MONTEVIDEO (AP) — Aunque tras un dramático conteo voto a voto la Corte Electoral dijo el domingo por la noche que el ganador del balotaje celebrado en Uruguay no se conocerá hasta el jueves, el candidato opositor Luis Lacalle Pou se declaró vencedor.
Con el 99,65% de las actas escrutadas hasta el momento, Lacalle Pou aventajaba a su rival, el candidato oficialista Daniel Martínez, por casi 30 mil votos, que significan poco más del 1% del electorado.
Si Lacalle Pou efectivamente venciera en los comicios, terminaría con 15 años de hegemonía de la coalición de izquierda Frente Amplio.
“Nunca hubo un balotaje tan reñido”, dijo a la prensa José Arocena, presidente de la Corte Electoral. Añadió que el lunes sus funcionarios descansarán y el martes comenzarán el escrutinio de los poco más de 35.000 votos observados, aquellos de los votantes que se ven obligados a sufragar fuera de su circunscripción electoral, como los funcionarios de la Corte y los soldados que custodian las urnas.
No obstante, Lacalle Pou dijo que “el resultado es irreversible” ante una multitud que lo vivaba como “¡presidente, presidente!”. El candidato opositor criticó Martínez por no haber aceptado aún su derrota.
Minutos antes, este último se había dirigido a sus partidarios. No admitió la victoria de Lacalle Pou y dijo que habrá que esperar el conteo final de la Corte Electoral.
Para poder ganar, Martínez debería reunir casi la totalidad de los 35.000 votos observados, lo que parece altamente improbable. En la primera vuelta solo obtuvo el 27%.
Todas las encuestas previas vaticinaban una victoria mucho más holgada de Lacalle Pou, con una ventaja de entre seis y siete puntos porcentuales. Sin embargo, la paridad extrema del resultado sorprendió a todos los analistas.
Para el politólogo Daniel Chasquetti hubo dos factores que incidieron en el impensado repunte del oficialismo. Por un lado, el Frente Amplio reunió dinero para comprar pasajes a uruguayos residentes en otros países y alentó la llegada de nacionales radicados en Argentina. “Vinieron 55.000 personas solo desde Argentina para votar, eso es un 2% del padrón electoral”, dijo Chasquetti.
El politólogo agregó que también un porcentaje de gente que iba a votar en blanco, finalmente se decidió por el Frente Amplio como respuesta a un mensaje que se hizo viral un día antes de la votación y era del excomandante del Ejército, Guido Manini Ríos, líder del derechista partido Cabildo Abierto, aliado de Lacalle Pou.
En un tono marcial, Manini Ríos llamó a los soldados a no votar al Frente Amplio. Ese mensaje se sumó a otro pronunciamiento contra el marxismo, emitido poco antes de la votación por militares retirados que revindican la dictadura militar que gobernó entre 1973 y 1985. La suma de ambos, opinó el experto, generó una ola de indignación en amplios sectores. “Hubo un movimiento de último momento alentado por esos mensajes, que hizo que mucha gente cambiara su voto. Los votos en blanco fueron apenas el 1,5%, mucho menos de los esperados”, dijo Chaquetti.
Cuando Martínez habló ante sus partidarios fue interrumpido por la multitud que cantaba “Milicos (militares) nunca más”.
Más allá de eso, y en contraste con otras situaciones de tensión y violencia que se viven en otros países del continente, los uruguayos votaron con calma y alegría.
“Esto fue una fiesta democrática, de respeto, de tolerancia, donde nos pudimos saludar en la calle con gente que apoyaba la otra candidatura”, dijo Martínez en un mensaje de agradecimiento a su militancia, apenas terminó la votación.
Los 2,7 millones de electores definieron qué desean para el futuro del país: si un cuarto gobierno consecutivo de la coalición de izquierda Frente Amplio o el gobierno de una alianza de partidos opositores, que van de la centroizquierda a la derecha.
La continuidad de la izquierda fue representada por la candidatura de Martínez, un ingeniero aficionado al ciclismo de 62 años, exalcalde socialista de Montevideo y candidato del Frente Amplio.
El cambio lo representa Lacalle Pou, un abogado aficionado al surf de 46 años, exsenador e hijo del expresidente Luis Lacalle Herrera, que gobernó entre 1990 y 1995. Lacalle Pou llegó al balotaje como candidato del centrista Partido Nacional, pero tras la primera vuelta logró sellar un acuerdo con otros cuatro partidos que van desde la derecha a la centroizquierda.
En las calles, muchos automóviles circulaban con banderas de sus partidos. Todas las encuestas auguraban una victoria de Lacalle Pou y sus partidarios se mostraron más eufóricos a lo largo del día.
En la primera vuelta de las elecciones, celebrada el 27 de octubre, Martínez fue el candidato más votado con el 39% de los sufragios, mientras que Lacalle Pou fue segundo con el 28,6%.
Sin embargo, tras esa votación, Lacalle Pou logró el respaldo del Partido Colorado (el tercero en la primera vuelta, con 12% de los votos), de Cabildo Abierto (cuarto, con 11%) y de los pequeños Partido de la Gente y Partido Independiente (1% cada uno).
El Frente Amplio no logró que ninguno de los diez partidos que compitieron en la primera vuelta apoyara a Martínez en el balotaje.
Durante los tres gobiernos consecutivos de la izquierda, la economía creció, el poder adquisitivo de los salarios experimentó una fuerte suba y se sancionaron leyes que garantizaron derechos como el casamiento gay, el aborto y la venta de marihuana en farmacias.
Sin embargo, el tercer gobierno del Frente Amplio, encabezado por el presidente Vázquez, ha tenido problemas importantes y finaliza con un índice de aprobación muy inferior a los anteriores.
Una reforma educativa fracasó, el vicepresidente Raúl Sendic debió renunciar en 2017 jaqueado por casos de corrupción, la inseguridad pública se deterioró hasta alcanzar un récord de 414 homicidios en 2018, la economía se estancó, se perdieron 50.000 puestos de trabajo, el desempleó subió hasta el 9% y el déficit fiscal alcanzó el 4,9%.
La oposición plantea que es necesario tomar medidas urgentes para reestablecer la seguridad pública, reformar el sistema educativo y ordenar las cuentas públicas y un gasto estatal que frecuentemente cae en el derroche.
Mathías Godoy, de 21 años, votó por primera vez y luego se dedicó a vender banderas de los partidos políticos en una popular esquina montevideana. No quiso decir a quién votó, puesto que el sufragio “es secreto”.
“Estoy desempleado”, agregó. “Ojalá el que gane ayude a que Uruguay esté mejor”.