Una escultura de concreto rosa fue colocada la semana pasada en un museo al aire libre en el estado de Pernambuco en Brasil. “Diva”, es una obra con forma de vulva gigante de Juliana Notari que despertó polémica entre conservadores e izquierdistas del país. El tema llegó a los medios internacionales que se hicieron eco de la polémica en la nación sudamericana. Uno de los que lo remarcó fue la cadena norteamericana NBC News.
La artista forma parte de la segunda edición del Proyecto de Residencia Artísticas realizado por la Museo de Arte Moderno Aloisio Magallanes (MAMAM) y Usina de Arte. Inició la obra en enero de 2019 y tardó 11 meses en ser terminada por el aislamiento obligatorio por la actual pandemia de coronavirus.
Notari destacó que la estructura representa una vulva, pero al mismo tiempo hace referencia a una herida perpetrada entre la naturaleza y la cultura en una “sociedad falocéntrica y antropocéntrica”.
Las redes sociales se encendieron con comentarios a favor y en contra de “Diva”. Incluso, el gurú político del presidente brasileño Jair Bolsonaro, Olavo de Carvalho, criticó la obra y propuso que se creara una estructura con forma de pene gigante también.
Sin embargo, esto responde también a una constante crítica de parte del presidente de ese país en contra del arte que considera de izquierda, entre el que se encuentran las obras feministas y de la comunidad LGBTQ+.
En el otro extremo, voces como la de la escritora Cida Pedrosa celebraron el acercamiento de la artista a estas discusiones. “Diva es simplemente hermosa y urgente. Esta obra y su creadora están siendo atacadas por la saña machista y patriarcal, que existe aquí y mundo aparte”, señaló antes de dedicarle un poema de su autoría titulado Khady Khad.
“Diva” es una obra hecha a mano cuya construcción estuvo dirigida por el ingeniero Roberto Gatis, informó la artista en su cuenta de Facebook. Explicó que para realizarla no fue posible utilizar una excavadora porque esta no permitiría tallar los relieves precisos que necesitaba la estructura.
“Fueron más de 40 manos para hacer amanecer a Diva, más de veinte hombres trabajando en un esfuerzo hercúleo bajo el sol a pasador, en medio de mucha música y chiste”, destacó.
La vulva/herida de Notari mide 33 metros de alto, por 16 de ancho y seis metros de profundidad. Toda esta hecha recubierta por concreto arma y resina.
En palabras de su creadora este arte se usa “para dialogar con cuestiones que remiten la problematización de género desde una perspectiva femenina aliada a una cosmovisión que cuestiona la relación entre la naturaleza y la cultura en nuestra sociedad occidental falocéntrica y antropocéntrica”.
La artista resaltó también que la obra es fruto de la resistencia artística y que estos temas se han vuelto cada día más urgentes. “Después de todo, será a través del cambio de perspectiva de nuestra relación entre humanos y entre humanos y inhumanos (...) lo que permitirá que vivamos más tiempo en este planeta y en una sociedad menos desigual y catastrófica”, señaló.
Agradeció al MAMAM por ser fungir como un puente de enlace entre la voces generadoras de la historia y las conversaciones transformadoras de una sociedad democrática y evolutiva.
La primera edición de este proyecto tuvo lugar en 2017 y contó con la participación de cuatro artistas Márcio Almeida, Marcelo Silveira, Paulo Bruscky y Paulo Meira. Pero fue en 2018 que el museo decidió abordar discusiones enfocadas en la equidad de género y dar espacio a artistas mujeres y de la comunidad LGBTQ+.
“La obra desarrollada en la Residencia, un Land art, titulado Diva, trajo amplios debates sobre las cuestiones femeninas, objeto de larga y profunda investigación de la artista”, destacaron sobre la estructura.
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