WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump promulgó el miércoles la ley de un acuerdo trilateral que reescribe las reglas comerciales con México y Canadá, celebrando el cumplimiento de una de sus principales promesas de campaña y negándose a compartir el momento con los legisladores demócratas, cuyo apoyo fue esencial para concretar el pacto.
Trump dijo que renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, conocido ahora como T-MEC, fue “probablemente la razón principal por la que decidí llevar la vida alocada que llevo en este momento”.
“Hoy, finalmente pusimos fin a la pesadilla del TLCAN”, dijo Trump en una ceremonia en la Casa Blanca. El evento incluyó a cientos de empresarios y líderes agrícolas de todo el país, así como a decenas de funcionarios republicanos. Ningún miembro demócrata del Congreso estuvo en la lista de invitados.
Expertos comerciales aseguran que el impacto del T-MEC será modesto. Canadá y México ya representan los dos principales mercados de exportación para los productos estadounidenses. La Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos, un órgano independiente, calculó el año pasado que el pacto añadiría un 0,35%, o 68.000 millones de dólares, al crecimiento económico y generaría 176.000 empleos durante los próximos seis años. Eso no representa un gran cambio en una economía de 22 billones de dólares con 152 millones de empleos no agrícolas.
“No es nada”, dijo Mary Lovely, economista de la Universidad de Syracuse y especialista en comercio. “Lo importante es lo que no es: No es una continuación de la incertidumbre y no es una gran alteración” al comercio.
El nuevo acuerdo, junto con la firma de un pacto de “Fase 1” con China, reduce las tensiones comerciales que habían contribuido a la desaceleración económica global.
También le da al presidente una oportunidad de cambiar, al menos brevemente, el enfoque en Washington, en donde el juicio político a Trump ha acaparado los reflectores en las últimas semanas.
“Cumplo mis promesas y lucho por el trabajador estadounidense”, declaró el mandatario.
De cualquier forma, Trump no pudo evitar lanzar algunas indirectas a su proceso de juicio político. Destacó, por ejemplo, que el senador Ted Cruz se dirigía de regreso al Capitolio para formular preguntas en el juicio.
“Tiene algunas (preguntas) bellísimas, podría apostarlo”, comentó.
Los mandatarios de Estados Unidos, México y Canadá firmaron el acuerdo a finales de 2018. Pero aún enfrentaba un largo proceso de ratificación. El proyecto de ley para su implementación recibió un abrumador respaldo bipartidista en el Congreso después de varios meses de negociaciones tras bambalinas entre los legisladores demócratas y el gobierno de Trump.
Trump elogió la labor de los legisladores republicanos en la aprobación del pacto. Nombró a varios de ellos durante la ceremonia: a los de estados agrícolas, a los de estados disputados en las contiendas de reelección y, por supuesto, a los líderes del Partido Republicano.
El presidente no mencionó el papel de los demócratas, pero éstos dijeron que incluso si no estuvieron en la ceremonia, se pudo sentir su influencia.
“Lo que el presidente firmará es muy distinto a lo que nos envió”, dijo la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi. “Pudimos realizar importantes mejoras. Si no lo hubiéramos hecho, no hubiéramos podido aprobar el proyecto de ley”.
Earl Blumenauer, presidente de la Comisión de Comercio de la Cámara de Representantes, dijo que invitar a los legisladores demócratas a la ceremonia habría resaltado las deficiencias del pacto original del mandatario y el hecho de que los demócratas hicieron posible el pacto.
“Es un claro ejemplo de la manera como opera Trump: con división, con un partidismo exacerbado y de manera infantil”, dijo Blumenauer.
El portavoz de la Casa Blanca Judd Deere dijo que se invitó a demócratas, pero que optaron por no asistir. Se negó a detallar cuántos o quienes recibieron invitación.
El TLCAN, que entró en vigor en 1994 durante la presidencia de Bill Clinton, derribó las barreras comerciales entre los tres países de Norteamérica e impulsó el comercio entre ellos. Pero Trump y otros detractores señalaron que el pacto alentaba a las fábricas a salir de Estados Unidos y reubicarse al sur de la frontera para aprovechar los salarios más bajos que se pagan en México por la mano de obra.
Trump amenazó con retirarse del TLCAN si no podía obtener un mejor acuerdo, creando incertidumbre en el comercio regional. Su negociador comercial, Robert Lighthizer, presionó por un pacto que le devolviera a Estados Unidos los empleos de manufactura.
El nuevo acuerdo, por ejemplo, requiere que las automotrices realicen el 75% de su producción dentro de Norteamérica a fin de obtener los beneficios fiscales del pacto. En comparación, el TLCAN estipulaba 62,5%. Eso significa que más partes de los vehículos tendrían que venir de Norteamérica y no ser importadas a menor precio de China y otras naciones.
Al menos 40% de los vehículos también tendrán que originarse en lugares donde los trabajadores ganen como mínimo 16 dólares por hora. Eso beneficiaría a Estados Unidos y Canadá, pero no a México, en donde los empleados de plantas automotrices perciben una fracción de esos salarios.
Lighthizer trabajó tras bambalinas para concretar un acuerdo que obtuvo finalmente el respaldo del sindicato AFL-CIO y la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Los demócratas lograron eliminar texto que les permitía a países y compañías evitar sanciones simplemente rehusándose a participar en los paneles de resolución de disputas.
También insistieron en garantizar el cumplimiento de las cláusulas cuyo objetivo es proteger a los trabajadores de la intimidación y la violencia, y presionaron por la creación de una comisión que monitoree las reformas laborales en México. Los demócratas también obtuvieron una importante concesión del gobierno sobre los precios de los medicamentos. Se retiró lo que los demócratas consideraban un regalo para la industria farmacéutica: una cláusula que les ofrecía a los costosos fármacos biológicos _ fabricados con células vivas _ una protección de 10 años respecto a los genéricos de menor precio.
Lighthizer destacó que los acuerdos comerciales concretados desde el TLCAN han sido aprobados por estrechas mayorías y generalmente en proporción partidista. Agradeció a “republicanos y demócratas que trabajaron tan duro en este acuerdo”.
La Cámara de Representantes aprobó la medida por 385-41, con respaldo de 193 demócratas. El margen en el Senado fue de 89-10.
Entre los críticos se incluye a grupos ambientalistas preocupados de que el acuerdo no atienda el calentamiento global. Algunos conservadores insisten que el pacto elevará el precio al consumidor de autos y otros productos.
El presidente no perderá tiempo en resaltar el pacto en estados disputados que determinarán el resultado de las elecciones presidenciales de este año. Planea un evento el jueves en Michigan, donde algunos de los empleados automotrices del estado deberán beneficiarse del pacto que alienta una mayor manufactura dentro de Estados Unidos.
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Los periodistas de The Associated Press Andrew Taylor y Deb Riechmann contribuyeron a este despacho.