WASHINGTON (AP) — Hace aproximadamente un año, los dirigentes de la Reserva Federal estaban nerviosos, los mercados estaban cayendo y cundía el pánico por la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Era imperante que el banco central norteamericano supiera si el nerviosismo estaba inhibiendo el gasto del consumidor, pero no era posible obtener esos datos por un cierre parcial del gobierno, que suspendió las actividades de las entidades oficiales.
Es por eso que los directivos del banco central estadounidense hicieron algo que nunca habían hecho: tomaron los datos de una compañía privada. Escogieron a First Data, una compañía de pago con tarjeta que procesa transacciones por valor de 2 billones de dólares al año.
Las cifras de la compañía revelaron que la mayoría de los consumidores estaba desestimando los temores. Unas semanas después, cuando al fin se difundieron las cifras oficiales, eran similares a las de First Data.
"Fue un cambio importante para la Fed, pero le ayudó en el sentido de que pudo obtener información importante sobre la economía cuando no salieron las cifras de las ventas minoristas", comentó Claudia Sahm, una exempleada de la Fed que ayudó a recopilar los datos de First Data. Los directivos del banco central, añadió, "estaban sumamente interesados en lo que decían esos resultados".
La experiencia parece haber despertado el apetito del banco central estadounidense por fuentes privadas de datos que puedan ayudarle a diagnosticar mejor la situación económica del país.
Tomando en cuenta que la Fed toma sus decisiones sobre tasas de interés con base en una enorme variedad de cifras, la institución reconoce que a veces la información de empresas privadas puede ser igual de acertada _y a veces más oportuna_ que los reportes oficiales de los que depende tradicionalmente.
"Hemos estado trabajando con compañías recolectoras de datos... con el propósito de entender mejor la situación económica actual del país", declaró el año pasado el presidente del banco central, Jerome Powell. "Es un tema que nos interesa mucho".
Gracias a las nuevas tecnologías, han aumentado las oportunidades de estudiar datos económicos. Millones de transacciones financieras, digitalizadas y registradas por firmas privadas, podrían ayudar a la Fed y a otras agencias públicas a rastrear cambios en las ventas, los precios y los salarios de distintas compañías y entidades. Hoy en día han aumentado drásticamente la velocidad de procesamiento de las computadoras y la capacidad de almacenar datos. El software más avanzado permite evaluar y manipular enormes pilas de datos.
La gran incógnita es cuál será a la larga el beneficio real de todo esto. ¿Podrán los datos privados ayudar a la Fed a detectar y contrarrestar las recesiones más rápidamente? De ser así, en teoría, el gobierno podría evitar pérdidas de empleos y los trastornos sociales y psicológicos provocados por las crisis económicas.
"Este tipo de datos son cada vez más importantes para poder evaluar bien la situación económica del país y poder tomar medidas al respecto", explicó Matthew Shapiro, economista de la Universidad de Michigan y especialista en el uso de datos macroeconómicos, en una conferencia en otoño pasado. "La calidad de las estadísticas oficiales irá bajando sin la ayuda de las grandes compañías recaudadoras de datos".