La minería es un sector que aún pisa fuerte en Europa, según datos oficiales de Eurostat, en 2019 había casi 17.000 empresas dedicadas a esta actividad que, en conjunto, daban empleo a 392.000 personas. Estas industrias dependientes de las materias primas en la Unión Europea aportaron 206.000 millones de euros de valor añadido. Y en países como Austria, Finlandia, Grecia, Irlanda, Polonia, Portugal y Suecia solo la minería de metales contribuye en más de un 1% a la producción mundial. De todas maneras la producción europea no cubre la necesidad de recursos naturales necesarios para la transformación tecnológica ‘verde’. El Viejo Continente sigue teniendo una gran dependencia de los metales que provienen de China, para poder cumplir con su transición energética.
La dependencia de la Unión Europea de las importaciones de metales oscila entre el 75% y el 100% dependiendo del metal que se trate. De las 30 materias primas que la UE clasifica como críticas, 19 se importan desde China.
Estos materiales se destinan a la fabricación de muchos productos clave para lo que es el proceso de transición energética. Como por ejemplo, las baterías de los vehículos eléctricos o las que se usan para almacenar la energía de fuentes renovables como el sol y el viento requieren materias primas como el cobalto, litio, grafito y níquel. Otros sectores como el de defensa, el aeroespacial y el de la digitalización, también utilizan estos materiales. En este contexto, los responsables europeos quieran reducir estas dependencias estratégicas. Maroš Šefčovič, vicepresidente de Relaciones Interinstitucionales y Prospectiva, considera que Europa debe “evitar la trampa de la dependencia cuando se trata de materias primas críticas. Porque sin ellas, sencillamente no hay transformación verde y digital”.
Chile posee actualmente el 40% de los depósitos de litio del mundo, teniendo esto en cuenta, se prevé que el uso de litio en Europa aumente en un 3.400% para el año 2050. También China alberga el 45% de las capacidades mundiales de refinado litio. Según el Banco Mundial, Europa importa minerales de más de 160 países del mundo, siendo Brasil, Canadá, Sudáfrica y Estados Unidos los principales exportadores. Podría suceder como con el gas ruso, un problema geopolítico, que en este caso podría llegar a alterar los planes climáticos europeos.
Aunque estos minerales también pueden ser reciclados, la industria considera que esto solamente cubriría el 30 o 40% hasta 2030, algo que no será suficiente para conseguir las existencias para una Economía Circular que funcione.
Como Europa cuenta con sus yacimientos de materias primas clave, impulsar a la producción nacional contribuiría a asegurar las cadenas de valor estratégicas e industriales. Por eso ha puesto en marcha VECTOR, un nuevo proyecto bajo el paraguas Horizonte Europa. Coordinado por el Instituto Helmholtz de Freiberg para la Tecnología de los Recursos (HIF) en el Helmholtz-Zentrum Dresden-Rossendorf (HZDR), están implicados 18 socios de siete países, entre ellos el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España. Todos los participantes trabajan para mejorar la eficiencia de la exploración en Europa desarrollando nuevas tecnologías y modelos de exploración y proporcionando a todas las partes interesadas directrices para un abastecimiento de metales más sostenible.
“Lo importante de esta iniciativa es que pretendemos llevar a cabo una integración de herramientas. Algunas de ellas ya existen, otras se encuentran en distintos niveles de desarrollo”, explica Ramón Carbonell, uno de los investigadores del Geociencias Barcelona del CSIC (GEO3BCN-CSIC. El proyecto Vector cuenta con una financiación de 7,5 millones de euros en los próximos 3 años.
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