Los iraquíes rechazan el “made in Irán” en política y en comercio

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Hartos de la influencia de Irán en su país, los iraquíes golpean donde más duele y llaman a boicotear las importaciones de la nación vecina, para privarla de ingresos y también con la esperanza de reactivar la industria local.
Hartos de la influencia de Irán en su país, los iraquíes golpean donde más duele y llaman a boicotear las importaciones de la nación vecina, para privarla de ingresos y también con la esperanza de reactivar la industria local.

EnfoqueLos iraquíes rechazan el "made in Iran" en política y en comercio Por Salmane AMEENKerbala, Irak, 23 Dic 2019 (AFP) - Hartos de la influencia de Irán en su país, los iraquíes golpean donde más duele y llaman a boicotear las importaciones de la nación vecina, para privarla de ingresos y también con la esperanza de reactivar la industria iraquí.En medio de la revuelta que recorre Irak contra la corrupción, la falta de servicios públicos y la injerencia de Teherán en su vida política, los campamentos de manifestantes se asemejan a mercados a cielo abierto en los que se propone únicamente patrióticos productos "Made in Iraq".En efecto, en la economía nacional, basada en la renta petrolera, el sector privado es casi inexistente y la industria está de rodillas, por lo que reinan las importaciones y la balanza comercial está muy desequilibrada.Irán, segundo exportador hacia Irak después de Turquía, inunda cada año el territorio iraquí con productos que van desde los automóviles hasta los yogures, pasando por los tomates, por un valor de 9.000 millones de dólares.En cambio, las exportaciones de Irak hacia la República islámica de Irán apenas llegan a una décima parte de este monto."Hay que boicotear todos los bienes extranjeros para apoyar nuestra producción nacional", aboga Hatem Karim, manifestante de 24 años. En Irak, uno de cada cuatro jóvenes está desempleado, y las fábricas, cerradas durante el embargo de los años 1990 o a lo largo de las sucesivas guerras, no han vuelto a abrir. - "Crear empleos" - Ese boicot "nos permitiría crear empleos para iraquíes y que nuestro dinero se quede en nuestro país" explica el joven a la AFP.Con el eslogan "Dejen que se pudran", los militantes instan a abandonar las frutas, productos lácteos y bebidas gaseosas iraníes que invaden las cocinas iraquíes, y reemplazarlos por bienes nacionales."Queremos un renacimiento, a todos los niveles, incluso el del comercio", se entusiasma una manifestante.En la ciudad santa chiita de Kerbala, a unos 100 km al sur de Bagdad, Bassem Zakri vigila los yogures y quesos blancos que salen de las cadenas de su fábrica.En cada bote, destacan tres palabras: "Fabricado en Irak". Y gracias a este logo, asegura Zakri, "la producción se ha multiplicado por cinco desde el inicio de las manifestaciones", el 1 de octubre, y llega a las "40 toneladas diarias".Pero las fábricas iraquíes son insuficientes, advierte el economista Ahmad Tabaqchali, del Institute of Regional and International Studies de Suleimaniyeh. - "Casi todo importado" - "O bien son pequeñas, o bien no obtienen beneficios" ya que "no hay sector privado para cubrir las necesidades principales" de los 40 millones de iraquíes.Resultado: "casi todo es importado" explica el especialista a la AFP.Y si el boicot de los productos iraníes fuera masivo, el principal beneficiario no sería la industria iraquí, asegura, sino los demás vecinos, Turquía ante todo, y Arabia Saudita y Jordania.Los productores reclaman al Estado que aumente drásticamente los aranceles aduaneros para protegerlos, ya que sus precios no pueden competir con los de Irán, cuya moneda no cesa de devaluarse, según afirman.Pero, según un cliente de un supermercado de Bagdad, ya se han hecho esfuerzos. "Antes, los productos iraquíes eran siempre los más caros, ahora algunos precios han sido divididos entre dos" afirma a la AFP.El boicot no ha alcanzado aún su velocidad de crucero. Pero, al mismo tiempo, algunas empresas iraníes han tomado algunas contramedidas, al menos según indica un militante en las redes sociales.En un video, el militante escanea un código de barras de un bote de yogur en el que aparece "Abu Ghreib", el nombre de la mayor empresa de lácteos de Bagdad. Pero es un falso, ya que en la pantalla aparece la mención "Fabricado en Irán".ah-ac/sbh/hba/hj/me/age

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