A 50 años de un hito en la historia de la humanidad, una ola de producciones y contenidos históricos testimonian aquella primera vez en que un ser humano pisó un cuerpo celeste distinto a la Tierra. Y en especial, tres documentales -dos de ellos se podrán ver este mismo fin de semana- recuperan para la memoria aquel día histórico y sus protagonistas. En todos los casos, el abundante material de archivo disponible (y encontrado) permite actualizar y explicar desde distintos puntos de vista, el mito de un emprendimiento que suena distante en el tiempo, pero también anticipatorio de la revolución tecnológica que el mundo vive hoy. Aquello del "gran salto para la humanidad".
Armstrong, del director David Fairhead, ofrece una visión íntima del hombre que descendió por la escalerilla del Eagle, realizó una pisada en la superficie lunar y luego pronunció su célebre frase sobre el pequeño paso y el gran salto. Se estrenó en Estados Unidos el pasado viernes 12 y todavía no tiene fecha ni modo de distribución confirmados en América Latina. Apollo 11 dirigido por Todd Douglas Miller, se nutrió de imágenes inéditas grabadas en cintas de 70 milímetros -hasta ahora perdidas en un depósito de archivo- para componer un fresco audiovisual de época, sin relato en off y con los audios originales de la cobertura de los medios y los diálogos entre los astronautas y el personal de la base de Cabo Cañaveral. Este sábado 20, CNN Internacional lo emitirá en inglés (sin subtítulos) a partir de las 23.30 hora argentina. Por su parte Chasing the moon, una serie dividida en 3 capítulos y 6 horas en total que la señal On DirecTV presenta desde el viernes 19 y hasta el domingo 21 a las 21 hs, repasa el contexto histórico y político global de la misión estadounidense pero también de la carrera espacial entre las potencias dominantes de aquella época.
El Eagle se posó en la luna a las 8:17 pm -hora del Este de los Estados Unidos- el domingo 20 de julio. Armstrong comunicó la posición de la nave al centro de control con otra famosa frase: "Houston, aquí Base de la Tranquilidad. El Eagle ha alunizado." Imágenes inéditas de ese momento y otras (más de 11 mil horas de material que es considerado un tesoro encontrado) grabadas en cintas de 70 milímetros y que se encontraban "ocultas" en el depósito del Archivo Nacional de los Estados Unidos, fueron digitalizadas por primera vez. Apollo 11 El documental, estrenado originalmente en el Festival de Cine de Sundance en enero de este año, permite estar cerca de la misión. Además incluye coloridas -en más de un sentido- postales de época del público que intentó acercarse lo máximo posible ese día del verano boreal y presenciar en directo, aquel acontecimiento.
El logro de este puntilloso trabajo audiovisual es que rehúye conscientemente de los estilos narrativos habituales para contar. No hay una voz en off que guíe al espectador. Todo el documental se basa en el uso de imágenes restauradas digitalmente de tal forma que parecen tomadas ayer mismo y no hace medio siglo. Las voces que se oyen son las de periodistas y locutores de la época mientras narraban sus crónicas, y las de los astronautas durante las ruedas de prensa antes de la misión o entre ellos dentro de la nave -provenientes de la grabadora del Columbia- y en comunicación con el control de la misión. También se oye a los técnicos en Florida y Houston. Todo muy vívido.
El director Todd Douglas Miller trabajaba estrechamente con la NASA y los Archivos Nacionales de los Estados Unidos en un documental sobre el hazaña de Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins. Pero un descubrimiento dio un giro a su proyecto: la aparición de un metraje desconocido apenas etiquedado como "Apollo". Lo que se inició como un ejercicio de montaje, hace 15 años, "se convirtió en el esfuerzo colectivo de un equipo internacional de expertos para crear una obra definitiva. El extraordinario hallazgo de un material visual en gran formato y de grabaciones intactas añadió otra dimensión al proyecto: ahora era más que una película, era una oportunidad para cuidar y preservar este material histórico de valor incalculable", expresó entusiasmado Miller.
El detalle técnico de esta tarea impresiona. La colección de rollos descubiertos en 70 mm – un formato de mayor calidad que el habitual en cine, de 35 mm-, supuso un reto técnico que obligó a la empresa especializada en postproducción a crear un escáner a medida, capaz de digitalizar en resoluciones de hasta 8K.
"La NASA dejó el metraje en un depósito, pero con los años fue transferido a los Archivos Nacionales donde, más o menos, quedó olvidado. Algo del mismo se usó para la película de 1972 Moonwalk One, pero una vez más fue recortado. Esto es la película original, tal como se registró, y dado que la NASA no tenía los fondos o el interés para producir más material, quedó sin usar", apuntó Robert Pearlman, asesor e historiador de la NASA.
Semejante material dio lugar a un documental inmersivo que permite vivir la aventura con los astronautas, emocionarse con los equipos de control de la misión en Tierra y ayuda al espectador, de manera definitiva, a poner en valor aquella aventura. El sonido está sincronizado con las imágenes y encaja, rigurosamente, con la secuencia de los acontecimientos. "Hubo varias pistas de audio distintas, entre ellas conversaciones espacio-Tierra, la voz de los astronautas emitida a la Tierra, y la singular voz de los portavoces del control de misión en respuesta a los astronautas. Había otras pistas que se sabía existían pero no fueron compartidas con el público", explica Pearlman.
