Una tenue señal

El Idea Act, que podría darle a Ecuador los mismos beneficios de un tratado de libre comercio, crea un precedente importante que le pone contrapeso al aislacionismo y nacionalismo económico que crece en Estados Unidos y que solo beneficia a China

Al presidente de Estados Unidos Joe Biden le importa poco América Latina. Europa Press/Contacto/Yuri Gripas - Pool via CNP

No es un secreto que al presidente de Estados Unidos Joe Biden le importa poco América Latina, pues dejó en manos de un equipo mediocre en el NSC (Consejo Nacional de Seguridad) la política hacia el continente. Para colmo de males, nombró a su amigo, el ex senador y ahora lobbista Christopher Dodd, de 79 años, para reforzarlo. Si a esto se suma que en el USTR, la agencia a cargo de los tratados de libre comercio, nombró a Katherine Tai, una mujer que detesta el libre comercio -parecido a tener a Iván Velázquez como ministro de Defensa en Colombia-, pues poco podemos esperar de esta administración.

Pero hay unas tenues señales de que el Congreso no quiere dejar a América Latina abandonada y que en Defensa hay un amigo de las democracias en la región. Sorprendentemente, el epicentro de esa luz de esperanza es Ecuador y, creo, mucho se debe a la tenacidad y empuje de su gran embajadora Ivonne Baki. La crisis política, económica y de seguridad en Ecuador es de tal magnitud que ese mensaje sirve mucho (así no cambie de gran manera las cosas), en especial si en la región alguien está poniendo atención. Se ve un camino estratégico a seguir en las relaciones con Estados Unidos.

Hay que empezar por el tema del libre comercio. Ecuador buscó de muchas maneras tener un tratado con Estados Unidos, pero no fue posible. Obvio, China inmediatamente se puso a la orden y firmó un tratado cuyos detalles aún no se conocen del todo. Estados Unidos habla de China, China y China pero cuando llega la hora de actuar, en la región por lo menos, todo se queda en bla, bla, bla.

El senador estadounidense, Bob Menéndez, aseguró que su país apoya la administración de Guillermo Lasso.

No tengo los detalles de cómo ocurrió, pero la semana pasada los líderes del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Menéndez, demócrata, y Jim Ridge, republicano, introdujeron una legislación, el Idea Act, que le permitiría a ese país ser parte del Caribbean Basin Initiative (Tratado para la Cuenca del Caribe), lo que le daría los mismos beneficios de un tratado de libre comercio. Obvio, falta que sea aprobado por las dos cámaras.

Uruguay también hace parte de este paquete, lo que no es fácil, pues este tema se ha complicado incluso con los republicanos, que eran los más grandes defensores del libre comercio. Sin embargo, el mensaje es contundente: si el Gobierno no quiere libre comercio -como el de Biden ha dejado claro- el Congreso tiene mecanismos para impulsar tratados y hacerle frente a la agresividad comercial de China en la región. El mismo hecho de que esta legislación sea bipartidista manda un mensaje muy claro al Gobierno y al continente.

Esta iniciativa abre la puerta a una incluso más agresiva en el futuro y a que los países de América Latina comiencen a pedir pista para hacer parte del USMCA, el tratado de libre comercio de México, Estados Unidos y Canadá. No sería ya una negociación, sino la aceptación de los presidentes de los tres países lo que permitiría crear una región integrada que funcione como una verdadera cadena logística para competir con China en toda la región.

Soñar no cuesta nada, el Idea Act crea un precedente importante que le pone contrapeso al aislacionismo y nacionalismo económico que crece en Estados Unidos y que solo beneficia a China.

A este rayo de sol (sí, un rayito apenas) habría que sumar otro, el acuerdo que se dio entre Ecuador y Estados Unidos para fortalecer las Fuerzas Militares y de policía de nuestro vecino país. Nuevamente el trabajo de la embajadora con un gran amigo, muy conocedor del continente, el subsecretario de Defensa para América Latina, Dan Erikson, logró abrir esa puerta que, hoy más que nunca, es necesaria para Ecuador y para el continente.

Subsecretario de Defensa para América Latina, Dan Erikson

La crisis de seguridad en Ecuador no tiene nombre. Pero si vamos más allá, lo que sucede en el continente es muy preocupante. La mexicanización de América Latina es hoy un gran riesgo para la democracia y Ecuador es quizás el primer paciente en unidad de cuidados intensivos. Este acuerdo debe aprender de los éxitos y los errores del Plan Colombia, debe entender que la tecnología -la inteligencia artificial y los drones especialmente- son hoy más importantes que los helicópteros y la costosa ayuda de las décadas anteriores, debe ser el camino hacia una colaboración que se trasplante a otros países y genere fortaleza institucional y policial con resultados medibles en materia de seguridad.

Los progresistas, que repiten como loros el fracaso de la lucha antidrogas y detestan este tipo de cooperación, no demoran en volver con su cuento desde la tranquilidad de sus escritorios, mientras en la región crecen la inestabilidad y los muertos. No dan soluciones distintas a la legalización, que hoy por hoy es imposible. Mientras tanto, esa cooperación con Ecuador debe ser la pista de aterrizaje para otros países que quieran fortalecer su lucha contra la criminalidad.

Dos anuncios que dan algo de ilusión en medio de ese desorden que hoy es Washington y de ese descuido en el que tienen al continente. Dos senadores firmes contra China muestran un camino, y un subsecretario abre una puerta. En esta lucha por la libertad, la democracia y la libertad de empresa se encuentran amigos donde uno menos lo espera. Ojalá esto sea apenas el comienzo, pero siempre hay que contar con la capacidad de distracción de Estados Unidos, especialmente a las puertas de un proceso electoral. Por ahora debemos agradecer a Ivonne, a Dan, a Bob y a Jim por mantener esa luz de esperanza.