DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos (AP) — Un dirigente opositor preso en Irán comparó el sábado la sangrienta represión de las manifestaciones contra el aumento de la gasolina con la masacre de manifestantes por soldados del sha, un suceso que dio lugar a la Revolución Islámica.
Las declaraciones publicadas por un sitio web extranjero son algunas de las más duras atribuidas a Mir Hossein Mousavi, un político de 77 años cuya polémica derrota electoral en 2009 dio lugar a las protestas del Movimiento Verde que también fueron reprimidas.
Mousavi no solo compara al líder supremo, ayatolá Alí Jamenei, con el sha Mohammad Reza Pahlavi, el monarca derrocado a quien Jamenei aún hoy califica de tirano. También insinúa que las manifestaciones que comenzaron el 15 de noviembre y la consiguiente represión significan para la teocracia chiíta lo mismo que las matanzas de 1978 para el sha: el principio del fin.
“Demuestra la furia de la gente ante la situación del país. Tiene una semejanza total con la matanza brutal de la gente en la fecha sangrienta del 8 de septiembre de 1978”, dijo Mousavi, según la declaración publicada por el sitio Kaleme, desde hace largo tiempo asociado con él. “Los asesinos del año 1978 eran representantes de un régimen no religioso, pero los agentes y disparadores de noviembre de 2019 eran representantes de un movimiento religioso”.
No hubo respuesta inmediata de funcionarios iraníes ni de la prensa estatal, que desde hace años prohíbe la difusión de la imagen de Mousavi.
Mousavi y su esposa, Zahra Rahnavard, permanecen bajo arresto en su casa en un callejón cerca de la residencia oficial de Jamenei en Teherán. Pero el sitio Kaleme suele difundir declaraciones de quien fuera primer ministro de Irán hasta la abolición del cargo en 1989.
Mousavi comparó la represión de noviembre con el “viernes negro”, un momento crucial en la revolución iraní, cuando los soldados abrieron fuego sobre los manifestantes en la Plaza Jaleh.
Las cifras de muertos varían 86 y 4.000, pero los historiadores coinciden en que fue el punto sin retorno para el sha, que para entonces padecía una enfermedad terminal. Se sucedieron protestas y huelgas, el sha huyó de Irán en enero de 1979 y la revolución se consolidó.
En su declaración, Mousavi expresó condolencias a los familiares de los muertos en noviembre y advirtió que “esta herida en el cuerpo y el alma de la nación” solo sanará cuando se realicen juicios públicos a los asesinos.