El fulminante amor de Noor y Hussein de Jordania: intrigas palaciegas, intentos de asesinato y una boda que duró 5 minutos

El 15 de junio de 1978, la plebeya norteamericana se casaba en una ceremonia exprés con el rey en Amán. El monarca, que había tenido tres esposas y ocho hijos, quedó impactado por su belleza e inteligencia. Ella dejó todo por amor y se convirtió en la Grace Kelly del mundo árabe

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Su  nombre es Elizabeth Najeeb Halaby. Nació en el seno de una familia con raíces en Inglaterra, Escocia, Suecia y Siria el 23 de agosto de 1951 en la ciudad de Washington (Tom Stoddart/ Getty Images)
Su nombre es Elizabeth Najeeb Halaby. Nació en el seno de una familia con raíces en Inglaterra, Escocia, Suecia y Siria el 23 de agosto de 1951 en la ciudad de Washington (Tom Stoddart/ Getty Images)

En el aeropuerto internacional de Ammán todo parece bajo control, sin embargo se respira eso llamado “tensa calma”. El rey Hussein espera la llegada del primer Jumbo de las líneas jornadas. Saluda a los empleados, escucha a los funcionarios y pide que lo dejen solo. Se acerca a una ventana, mira sin mirar, recuerda sin olvidar.

Una noche de febrero de 1977, en ese mismo lugar esperó a Alia su tercera esposa. No la volvería a abrazar. Su helicóptero se estrelló en medio de una tormenta de arena en el desierto, y él volvió a comprobar que ser humano y sentir dolor es la misma cosa. Lo supo cuando a los 16 años presenció el asesinato de su abuelo, lo respiró cuando a los 17 lo ungieron rey luego de que su padre fuera apartado del trono por sufrir esquizofrenia. En los 25 años que llevaba de monarca había sobrevivido a emboscadas en tiroteos, intrigas palaciegas y dos intentos de envenenamiento. Se casó enamorado de su primera esposa, pero luego de un año y medio se separó; de su segunda esposa se divorció luego de once años, cuando conoció a la bella Alia. Ahora ella estaba muerta. y él, en sus plegarias, ya no le pedía a Alá felicidad, sino un poco menos de dolor. En eso pensaba y cavilaba cuando el primer avión de las líneas jordanas aterrizó en el aeropuerto. No sabía que en ese vuelo sus plegarias serían atendidas.

Hussein nació el 14 de noviembre de 1935. Antes de conocer a Noor tuvo ocho hijos con tres esposas (Michael Ward/ Getty Images)
Hussein nació el 14 de noviembre de 1935. Antes de conocer a Noor tuvo ocho hijos con tres esposas (Michael Ward/ Getty Images)

Lisa Halaby abordó el avión que la llevaría a Jordania con un solo objetivo: agradar a su padre. Najeeb Halaby no la había tenido fácil en una sociedad como la estadounidense donde los sueños de los WASP (blanco, anglosajón y protestante) iban por ascensor y los de los demás por palo enjabonado. Soportando chistes sobre su apellido y origen sirio, Halaby había avanzado en la administración Kennedy hasta lograr estar a cargo de la aviación federal, luego pasó a ser director ejecutivo de Pan Am. Ahora le había encomendado a ella, arquitecta recibida en Princeton, la tarea de dirigir el departamento de planificación y diseño de la compañía aérea Arab Air Service, que comenzaría a operar en Jordania.

El mismo año que Hussein accedía a uno de los tronos más peligrosos del mundo, en Washington nacía Lisa. Mientras Hussein reinaba, Lisa crecía. Inteligente, se recibió con honores, pero no vivía en una burbuja de libros y privilegios de clase. En plena guerra de Vietnam, marchaba por la paz, y sus compañeros la veían por el campus con una cinta negra en su ropa en señal de protesta. Jamás pasaba desapercibida, y no solo por su belleza, es que en un mundo de varones ella integraba la primera promoción de mujeres universitarias.

