Británicos apátridas, una de las consecuencias de Brexit

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SAINT-MARTIAL-SUR-ISOP, Francia (AP) — Para muchos británicos que viven en ciudades y pueblos de Europa, en la medianoche del viernes Brexit actuaba como una guillotina electoral que acaba con su derecho al voto y a postularse a cargos públicos.

Activos participantes en las comunidades donde se radicaron y echaron raíces, y donde pagan impuestos, los expatriados británicos de Francia, Alemania y otras naciones de la Unión Europea cambiarán de status y perderán su voz.

Andrew Nixey deberá dejar su banca en el concejo municipal de Saint-Martial-sur-Isop, el pueblo del oeste de Francia donde cría ganado desde hace 20 años.

“El que no pueda votar es ilógico”, sostuvo en una entrevista en la cocina de una casa campestre que restauró con esmero, después de un almuerzo con pan casero, sopa y quesos británicos. “Pagamos impuestos. ¿Por qué no podemos votar?”, se preguntó.

En el pueblo alemán de Brunsmark, Brexit obligará al escocés Ian Macnab a acortar su tercer mandato como alcalde, que vence en el 2023. Las autoridades le informaron el año pasado que con la salida de Gran Bretaña de la UE él perdería su derecho al voto y a la alcaldía de esta localidad de 170 personas.

“Llegó la guillotina”, sostuvo Macnab en una entrevista telefónica. “Me tomaré un vaso de vino espumante con los concejales el viernes y les agradeceré por el buen trabajo que hacen. Luego desapareceré al anochecer”.

Todavía se deben resolver muchos detalles del divorcio entre los británicos y la UE, que se hace efectivo el viernes, por lo que en lo inmediato no habrá grandes cambios.

Pero la partida de Gran Bretaña golpea duro a los británicos que se fueron de su país hace tiempo e iniciaron nuevas vidas en Europa continental. Ya habían perdido el derecho a votar en su país de origen (si llevan más de 15 años afuera) y ahora encaran un futuro incierto, sin poder votar en ninguna parte.

Pueden recuperar ese derecho si se hacen ciudadanos del país donde residen, algo que puede tomar tiempo. Pero algunos expatriados no satisfacen los requisitos, otros iniciaron el trámite y esperan completar el proceso burocrático, mientras que los hay que simplemente no quieren adoptar otra nacionalidad.

Ese es el caso de Macnab, quien dice que no quiere ser ciudadano alemán a pesar de que vive en Alemania desde hace 40 años porque algún día podría querer regresar a Escocia.

“Soy escocés desde hace 70 años. Si algún día decido regresar, quiero tener cobertura médica”, explicó.

Los ciudadanos de los países de la UE tienen derecho a votar en el país donde residen desde el Tratado de Maastricht de 1992.

Gran Bretaña ha estado negociando individualmente con naciones de la UE para que permitan a los británicos seguir votando y ocupando cargos públicos. El gobierno dice que ya tiene acuerdos con España, Portugal y Luxemburgo.

Pero no con Francia, donde viven decenas de miles de británicos. Numerosos británicos tienen asimismo casas donde pasan sus vacaciones.

El ministro del interior francés dice que 757 británicos sirven en concejos municipales.

Elaine Bastian sirve en el concejo municipal de Blond, pueblo de 700 habitantes con una iglesia medieval fortificada, desde el 2014.

“Siento que me están robando, despojando de mi pequeña corona, de mi responsabilidad”, dijo en una entrevista. “Me irrita más que nada. No quiero que otros decidan sobre mi vida. Yo elegí ser concejal”.

Nixey dice que su solicitud de la ciudadanía francesa está varada en algún lugar como consecuencia del caos burocrático derivado de Brexit. Duda que la pueda sacar a tiempo para buscar la reelección en Saint-Martial-sur-Isop. Dice que servir en el concejo municipal, lidiando con asuntos como la recolección de basura y la reparación de carreteras, los ayudó a él y a su esposa a integrarse a esta comunidad rural en la que están criando sus dos hijos.

También ha servido de enlace entre los británicos que siguen llegando y los lugareños. Aproximadamente una tercera parte de los residentes de Saint-Martial son británicos, atraídos sobre todo por el bajo precio de las casas y de la tierra.

“Es otro muro que levantan para prevenir una mayor integración de la gente. Es una verdadera lástima”, dijo Nixey.

El alcalde de Saint-Martial Pierre Bachellerie dice que la exclusión de los británicos será una “gran pérdida” porque este y otros pueblos revivieron gracias a la llegada de trabajadores y jubilados británicos.

“Lo que más me molesta es que repoblaron nuestras localidades. Tenemos suerte de contar con ellos”, expresó. “Para mí, es una aberración que ya no puedan votar”.

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