"Esta es una historia sobre un hombre, no sobre una misión", define el director David Fairhead sobre Armstrong, el documental narrado por Harrison Ford y realizado por la misma productora responsable de los filmes sobre las vidas de Diego Maradona y Amy Winehouse. Los testimonios del compañero de misión Michael Collins, su ex esposa Janet Shearon, su hijo Mark y su propio pensamiento, a través de entrevistas, discursos y cartas personales leídas por el famoso actor de Indiana Jones y Star Wars, ayudan a componer el personaje, aún en la intimidad. "Uno de nuestros mejores golpes de suerte fue tener acceso a sus películas caseras de super-8, que anteriormente solo habían sido vistas por la familia", dice Fairhead. "Esto mostró un lado de Neil nunca visto antes, relajado, íntimo y juguetón", agrega.
La historia de quién fue (¿es?) uno de los hombres más famosos del planeta está relatada en detalle. Armstrong obtuvo su licencia de piloto incluso antes de que aprendiera a manejar un auto. Primero voló solo cuando tenía solo 16 años, luego se unió a la Marina de los Estados Unidos y piloteó aviones de combate en la Guerra de Corea. Su determinación, frialdad y compromiso lo convirtieron en el candidato perfecto para los vuelos espaciales: así lo demostró cuando su primer viaje en el Géminis VIII salió mal. A pesar de las condiciones vertiginosas, mantuvo la calma y descubrió cómo resolver la emergencia y salvar la vida de él y su compañero astronauta Dave Scott.
"Gracias a Dios, las redes sociales no existían en ese entonces", dice su hijo Mark en la película, en referencia al acoso que los medios dedicaron a su padre en aquel momento, y la expectativa popular que generaba en cada aparición. "Mi padre sintió que había cosas a las que no podía decir no", afirma. Finalmente logró salirse del ojo público y, después de la misión Apollo 11, se convirtió en profesor de aeronáutica y vivió con su familia en una granja remota. De aquel ostracismo autoinducido recién salió luego de la explosión del Challenger de 1986, cuando el entonces presidente Ronald Reagan lo convocó para formar parte de una comisión investigadora.
El testimonio de Michael Collins (el tercer hombre en la cápsula; Buzz Aldrin está visiblemente ausente) resulta revelador sobre la personalidad del hombre elegido para pisar la Luna por primera vez en la historia de la humanidad. Según cuenta Collins, la NASA no solo buscaba al hombre que mejor podía manejar el estrés de semejante acción. "Igual de importante fue considerar cómo sería él después del vuelo", dice. Independientemente de los posibles inconvenientes en su personalidad, el hombre se mantuvo equilibrado durante el tiempo que fue, posiblemente, el hombre más famoso del mundo.
La serie de 3 capítulos de 2 horas cada uno Chasing the Moon, de Robert Stone (responsable de dos documentales nominados al Emmy, Guerrilla: The Taking of Patty Hearst y Oswald's Ghost), asume el compromiso de contar la llamada "carrera espacial" -clave en tiempos de guerra fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética- como una historia de innovación científica, cálculo político, espectáculo mediático, impulsos visionarios y dramas personales. Así el relato sitúa con éxito el esfuerzo de Estados Unidos por vencer a los soviéticos en el contexto de las turbulentas corrientes políticas, culturales y sociales que agitaban al mundo. Pero también enfatiza cómo el ingenio ruso obligó a su rival a subirse al ring luego del lanzamiento del Sputnik 1, el primer satélite del mundo, el 4 de octubre de 1957.
Durante toda la serie hay un uso adecuado de notables imágenes de archivo -no siempre difundidas- y fotos fijas muy llamativas que potencian el resultado de una historia panorámica. Se incluyen testimonios y las historias de los astronautas Buzz Aldrin, Frank Borman y Bill Anders; aparece Sergei Khrushchev, hijo del ex primer ministro soviético y un destacado ingeniero soviético de cohetes; Poppy Northcutt, genia de las matemáticas que a los 25 años ganó atención mundial como la primera mujer en trabajar en el bastión de hombres de la Misión Control de la NASA.
Sin embargo y para lograr su objetivo, no se limita a la NASA y los astronautas. Hay por ejemplo, un segmento dedicado a echar luz sobre un aspecto poco destacado. Con diversos testimonios, aborda el impacto del programa espacial en Cocoa Beach, Florida, la pequeña comunidad costera cerca de Cabo Kennedy donde se lanzaron las naves espaciales. Chasing the Moon también examina el efecto que este evento histórico tuvo en los periodistas y medios que los cubrieron, así como en el público en general. Y se introduce en un tema por demás polémico en un país cruzado por la cuestión racial: refiere al lamentable tratamiento por el cual al primer candidato de astronauta afroamericano, el piloto de pruebas Ed Dwight, se le negó la posibilidad de ir al espacio.
Lo mismo sucede, en otro plano, con su evocación de la tragedia -en gran parte olvidada- vivida con el módulo Apolo 1. Durante un ensayo de lanzamiento el 27 de enero de 1967, los tres miembros de la tripulación Virgil "Gus" Grissom, Ed White y Roger B. Chaffee, todos ellos considerados "jóvenes, vigorosos y bien preparados" murieron quemados porque no pudieron escapar de un incendio en su módulo de comando, debido a un mal funcionamiento de la puerta. Como Chasing the Moon recuerda sobriamente, la hazaña de julio de 1969 fue construida también sobre una dolorosa e invisibilizada pérdida.
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