Noor fue una de las primeras plebeyas que, casadas con un royal, venía con una buena formación académica y una vida como mujer autónoma (Bettmann)
Noor fue una de las primeras plebeyas que, casadas con un royal, venía con una buena formación académica y una vida como mujer autónoma (Bettmann)

Lisa tenía cuatro años cuando su padre le contó que sus ancestros estaban en Siria. Quizá por eso al terminar la universidad, en vez de viajar a Europa, eligió pasar una temporada en Australia y otra en Teherán. Fue en Irán, en una noche de esas que parecen sacadas de un cuento de Las mil y una noches, que un conocido le leyó la fortuna en la borra del café: “Volverás a Arabia y te casarás con alguien de alta cuna, un aristócrata de la tierra de tus ancestros”.

Al llegar a Ammán, Lisa bajó con toda la comitiva. La mirada del rey se posó en esa mujer de 26 años dueña de una belleza clásica, elegante pero no aburrida. Lisa quedó impactada con ese hombre poderoso, atractivo, dueño de una conversación única y una inteligencia evidente. Los encuentros “casuales” se sucedieron. Tiempo después Lisa sabría que Hussein le había dado una ayudita a Cupido ordenándole a sus secretarios que le sumaran reuniones. De las reuniones por trabajo, el rey pasó a los encuentros personales. La invitó a cenar al palacio, mientras escuchaba historias de la cultura jordana, Lisa se dio cuenta que estaba enamorada.

El nombre Noor al Hussein se lo dio el rey cuando se casaron y ella se convirtió al islam. En la boda fue obligada a usar zapatos planos, porque era más alta que su futuro marido. Durante la ceremonia, Noor era la única mujer presente (Genevieve Chauvel/ Sygma/ Sygma vía Getty Images)
El nombre Noor al Hussein se lo dio el rey cuando se casaron y ella se convirtió al islam. En la boda fue obligada a usar zapatos planos, porque era más alta que su futuro marido. Durante la ceremonia, Noor era la única mujer presente (Genevieve Chauvel/ Sygma/ Sygma vía Getty Images)

El corazón de Lisa decía “sí”, pero su cabeza preguntaba “¿Estás segura?”. Es que Hussein era padre de ocho hijos de sus matrimonios anteriores. Además era el monarca de un país ubicado en el polvorín del mundo. Ese pedazo de paraíso o infierno integrado por Israel, los territorios palestinos, Irak, El Líbano, Siria y Arabia Saudí. Un lugar que fue cuna de las grandes civilizaciones pero que en los últimos siglos vivía atravesado por guerras internas, externas y eternas. Un sitio donde los ojos quedan rotos de mirar la realidad, donde todos conocen la palabra amor pero parecen expertos en ejercer la palabra odio.

Lisa no se inmutó y le dio el sí al monarca. Su padre le advirtió que no sería fácil. Ella le respondió que no se preocupara. Fue deseo, pero no realidad.

El 15 de junio de 1978 se casaron. No fue una boda de cuento transmitida a todo el mundo sino una ceremonia que duró cinco minutos en el palacio de Zahran (Bettmann)
El 15 de junio de 1978 se casaron. No fue una boda de cuento transmitida a todo el mundo sino una ceremonia que duró cinco minutos en el palacio de Zahran (Bettmann)

La primera prueba fue cuando se supo que el rey se casaría con una estadounidense, y un rumor enseguida se instaló. Era una maniobra de la CIA para desestabilizar al país. El otro escollo era la religión protestante de la novia que debió convertirse de un día para el otro al islam. Otro pequeño problema resultó grande. La novia era cinco centímetros más alta que el rey, así que adiós a los zapatos con plataforma.

El 15 de junio de 1978 se casaron. No fue una boda de cuento transmitida a todo el mundo sino una ceremonia que duró cinco minutos en el palacio de Zahran, donde la única mujer presente era la novia. Es que luego de haber pasado por tres bodas, el rey no quería tanta parafernalia. Lisa abandonó su país y su religión, también su nombre. A partir de ese momento fue llamada Noor al Hussein que en árabe significa Luz de Hussein.

