en el país y defendió su decisión, y la de otros altos funcionarios, de comparecer ante el Congreso sobre lo que consideraban trasgresiones del gobierno.

“Cuando servidores públicos en la actual administración vieron a altos funcionarios tomar medidas que consideraban muy equivocadas con respecto a la nación de Ucrania, se negaron a participar”, escribió. “Cuando el Congreso nos pidió testificar sobre esas actividades, mis colegas y yo no lo dudamos, incluso ante los intentos del gobierno de silenciarnos”.

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