Existe un experimento que después de 50 años de estar en la Luna todavía funciona. Se trata del retrorreflector lunar que instalaron los astronautas del Apolo 11 en julio de 1969.
Fue el aparato científico más importante colocado y el único que todavía funciona con precisión. Gracias a éste, podemos medir la distancia exacta entre la Tierra y la Luna todos los días.
Las tripulaciones posteriores del Apolo 14 y 15 también aportaron más instrumentos. Inclusive, hay otro retrorreflector, construido por los franceses, que se encuentra en el rover soviético Lunokhod 2 que aterrizó sin tripulación en 1973.
El experimento de la NASA, llamado retrorreflector de alcance láser, es un "tipo especial de espejo con la propiedad de reflejar siempre un rayo de luz entrante en la dirección de donde vino", explicaron desde el Instituto Lunar y Planetario de EEUU (LPI) en un comunicado.
El profesor de física Carroll Alley, de la Universidad de Maryland fue el investigador jefe del proyecto durante la época del Apolo, y sigue su progreso hoy día. "Empleando estos espejos podemos apuntar a la Luna con pulsos láser y medir la distancia Tierra-Luna de forma muy precisa. Es una forma maravillosa de aprender más sobre la órbita de la Luna y verificar las teorías sobre la gravedad", explicó Alley,
Funciona de esta manera: un pulso de láser es lanzado desde un telescopio en la Tierra; éste cruza la distancia Tierra-Luna, e impacta en la matriz. Como los espejos son reflectores cúbicos, envían el pulso de vuelta en la misma dirección en que llegó.
"Es como golpear con una pelota en la esquina de una pista de squash", explica Alley. De vuelta a la Tierra, los telescopios interceptan el pulso de retorno, "usualmente sólo un fotón", afirma asombrado
El reflector en sí no requiere ningún tipo de energía, por lo que sigue funcionando décadas después de que otros instrumentos en la Luna finalizaron su vida útil.
Cubos de silicio que devuelven la luz
Este instrumento incluye 100 cubos de silicio fundido, que se colocaron en un panel de aluminio de 46 centímetros cuadrados, según explica el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL).
La forma de estos cubos pueden atrapar cualquier disparo de láser ya que en ellos se refleja la luz directamente hacia atrás. Con el paso de los años, las mediciones de la distancia a la Luna han mejorado gracias a mejores equipos de computación y láser construidos.
"Una vez que el rayo láser incide en un reflector, los científicos de los observatorios utilizan equipos sensibles de filtrado y amplificación para detectar cualquier señal de retorno", explicó el JPL.
Y agregó: "La luz reflejada es demasiado débil para ser vista con el ojo humano, pero en buenas condiciones, un fotón, la partícula fundamental de luz, se recibirá cada pocos segundos".
Las observaciones deben realizarse durante varias horas debido a la señal débil generada por la larga distancia. Pero al promediar la señal, los investigadores pueden calcular la distancia de la Luna hasta una precisión de menos de 1 pulgada (2 cm).
Ese no es un mal margen de error, dado que la distancia de la luna promedia 238,855 millas (384,400 km) de nuestro planeta, o aproximadamente 30 diámetros de la Tierra lejos de nosotros. Es una distancia tan grande que los astronautas de Apolo tardaron tres días en llegar allí.
Si bien el experimento es más famoso por sus mediciones de la distancia lunar, los investigadores también han usado los datos para mostrar que la Luna tiene un núcleo fluido y que el satélite natural se está alejando lentamente de la Tierra, dijo James Williams, un científico de Jet Propulsion de la NASA. Laboratorio involucrado en el experimento.
El momento del viaje de ida y vuelta del láser proporcionó evidencia que apoya la teoría de la relatividad general de Albert Einstein. Esa teoría dice, en parte, que la velocidad de la luz en el vacío es independiente del movimiento de cualquier observador.
Este experimento también mostró que la constante gravitacional de Isaac Newton es extremadamente constante, cambiando en menos de 1 parte en 100 mil millones entre 1969 y 2004, declaró la NASA.
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