Noor y Hussein tuvieron cuatro hijos, Hamzah, Hashim, Iman y Raiyah  (David Hume Kennerly/ Getty Images)
Noor y Hussein tuvieron cuatro hijos, Hamzah, Hashim, Iman y Raiyah (David Hume Kennerly/ Getty Images)

Los choques culturales no tardaron en llegar. Para la boda la novia quería un diseño hippie chic a tono con su estilo y el de la época. Pidió un diseño de Yves Saint Laurent, pero le encargaron otro de Dior, contrario a su deseo. Si intentaba introducir cambios en el vestuario de su marido, como una camisa estampada o una corbata de diseño, esas prendas desaparecían de forma misteriosa de su armario. Sus movimientos comenzaron a ser seguidos por guardaespaldas pero también por fotógrafos que la retrataban en la avenue Montaigne, de París, mientras visitaba las boutiques de Chanel o Dior. Los rumores de infidelidades mutuas también eran constantes. Para muchos Lisa simplemente había caído en la famosa maldición árabe “ojalá te enamores”.

En el mundo se hablaba de una nueva Grace Kelly, pero quizá se tendría que haber hablado de una nueva reina Victoria, la monarca británica que tuvo nueve hijos. Lisa se hizo cargo de los ocho hijos que su marido había tenido con sus tres esposas anteriores. Los primeros cinco conservaban a su mamá, pero Haya, Ali y Abir la habían perdido y ella se encargó de darles una familia y aliviarles la tristeza de crecer sin su madre. A los ocho descendientes de su marido le sumaron los propios. Entre 1980 y 1986 fueron padres de cuatro más: el príncipe Hamzah, el príncipe Hashim, la princesa Iman y la princesa Raiyah.

La reina Noor en la playa de Aqaba beach con sus hijas, la princesas Iman y Raiyah (Tom Stoddart/ Hulton Archive/ Getty Images)
La reina Noor en la playa de Aqaba beach con sus hijas, la princesas Iman y Raiyah (Tom Stoddart/ Hulton Archive/ Getty Images)

Aunque el rey amaba a su esposa y a sus hijos, sus obligaciones y las largas giras para restaurar la imagen internacional de su país hacían que permaneciera mucho tiempo lejos de su familia. Cuando Noor sufrió un aborto en el quinto mes de su primer embarazo, Hussein no estuvo con ella porque se encontraba inmerso en una conferencia internacional. Según relató la revista Vanity Fair “al terminar, se reunió con ella en una excursión de esquí en Austria en la que, sin embargo, eludieron el tema durante varios días. Cuando por fin Noor no pudo más, se enfadó con su marido y dejó de fingir que el aborto no había tenido lugar. ‘Bueno, este viaje también ha sido difícil para mí', fue su respuesta. ‘La última vez que estuve en los Alpes sobre un trineo fue en Saint Moritz en compañía del sha y la shahbanou de Irán, y ahora han sido expulsados de su país’”.

Las primeras citas fueron sobre la motocicleta del Rey, único lugar en el que podían tener un poco de privacidad, según contó Noor (David Levenson/Getty Images)
Las primeras citas fueron sobre la motocicleta del Rey, único lugar en el que podían tener un poco de privacidad, según contó Noor (David Levenson/Getty Images)

Más allá de su rol de madre, Noor siempre se preocupó y ocupó de romper la mala imagen y los estereotipos que occidente mantiene sobre los países árabes. “Los medios de comunicación presentaban indefectiblemente a los árabes como unos terroristas o unos derrochadores de petrodólares, como fanáticos religiosos o seres primitivos. Hasta en la primera escena de Aladín, un pequeño niño beduino en medio de un desierto de dibujos animados canta alegremente ‘Ah, vengo de una tierra donde te cortan las orejas si no les gusta tu cara’. ¡Es una barbaridad! Pero bueno, es mi hogar”, explicaba Noor con conocimiento de causa.

Pese a los rumores, las críticas y los prejuicios, Noor y Hussein se mostraban unidos y enamorados. “Mi vida ha sido un cúmulo de tragedias. Ella me ha dado una fuerza y una felicidad que no creía posible volver a encontrar” aseguraba el rey.

