Este 20 de julio se celebrarán cinco décadas desde que Neil Armstrong se convirtió en la primera persona en pisar la Luna. Pero la misión Apolo 11, que comandaba Armstrong, tuvo éxito gracias las anteriores que trazaron el sendero para llegar a la nuestro satélite natural por primera vez.
La misión Apolo 8 logró lo que nunca antes, llegar a la Luna, rodearla y regresar a la Tierra, en una misión tripulada, en diciembre de 1968. En marzo del 69, la Apolo 9 probó el Módulo Lunar en la órbita terrestre.
Pero la más importante ocurrió 2 meses antes del lanzamiento del Apolo 11, con el lanzamiento del Apolo 10, la misión que debía probarse en el ambiente lunar e inspeccionar el lugar del futuro alunizaje.
El 18 de mayo de 1968 despegó el cohete Saturno V desde Cabo Kennedy (hoy Cabo Cañaveral), en Florida, Estados Unidos. Llevaba el Módulo de Comando Charlie Brown y el Módulo Lunar Snoopy, con los astronautas: Thomas P. Stafford, John W. Young y Eugene A. Cernan.
Todos habían volado antes, en el marco del programa Gemini. Y todos sabían que los libros de historia no los recordarían y su vuelo quedaría eclipsado por el siguiente: el Apolo 11 que finalmente alunizaría.
El Apolo 10 fue la primera misión que incorporó el módulo lunar y la maniobra de acoplamiento espacial para luego realizar la separación y el descenso lunar. Después de un viaje de tres días, la nave llegó a la órbita de la Luna.
Los astronautas habían apodado a la nave Snoopy en honor al protagonista de las tiras cómicas de Charles Shulz, y al que la NASA había adoptado como mascota, según informó el Centro Espacial John F. Kennedy.
Snoopy descendió sobre la superficie lunar prácticamente hasta rozar el Mar de la Tranquilidad, el lugar elegido para el aterrizaje del Apolo 11. En el punto más cercano de su trayecto, se aproximó a tan sólo 14 kilómetros, una altitud muy cercana a los de los vuelos de pasajeros en la Tierra para calibrar la potencia respecto a la gravedad lunar.
"Te impresiona lo que ves. Algo que siempre me ha impresionado es el tamaño de las rocas. Había cráteres gigantescos, y en el fondo y en los bordes, rocas", recuerda Thomas Stafford en un video difundido por la NASA para conmemorar el 50º aniversario de la misión.
Stafford, que comandaba la misión, y el piloto Eugene Cernan fueron quienes se subieron al módulo de descenso y llegaron a "rozar" la superficie lunar.
Pero la NASA había dado la orden de que no eran ellos los que debían tocarla. Y para que no tuviesen la tentación de hacerlo, lo rumores de pasillo de la agencia espacial indican que los técnicos no llenaron por completo el tanque de combustible a fin de evitar la posible tentación de alunizar con Snoopy.
Los astronautas sabían que si se posaban en la Luna no tenían suficiente combustible para regresar al módulo de mando y servicio Charlie Brown que orbitaba el satélite, donde los esperaba su compañero Young.
A bordo del Módulo Snoopy, los astronautas fotografiaron e inspeccionaron el Mar de la Tranquilidad, en donde alunizaría la Apolo 11. Todo era tranquilidad hasta que surgió un pequeño gran problema.
Los tripulantes de la Apolo 10 aumentaron la potencia de los motores para lograr el ascenso y acoplarse al módulo de comando Charlie Brown, cuando de repente la nave comenzó a girar en forma descontrolada. Según el informe final, el horizonte lunar pasó por la ventana del módulo Snoopy hasta 8 veces. El comandante del Apolo 10 reaccionó en cuestión de segundos y estabilizó la nave, evitando que se estrelle contra la Luna o se pierda en el espacio.
Los análisis técnicos demostraron luego que los astronautas duplicaron los comandos en la computadora de vuelo, ocasionando los peligrosos giros.
Luego del exitoso acoplamiento, los desprendieron el módulo lunar Snoopy con dirección al Sol. Pero a partir de la siguiente misión, todos los módulos lunares se dirigieron con dirección a la Luna para que al estrellarse se pudiera medir la sismicidad del planeta gracias a los instrumentos que colocaron Armstrong y Aldrin con el Apolo 11.
En su viaje de regreso a la Tierra, el Apolo 10 batió el récord todavía vigente de la máxima velocidad alcanzada por un vehículo humano tripulado: 39.900 kilómetros por hora.
En la tarde del 26 de mayo, el módulo Charlie Brown amerizó en el océano Pacífico y una semana más tarde, el 3 de junio, Stafford, Young y Cernan se reunieron con Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins, la tripulación del Apolo 11, para compartir su experiencia y pasarles la posta.
"Siempre le digo a Armstrong que nosotros pintamos la línea blanca en el cielo en todo el camino a la Luna hasta los 47.000 pies [14.000 metros] para que no se perdiera, y que todo lo que él tenía que hacer era aterrizar. Se lo pusimos bastante fácil", dijo el astronauta Cernan en una entrevista de 2007 recogida en el archivo histórico de la NASA.
Años después, los astronautas de la Apolo 10, lograron sus propias hazañas espaciales: Thomas P. Stafford voló en la histórica Apolo-Soyuz, una misión soviético estadounidense. John Young caminó en la Luna, en la Apollo 16 y Eugene A. Cernan hizo lo propio en la Apollo 17, siendo el último hombre, de doce, en pisar la Luna. La Apollo 10, trazó el camino para los primeros pasos lunares de la Apollo 11.
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