(Desde Montevideo, Uruguay) - Hace apenas dos meses, las noticias sobre la sequía en Uruguay eran alarmantes. Las reservas de agua dulce eran escasas y la que salía de los grifos en los hogares de Montevideo y sus alrededores era salada. El gobierno de Luis Lacalle Pou advertía que el país estaba a pocos días de quedarse sin agua potable y apuraba obras paliativas para atravesar la peor etapa del déficit hídrico. Una empresa chilena presentó un modelo de “siembra de nubes” para incrementar las lluvias, Argentina ofreció un buque con cisterna para paliar la crisis y Lacalle Pou y Alberto Fernández tuvieron un cruce público por este tema.
Esas noticias parecen haber quedado atrás cuando la lluvia retomó sus valores habituales en los meses siguientes, que permitió que las reservas llegaran a sus niveles normales y que el gobierno derogara la emergencia hídrica que había decretado.
Lo que llovió en agosto representó una vez y media más de lo esperado para todo el mes y los volúmenes registrados no se veían desde comienzos del 2020. La buena noticia que representó el fin de la crisis hídrica tiene una contracara crítica: la posibilidad de inundaciones. “Es un riesgo importante que vamos a tener en estos próximos meses, a partir de septiembre, por la influencia de la fase cálida de El Niño. El mes de octubre tal vez sea el más crítico en cuanto a los eventos de inundación localizada”, advirtió en agosto el meteorólogo Mario Bidegain.
En septiembre ya se registraron inundaciones en Uruguay y hubo evacuados. El departamento de Cerro Largo (al norte del país, en la frontera con Brasil) la semana pasada sufrió las consecuencias de lluvias y tormentas. Unas 370 casas de la capital, Melo, y otras 60 de la ciudad de Río Branco fueron afectadas por el fenómeno climático, informó a La Diaria el intendente José Yurrumendi. Tras las lluvias y tormentas de la semana pasada, unas 200 familias fueron evacuadas.
El productor rural Carlos Ferreira informó al noticiero Telemundo que entre la semana pasada y esta se registró un acumulado de lluvias de 200 milímetros. “Gracias a Dios hay una montonera de agua en estos momentos. Habría que juntarla toda, ¿no? Para que no se desperdicie tanta agua. Porque con el cambio climático no se sabe qué puede pasar en el verano”, dijo el productor.
Sin embargo, lamentó que la sequía que afectó al país afectó a la producción del año, que “disminuyó mucho”.
En el departamento también se creó un comité de emergencia, integrado por el Ejército, la Policía y otros organismos estatales que evalúan la situación en tiempo real. El Ministerio de Defensa, a su vez, recorrió la zona en helicóptero.
Otro departamento afectado por las intensas lluvias fue Durazno, en el centro del país. El río Yi, que atraviesa el departamento, estaba desbordado y en las zonas linderas se registraron inundaciones. Pero miles de familias se quedaron sin agua corriente porque se rompió el sistema de OSE, la empresa estatal encargada del suministro público.
Unas 40.000 personas fueron afectadas por la falta de agua en la capital del departamento y zonas rurales, informó Telemundo. “Tiene una creciente que hace que no sean accesibles las bombas que extraen agua y la hacen llegar a la usina potabilizadora (…) La bomba que estaba funcionando quedó fuera de servicio por un tema eléctrico. Cuando se recurrió a la segunda empezó a tener problemas y también quedó fuera de servicio”, explicó el presidente de la empresa pública, Raúl Montero.
Los habitantes de Durazno llegaban con baldes y bidones hasta las zonas inundadas para abastecerse de agua y llevarla a sus hogares, para utilizarla con fines sanitarios.
OSE apeló a un sistema de bombeo alternativo para paliar la falta de agua y tenía previsto la instalación de una segunda bomba para solucionar el problema. Sobre la medianoche del miércoles, el sistema de bombeo instalado y nuevas cañerías permitieron que el suministro de agua vuelva a la normalidad, informó Radio Yi de Durazno.