Esa vida feliz se trastocó cuando Hussein fue diagnosticado con cáncer. En 1998 se trasladó a Estados Unidos para ser tratado de un linfoma. Estuvo seis meses. Al volver a su país, un millón de jordanos salieron a la calle a darle la bienvenida. El 2 de febrero de 1999, volvió a Estados Unidos para someterse a un trasplante de médula ósea, pero tras el fracaso de la operación, tres días después, regresó a su país para morir.

Con este saco inspirado en los cuadros del pintor Piet Mondrian que pertenecía a la famosa colección de otoño/invierno de 1965 del diseñador Yves Saint Laurent, deslumbró en la recepción de la reina Isabel II de Inglaterra en Ammán a mediados de los ochenta (Anwar Hussein/Getty Images)
Con este saco inspirado en los cuadros del pintor Piet Mondrian que pertenecía a la famosa colección de otoño/invierno de 1965 del diseñador Yves Saint Laurent, deslumbró en la recepción de la reina Isabel II de Inglaterra en Ammán a mediados de los ochenta (Anwar Hussein/Getty Images)

Al funeral asistieron personalidades como el rey Juan Carlos I, Gerald Ford, Jimmy Carter, Bill Clinton y George Bush. Durante meses se celebraron actos en homenaje al rey fallecido, tanto en Amaán como en Londres. Noor quedaba viuda con doce hijos entre los que se erigiría el próximo rey del país.

Se esperaba que el elegido fuera Hamzah, el hijo mayor de Noor, o Hassan, un hermano de Hussein, pero el elegido fue Abdalá, el hijo que había tenido con la princesa Muna, su segunda esposa. “Apoyé plenamente su decisión”, escribió Noor. “Contrariamente a lo que afirmaban los rumores mediáticos –que yo había estado presionando a Hussein para que nombrase sucesor a Hamzah– yo siempre había defendido que Hamzah debía tener la oportunidad de ir a la universidad y de desarrollar sus facultades e intereses intelectuales”.

Pese a los rumores, las críticas y los prejuicios, Noor y Hussein se mostraban unidos y enamorados. “Mi vida ha sido un cúmulo de tragedias. Ella me ha dado una fuerza y una felicidad que no creía posible volver a encontrar” aseguraba el rey (James Andanson/ Sygma vía Getty Images)
Pese a los rumores, las críticas y los prejuicios, Noor y Hussein se mostraban unidos y enamorados. “Mi vida ha sido un cúmulo de tragedias. Ella me ha dado una fuerza y una felicidad que no creía posible volver a encontrar” aseguraba el rey (James Andanson/ Sygma vía Getty Images)

Acosada por las intrigas palaciegas, con una nueva reina, Rania de Jordania, que no quería competencia ni siquiera una mínima sombra, Noor decidió dejar su patria adoptiva y regresar a Estados Unidos.

Desde entonces reparte sus días entre su país natal, estancias en Europa y alguna visita a Jordania cuando se lo piden por una causa benéfica. Esta presente en instituciones como Colegios del Mundo Unidos (la institución que se hizo famosa porque irán las hijas de Máxima y de los reyes españoles), la fundación rey Hussein, que preside, la Sociedad Jordana para la Conservación de la Naturaleza o Global Zero. También se la ha visto en una gala contra el sida en Nueva York, con el cantante Bono, o con la actriz Meg Ryan en Cannes en un acto contra las armas nucleares, es decir, eventos que mezclan glamour con humanismo, pero jamás clases sociales.

Noor fue llamada "la Grace Kelly de Jordania". Ambas dejaron atrás su trabajo, su familia y sus amigos por amor y fueron íconos de estilo (Dusko Despotovic/ Corbis vía Getty Images)
Noor fue llamada "la Grace Kelly de Jordania". Ambas dejaron atrás su trabajo, su familia y sus amigos por amor y fueron íconos de estilo (Dusko Despotovic/ Corbis vía Getty Images)

Cada vez que aparece Noor impacta con sus pañuelos de seda al cuello, túnicas con pequeños ribetes en plata y sus joyas de infinidad de colores. Un estilo que mezcla el mundo árabe y el occidental. Ese que descubrió cuando se enamoró de un árabe, y en su caso no se cumplió la maldición.

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