Con la propagación del COVID-19 en el mundo, las empresas y laboratorios dedicados a la biotecnología se sumergieron de lleno en la creación de una vacuna efectiva contra la nueva cepa de coronavirus. Respecto a la interacción bursátil conforme a los avances que suponen los grandes industriales del ramo, las acciones de los principales proveedores de este tipo de insumos se dispararon.
Es en este contexto donde la venta de sus acciones generó ganancias millonarias a los ejecutivos de dichas compañías; sin embargo, existe el caso excepcional de Uğur Şahin, director ejecutivo de BioNTech, ya que de acuerdo con la Comisión de Bolsa y Valores, no ha vendido ni una sola de las acciones de su compañía que ha jugado un papel relevante en el combate al SARS-CoV-2.
Şahin, además de ser uno de los científicos detrás de la primera vacuna contra el COVID-19 autorizada en EEUU, emprendió la tarea titánica de inmunizar al mundo de esta enfermedad junto con la farmacéutica Pfizer, lo cual ha permitido una rápida distribución del inoculante en prácticamente todas las latitudes del planeta.
La determinación de Şahin por no vender sus acciones ha tenido diversos efectos; sin embargo, como individuo sobresale del resto de los empleados de la farmacéutica, científicos y empresarios que optaron por la venta de sus acciones ante la creciente posibilidad de negocio que esto implica.
Esta decisión se entiende mejor si se toma en cuenta el estilo de vida que lleva el científico. De acuerdo con una nota de Forbes, Şahin es “un director ejecutivo que vive en un apartamento modesto en la ciudad alemana de Mainz, va en bicicleta al trabajo y no tiene automóvil”. También se distingue por ser profesor de oncología en el Centro Médico Universitario de Mainz, quien ha manifestado que su mayor interés es la ciencia y los pacientes.
El desarrollo que ha tenido en el mundo de los negocios no atiende a una especialidad o algún interés ávido en la generación de dinero, ya que aprendió los aspectos comerciales de la biotecnología en videos de internet y leyendo el libro “Business Plans for Dummies” (Planes de Negocios para Tontos).
Cabe destacar que desde enero del año pasado, él y BioNTech se dieron a la tarea de crear la primera vacuna efectiva contra el SARS-CoV-2, después se asoció con el gigante farmacéutico de EEUU y, de este modo, tener la capacidad de suministrar al mundo las miles de millones de vacunas.
Las ventajas en el mercado de valores para la empresa de Uğur Şahin han sido diametrales a partir de la creación de la vacuna Pfizer/BioNTech. En 2019, antes de la emergencia sanitaria, BioNTech recibió una valuación en Wall Street para cotizar en Nasdaq de USD 3,400 millones; sin embargo, después de la creación del inoculante la empresa está valorada en USD 37,000 millones, lo que representa un incremento del 900 por ciento.
Para 2021 BioNTech espera obtener USD 11,500 millones en ingresos por la consolidación de acuerdos para la vacuna. Por su cuenta, Şahin tiene una participación en BioNTech con un valor de USD 6,100 millones.
De acuerdo con las declaraciones de la Comisión de Bolsa y Valores en febrero y marzo de este año, el oncólogo controla el 17% de las acciones de BioNTech a través de Medine GmbH, una sociedad de responsabilidad limitada de la que es propietario. Asimismo, se confirmó que desde febrero de 2020 no se han vendido acciones de BioNTech.
El Wall Street Journal informó que desde el año pasado, líderes empresariales de firmas como Moderna, Pfizer y Novavax tuvieron ganancias bursátiles relacionadas al entusiasmo de los inversores por cantidades que rondan los USD 500 millones en acciones. Dichas ganancias se presume que continuarán en 2021 gracias al éxito de la vacunación.
Stephane Bancel, director ejecutivo de Moderna, ha vendido más de USD 150 millones en acciones de la compañía desde el inicio de la pandemia. Tal Zaks, director médico de esa misma empresa, hizo lo mismo y vendió más de USD 100 millones en acciones.
En contraste, Uğur Şahin no ha vendido ni una sola de las acciones de BioNTech en el último año y medio a pesar de que el bloqueo posterior que tenía a la OPV (Oferta Pública de Venta) de sus acciones expiró en vísperas del inicio de la crisis sanitaria.
Finalmente, una declaración del científico dirigida a un grupo de inversores permite vislumbrar cuál es su visión en materia de innovación para BioNTech.
“Nuestra forma de desarrollar nuestras tecnologías no se basa en la idea de un perro de un solo truco. Más bien, nuestro objetivo desde el principio fue construir un enfoque industrial novedoso para productos farmacéuticos de precisión que pueda abordar las necesidades médicas en múltiples áreas de enfermedades”, recogió Forbes en una reciente publicación.
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