El Internet de las Cosas (‘Internet of Things’, acrónimo de IoT) es una de las ramas de las nuevas tecnologías que explica la forma en que se incorpora el internet en la creación de una red entre, por ejemplo, los electrodomésticos de una casa o las herramientas de una fábrica.
Por esto es normal escuchar que cada día crecen más los llamados ‘hogares inteligentes’ que no son otra cosa que un sistema IoT de objetos inteligentes dentro de una casa que funcionan con base en el mando de un dispositivo móvil (teléfono o tablet), así como por comandos de voz del ser humano.
Encender el televisor con ayuda de un asistente virtual o cambiar de música solo con una simple petición son algunas de las actividades que se pueden realizar en medio de un hogar inteligente o monitorear la actividad física a través de un smartwatch.
Según el Departamento de Seguridad Nacional (DSN), el IoT hace que estemos hiperconectados gracias a todos esos dispositivos que detectan información y la comparten a través de Internet.
Esta tecnología también es utilizada fuera del hogar y a nivel macro, como regular suministros como el agua, electricidad o gas bajo demanda; mostrar información del tráfico en tiempo real; conocer hábitos de consumo de los clientes.
El IoT puede ser de gran ayuda para las personas, más allá de hacer su casa inteligente. Algunas de esas ventajas son:
- Ahorro económico: Permiten monitorizar y controlar el funcionamiento de diferentes dispositivos.
- Personalización: La información que reciben los dispositivos les permite ajustarse a las necesidades del usuario y actuar en consecuencia.
- Interacción: Los dispositivos pueden comunicarse entre sí, facilitando el día a día del usuario.
Contrario a lo que se podría creer, con este tipo de tecnologías no se busca que las máquinas tengan el control absoluto del hogar, sino que obedezcan de forma óptima a los deseos del ser humano y sus necesidades. Es decir, no se intenta que la tecnología emocional (robots con emociones) sea el objetivo de los hogares inteligentes, sino que sean un medio para que las personas alcancen un nivel de comodidad, seguridad y conciencia medioambiental superior.
“La tecnología es una parte esencial de la humanidad y lo que hace a los seres humanos únicos es el constante desarrollo de nuevas capacidades tecnológicas”, explicó Kevin Ashton, responsable del Centro de Red Auto ID del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), y quien además también es el inventor del término IoT.
Aunque sus ventajas son varias y podrían expandirse en el futuro próximo, también se han encontrado algunas desventajas del IoT en términos de ciberseguridad, las cuáles son:
- Pérdida de privacidad: Los dispositivos IoT almacenan mucha información personal; si esos datos son vulnerados la privacidad quedaría expuesta.
- Seguridad: La principal vulnerabilidad de este tipo de dispositivos es la falta de medidas de seguridad que los protejan de accesos no autorizados.
- Pérdida de control: Si alguien accede a los dispositivos podría utilizarlos, provocando un mal funcionamiento o realizando actividades ilícitas con ellos.
Y es que la tecnología ha avanzado tan rápido que hasta ahora no se encuentran definidos los requisitos mínimos de seguridad que deben cumplir los fabricantes de dichos equipos, por ello, la información que almacenen puede ser utilizada para generar patrones de conducta o consumo, pero también puede ser captada por ciberdelincuentes, si no se siguen las medidas de seguridad adecuadas.
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