Connotado profesor de Derecho defenderá a Trump

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WASHINGTON (AP) — Alan Dershowitz estaba en la fila del lujoso buffet en el resort Mar-a-Lago la víspera de Navidad cuando el presidente Donald Trump se acercó a conversar con él.

El equipo legal de Trump ya había pedido al profesor retirado de Harvard que se sumara a la defensa en su juicio político y dado que el proceso en el Senado se iniciaba en cuestión de semanas, el presidente republicano quería una respuesta: ¿sí o no?

"Me dijo, 'todos quieren estar en esto, pero yo lo quiero a usted'", recordó Dershowitz en entrevista con The Associated Press.

Dershowitz, que cuenta entre sus antiguos clientes al exjugador de fútbol americano O.J. Simpson (acusado de asesinato), el socialité Claus von Bulow (intento de asesinato) y el boxeador Mike Tyson (violación), dijo que sí y se sumó a un equipo que a partir del sábado presentará la defensa en el tercer juicio político a un presidente en la historia estadounidense.

Los abogados de Trump dijeron que Dershowitz y Ken Starr _quien fue fiscal independiente en el juicio político al presidente Bill Clinton_ cumplirán "funciones propias" en el juicio.

La tarea de Dershowitz es presentar el argumento _rechazado por la mayoría de los especialistas_ de que un juicio político requiere una conducta con intención penal por parte del acusado. Dershowitz dijo el jueves entre risas que si tenía la nariz congestionada era por la montaña de libros mohosos de historia y Derecho que había consultado.

Es un caso de gran repercusión más en una carrera repleta de ellos, pero el hecho de defender a Trump ha desconcertado a los conocidos, amigos y antiguos discípulos de Dershowitz, que tratan de encontrarle algún sentido a sus enérgicos argumentos a favor del presidente y discrepan fervorosamente de las posiciones e incluso de los hechos que alega.

"Basura", dijo su antiguo discípulo Frank Bowman, ahora profesor de Derecho en la Universidad de Missouri, acerca de la posición de Dershowitz sobre ofensas que ameritan juicio político.

Laurence Tribe, su colega en la facultad de Derecho de Harvard, escribió en una columna de opinión en el Washington Post que el argumento "ha sufrido mil muertes", pero "sigue adelante, tambaleándose como un zombi vengativo". Otros, en fin, evocan una entrevista en 1998 en la que Dershowitz expresa opiniones contrarias a lo que dice ahora.

Por su parte, Dershowitz sostiene que sus posiciones actuales no son en absoluto incongruentes ni extrañas.

Aunque ha defendido activamente a Trump en los últimos tres años, dice que no se trata de este presidente en particular, sino de impedir que el juicio político se convierta en un arma "partidista" para la remoción de un presidente acusado de abuso no penal del poder.

"Siempre he tomado posiciones principistas, frecuentemente impopulares y en defensa de gente a la que no apoyo", dijo Dershowitz, como su defensa de los neonazis que reclamaban el derecho de marchar en Skokie, Illinois.

"No he cambiado en absoluto. Siempre he sido consecuente en defender a gente que no me gusta, gente que me gusta, sin tener en cuenta su partido, sin tener en cuenta los partidismos".

La jueza federal jubilada Nancy Gertner, que conoce a Dershowitz desde hace años, dice que es verdad que no ha cambiado: sigue gravitando hacia los reflectores de los medios, los casos de gran repercusión y "las posiciones que cree lo mostrarán como un hombre de principios".

Pero sostiene que es imposible conciliar sus declaraciones a favor de Trump y su visión extraordinariamente amplia de la autoridad presidencial con la defensa de las libertades civiles que ha ejercido durante décadas y su declarada oposición al poder desenfrenado del gobierno. Algunas de sus declaraciones recientes le parecen "aterradoras".

"Lo conozco desde hace mucho tiempo", dijo Gertner. "Nunca he visto cosa semejante".

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