En Irán, el régimen empieza a experimentar pequeños pero persistentes desafíos de mujeres que, al compás de su creciente presencia en todas las esferas de la vida social, se resisten a cumplir con los rígidos preceptos impuestos por la Revolución islámica. Progresivamente muchas se animan a desafiar las reglas en materia de vestimenta, aun sabiendo que habrá consecuencias.
El castigo por dejarse ver sin hiyab en público, por ejemplo, puede ser de detención, pena de prisión, multa o latigazos. Pero se convierte en una transgresión más grave aún si el hecho ocurre dentro de las esferas del propio gobierno iraní.
El pasado 11 de febrero, durante el acto de conmemoración de la 43ª Revolución iraní, la presencia de una mujer que no llevaba hiyab mientras tocaba el piano junto a un violinista escandalizó a todos los presentes y la viralización de ese concierto trajo severas consecuencias para el personal de la Embajada de Irán en el Reino Unido.
Un video compartido en Twitter por un iraní residente en Londres dejó en evidencia lo sucedido en el evento oficial y desató un repudio generalizado en las redes, con comentarios que llegaron hasta las altas esferas del gobierno de Irán.
El enojo, además, se acrecentó cuando los usuarios advirtieron que había una nutrida presencia de diplomáticos iraníes. Incluso, el autor del tuit se preguntó qué beneficio le podía aportar al pueblo iraní la presencia de esa mujer en el festejo y desató una catarata de respuestas que también fueron leídas en los despachos del régimen.
En reacción a la noticia y el escándalo que desató, el presidente Ebrahim Raisi tomó una drástica decisión: destituyó al Embajador de Irán en el Reino Unido, Mohsen Baharvand, y ordenó su regreso a Teherán.
Más tarde, el autor del tuit escribió: “Es gratificante que nuestra voz haya sido escuchada en Irán. Por favor, envíen un embajador a Londres que sea pragmático y digno de servir a Irán y de trabajar sólo en beneficio del pueblo iraní.”
La noticia circuló primero en los periódicos favorables al régimen, y algunos afirmaron que formaba parte de una reorganización más amplia del servicio diplomático iraní que estaba llevando a cabo Ebrahim Raisi, que fue elegido el pasado junio y tiene un pensamiento más duro que su antecesor.
Baharvand había sido nombrado por el Ministerio de Asuntos Exteriores antes de las elecciones presidenciales, pero asumió su cargo en Londres en julio, tras el cambio de dirección del departamento. Anteriormente se había desempeñado como subdirector del departamento jurídico de la cancillería de Irán bajo la dirección de Mohammad Javad Zarif, el anterior ministro de Asuntos Exteriores.
La salida de Baharvand del gobierno se produce en un momento crítico de las relaciones británico-iraníes. Irán está a punto de decidir si acepta las condiciones de Washington para que Estados Unidos vuelva al acuerdo nuclear con Irán, incluido el levantamiento de muchas sanciones. Paralelamente a las conversaciones nucleares, Gran Bretaña está tratando de conseguir la liberación de tres ciudadanos británicos-iraníes con doble nacionalidad detenidos en Irán.
Irán se encuentra por lo tanto inmerso en las difíciles negociaciones con las potencias de Occidente para salvar el pacto nuclear de 2015. Volver al acuerdo significaría el levantamiento de las sanciones internacionales pero las condiciones no convencen a Teherán, que en los últimos años ha acelerado su programa atómico bajo la desaprobación, particularmente, de Estados Unidos.
Antes de emitir una respuesta, se espera que el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian, se reúna este lunes con el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, y también se espera que haya sesión especial en el Parlamento iraní el martes para tratar el acuerdo ya que siguen existiendo problemas en torno a las garantías del compromiso a largo plazo de Estados Unidos.
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